A los pies de la cama de mi viejo
Sentado a los pies de la cama de mi viejo
contemplo su cuerpo desnudo y dormido.
Está bien, papá, ya han pasado muchos años
y es bueno que duermas un poco.
A través de la ventana se escucha el ladrido de un
perro.
Me cruzo de brazos en la penumbra de la habitación
y detengo mis ojos en la figura del campeón del
mundo:
De pie, señores, un poco de respeto para los hombres
como mi viejo
que doblegaron sus vidas en trabajos miserables.
No todos podemos zafar de la agonía de la época.
Y así
en este momento
a los pies de la cama de mi viejo
yo también prefiero morir antes que envejecer.
contemplo su cuerpo desnudo y dormido.
Está bien, papá, ya han pasado muchos años
y es bueno que duermas un poco.
A través de la ventana se escucha el ladrido de un
perro.
Me cruzo de brazos en la penumbra de la habitación
y detengo mis ojos en la figura del campeón del
mundo:
De pie, señores, un poco de respeto para los hombres
como mi viejo
que doblegaron sus vidas en trabajos miserables.
No todos podemos zafar de la agonía de la época.
Y así
en este momento
a los pies de la cama de mi viejo
yo también prefiero morir antes que envejecer.
Sin llaves y a oscuras
Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro,
la basura en la mano.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.
Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro,
la basura en la mano.
Un plástico transparente
Abrí la puerta y te estabas bañando.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas,
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón.
Me llamaste, acercaste la cara
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante.
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.
Sin embargo, de a poco,
le fuimos ganado terreno al río:
días interminables en los que el caos
tomaba tu forma para envolverme mejor.
Fabián Casas
Buenos Aires, 1965, es un escritor argentino. Poeta, narrador, ensayista y periodista, es una de las figuras destacadas de la llamada «generación del '90» en la Argentina. Estudió Filosofía y comenzó a trabajar como periodista en el diario Clarín, a comienzos de los '90. Fue también editor del diario deportivo Olé. Se desempeñó en la revista deportiva El Gráfico y luego pasó a ser subeditor general y editor general del semanario El Federal. Su carrera literaria se inició también a comienzos de la última década del siglo XX, con la fundación de la revista de poesía 18 Whiskys, junto con otros poetas de su generación.
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