TRADUCTOR

miércoles, 29 de junio de 2011

IBARRECHEA: JOHNY, DE RINCON AL FONDO

Johnatan F. fue finalmente detenido bajo el cielo del mes de Agosto, cerca del rio Suquía y cuando levantó la vista y alzó las manos, alcanzó a ver algunas borrosas imágenes del Barrio San Vicente. Le temblaban las piernas sudorosas cuando agachó la cabeza para entrar al patrullero y en todo el trayecto solo observó el logotipo de la marca del vehículo policial impreso en la alfombra de goma que cubría el piso.

Después, cuando era juzgado en la Sala, a pocos metros del salón de los pasos perdidos, el Tribunal le recordaba sus antecedentes delictivos que, desde temprana edad, había cometido y por los cuales la policía de la provincia, lo procuró intensamente durante varios años.

Mientras duró el proceso, Johny no levantó la vista del suelo, como buscando en los mosaicos de granito, una figura para tatuarse en el cuerpo.

Sentía sí, la presión de las manos de los policías en su brazos esposados y al final, solo atinó en el desórden que se produce al escuchar la sentencia, a buscar de reojo entre la concurrencia, la presencia de algún familiar, algún vecino, algún amigo.

El llanto de su hermana mayor, fue lo que oyó nítidamente y reconoció.
La buscó con la mirada que empleaba para seguir la trayectoria de la mira y el guión de sus armas y la vió yéndose por la inmensa y pesada puerta del Juzgado.

Johny, recordaría que muchos años antes, su hermana entraba corriendo al rancho donde vivían y gritaba.
- Mamá, mamá, miralo al Yoni, miralo al Yoni, que se está echando mocos!
La madre, al correr la cortina, alcanzó a verlo destruyendo a pedradas el alumbrado publico.
La paliza fue tan grande, que con sólo siete años se escapó y nadie supo más de él.

Aquel recuerdo de su primer gran castigo, se fué diluyendo a medida que, a sus espaldas, se cerraban las puertas de la cárcel de Bouwer.

Johny, de la calle Rincón al fondo, esbozó una sonrisa de agradecimiento, cuando le alcanzaron un cigarrillo.

Ibarrechea

miércoles, 15 de junio de 2011

IBARRECHEA: ADIOSES

Antes, te conté que mi corazoncito latía así: Taca taca clic clic.
Un poco por mis escritos en mi vieja Olivetti. (taca taca)
Otro poco por esas fotos guardadas. (clic clic)

A ver ahora si recuerdo algunos nombres que jugaban en el equipo de Sesenta Palabras por Minuto.
Olivetti, Olympia, Lexicom, Remington, Hammond, Hermes, Sholes & Gidden, Oliver, Royal, Adler, Smith y Godrey & Boyce.

A los hinchas y barra bravas de este equipo, se los llamaba Mecanógrafos.

La mujer más linda del mundo también escribía sesenta palabras por minuto.

Yo, para escribir, ponía el papel por las guías que estaban dispuestas a tal fin por el carretel de caucho, giraba las perillas y el papel aparecía con cara de yo no fuí.

Yo, lo alineaba, apretaba la tecla espaciadora y empezaba así.


      Muy señora mía.
      Hace usted muy mal, señora de los ojos color setiembre, en disfrutar del martirio inmenso en que
      somete a mi almita enamorada.
      La sabia naturaleza, no la adornó a usted, como la mujer más linda del mundo, para que se convierta
      en un instrumento que me cause extraños e incomprensibles suplicios.
      No me tiene usted en cuenta, a pesar que la admiro y además con sus ingratos y crueles desdenes, ni
      siquiera le interesa mi dolor.
      No sabe usted, señora de los ojos color setiembre, de sus triunfos por predilecta y hermosa y por ser
      la reina absoluta de mis afectos, que ellos se rinden como vasallos sumisos ante su belleza.
      No sabe usted, señora de los ojos color setiembre, que en cada uno de sus triunfos con su cetro de
      reina, deshace los sueños que germinan al calor de su mirada en mi alma, que, en silencio, le da a usted,
      todo, pero todo mi cariño.
      Señora de los ojos color setiembre, si quiere alfombrar su paso con estas letras que ahora le regalo.
      Si quiere por corona en su cabeza esta prosa, si le halagan los aromas de la eterna adoración de este
      esclavo suyo, no olvide, que debe despejarse de esa crueldad soberana conque usted me trata.
                                                                                   suyo, J.A. Ibarrechea

Yo, usaba el Liquid Paper por algunos errores en la escritura y jabón blanco para lavarme las manos después de cambiar las cintas del carretel.
Que a veces eran de color negro, a veces de colores rojo y negro.

Las máquinas de escribir tenían un armazón, carro. cinta, carretel, espaciador, fijador, palancas, teclas y sueños, muchos sueños.

Han cerrado la última fábrica  que quedaba en el mundo.

Se me escapa una lágrima, se me moja el multimedia KB-2200 y se va a caer el sistema.
Mi corazoncito sigue latiendo así: taca taca, clic clic.

Gracias por todo.

Ibarrechea

martes, 14 de junio de 2011

MARÍA G. SILVA PIRES: MADRUGADAS

Nas madrugadas profundas
me encho de amor pelo infinito
e só agora compreendo...
que minhas mäos foram modeladas para conter-te,
trazer duas taças cheias e macias...
que elas sustentam trêmulas,
e erguem aos meus lábios sedentos...
Elas te servem a minha ansiedade
e aos meus desejos,
como um vinho de doçura
e delícias de indescritível sabor,
que meus lábios väo sorvendo
entre beijos e carícias de amor.
Na serena manhä que aconchega,
o orvalho já se faz presente
na relva macia.
Na doce paz de um ninho perfumado,
quero-te junto ao meu peito amante que...
Diz que näo se desfaz um sonho da noite para o dia
e nem todos os sonhos foram feitos
para serem desfeitos.

Maria Geovani Silva Pires

lunes, 13 de junio de 2011

IBARRECHEA: INVENTARIO

Sarmiento
Una vez.
Me llamaron de la Intendencia de un  pequeño pueblo de mi Provincia, para preguntarme si aceptaba la Presidencia de la Comisión Pro plaza a Sarmiento. Dije que sí.
Sarmiento tiene, en ése pueblo, su plazoleta al lado de la Terminal de ómnibus.
No se a quién se le ocurrió después, poner nuestros nombres en una placa en el pedestal del maestro inmortal. La última vez que fuí a ver aquel pueblo, fui a la plazoleta, estaba linda, con el pasto cortado y llena de flores, pero a Sarmiento, manos anónimas lo habían pintado de verde y con los labios rojos.
El río se desplaza mansamente, cien metros mas allá.

El último hombre en la tierra
Una vez.
Escribí un libro que se llama "El último hombre en la tierra", trata sobre un mercenario que acepta ésa forma de vida porque sabe que tiene una enfermedad terminal.
Que levante la mano el ladrón que se llevó la computadora con el disco donde estaban grabadas las trescientos diescisiete páginas de acción y amor.
Por suerte, la copia impresa, está a resguardo, acechando a que el tiempo pase.
Cuando se edite, me dijo un amigo, hará furor.
Las nubes cambian de forma suavemente, sobre mi cabeza.

Música
Una vez.
Conducía lentamente el interno seiscientos treinta y cuatro de la Línea ciento treinta y tres, desde Villa Martelli, hasta Constitución y Barracas.
"...Buen día señores pasajeros, con el permiso del chofer voy a hacerles entrega de un espectacular peine marca Pantera de cuarenta y dos dientes, de un plástico especial reforzado y antibacteriano que ayuda a combatir la caspa, este peine viene acompañado por una serie de cinco peines más, de distintos tamaños y medidas, que son de uso corriente en todas las peluquerías, o sea señores pasajeros, ustedes se llevarán estos seis peines a tan sólo cinco pesos, cinco pesos es prácticamente un regalo como verán, ya voy señor, y les estoy ofreciendo un producto de altísima calidad y que puede llevar en el bolsillo del caballero ó en la cartera de la dama, que no va a molestar."
Una señora me dijo al bajar por la puerta delantera, en Puente Saavedra, "Gracias por la música."

Un cacho de cultura
Una vez.
Se me ocurrió una idea brillante, hacer que entre todo el mundo a la Escuela de Aviación Militar y visite el salón de la Cultura, una muestra de Esculturas, Pinturas y Artesanías.
En la misma página, donde citaban todas las salas de arte, estaba " La Vocalía Segunda"
Por los teléfonos a veces se escuchan voces raras,  "Con quién quiere hablar?"

Rodilla
Una vez.
Mandaron un córner con viento a favor, yo jugaba de arquero, salté y atrapé la pelota con mis dos manos y caí al suelo abrazado a ella.
Y sentí un dolor y la sentí a ella que me decía "...no me sueltes más amor, no esta vez."
Si los médicos te dicen que hay que operar, hay que operar.

Amadeo
Una vez.
Mi padre me llevó a Buenos Aires en el Rayo de Sol, comí en el coche comedor, una milanesa con huevos, la soda Dry Canada, se corría por la mesa de aquí para allá mientras mirábamos las lucecitas de los pueblos al pasar. Las cuchetas eran confortables, papá dormía en la cucheta de abajo, yo en la de arriba, al otro día me tomó de la mano entre el gentío y viajamos hasta el monumental, esto no es Núñez, me dijo, aquí termina el barrio de Belgrano.
La gente y los papeles no me dejaban ver bien pero lo ví salir por el túnel, era un gigante de remera color gris con guantes en la mano y una gorra que vendían en la Tienda "La Victoria" Toda la gente gritaba Amadeo!, Amadeo!, Amadeo! y yo también .
En la revista Goles del martes, la remera gris se veía sepia clarita y el pantalón, sepia oscuro.
Los aviones pasan bajito por el Monumental, yo ví a uno salir de la caseta de Radio El Mundo y dibujar su sombra por el área grande que da al rio de la plata.

Subdirector 
Una vez.
Dispuse que había que agilizar el tránsito en la Ciudad de Jerónimo Luis de Cabrera.
Cambiemos las paradas y los recorridos de los ómnibus, dije, audaz y convencido.
Entonces, enojada, la mujer más linda del mundo preguntó quién fué el bolú, al que se le había ocurrido eso, mientras acomodaba sus carpetas entre los brazos y miraba espantada hacia la Plaza España.
A veces necesito un abrazo de los recuerdos... pero en silencio.

Ibarrechea

viernes, 10 de junio de 2011

IBARRECHEA: TODO SOBRE LOS TRENES

Cuando entré a preguntar si había un tren que llevara las cenizas de mi padre a su última morada, los sospechosos de siempre se mostraron sorprendidos.
Con ruidosa parafernalia politiquera, ensayaban torpes respuestas.
Algunos canallas me tiraron pistas falsas.
Tal es así, que quisieron hacerme creer que aquellos trenes que engrandecieron mi Patria, desaparecieron como si fuesen enormes dinosaurios de hierro.
Lo hicieron de un día para otro y sin aviso previo, se fueron de las vías sin dar explicaciones, me argumentaban sin culpas.
Pero que algún día, cuando encuentren las llaves de los portones de los depósitos, les harán sacar la tierra y el óxido acumulado y los expondrán en museos ó plazas de los pueblos, como un medio de transporte de otras épocas.
Lo afirmaban con una sonrisa irónica, ceremoniosa y gentil, bien estudiada para la ocasión y hasta me palmearon la espalda señalándome la salida, mientras sus dedos y lenguas se manchaban con el color del dinero que contaban afanosamente, obtenido por la siniestra venta de los "improductivos Ferrocarriles" a una oscura empresa multinacional.

Creo tener algunas certezas cuando mi padre fue limpiando su escritorio por última vez.
Cuando fue apagando las luces de su oficina.
Cuando dio las dos vueltas de llave en la cerradura.
Y finalmente, cuando cerró el candado de uso obligatorio.
Creo, que tenía la vista nublada y un nudo en la garganta.
Apuesto lo que quieran, a que ése día, el primero de su jubilación, no volvió a su casa en taxi, ni en omnibus.
Para mi, aquel ferroviario ilustrado, puso las manos en los bolsillos, las cerró con fuerzas y se volvió caminando por las vías, haciendo un inventario de los durmientes deteriorados, de los tramos de rieles a renovar y quizás por ahí, frente a una cruz de San Andrés que señala el Pare, Mire, Escuche, Cuidado con los Trenes, se aflojó la corbata.
Mi padre era eso.
Un ferroviario de los de antes.
Una enciclopedia ilustrada tras cuarenta años de servicio, dividida en varios tomos y titulada "Todo Sobre Los Trenes"

Cuando empecé a tener un poco de razón en mi pequeño mundo, aprendí que él era el Capataz de Vía y Obras.
Que tenía una cuadrilla de Peones a su cargo, una "zorra" a tracción humana, primero y una con motor después.
Pero que antes de eso, él había empezado como uno de esos Peones.
En una oportunidad, descubrí traviesamente, sus mamelucos con tufo a fuell oil, guardados por ahí y con estopa en los bolsillos, para que no se olvide de sus orígenes.
Pero lo recuerdo con saco, corbata y gorra.
Siempre con sus puños cerrados y el pequeño diccionario habitando el bolsillo trasero del pantalón.
Supe, mientras crecía, que además fue Revisor, Jefe de Revisores, Que trabajó en Tráfico, que fué Supervisor y finalmente Instructor.
Hasta ése día en que entregó las llaves, bajó por las escaleras, cruzó el andén y empezó a caminar por las vías desiertas.
Tengo plena certeza, que lo hizo con un nudo en a garganta, los ojos llorosos y los puños cerrados.
Apuesto lo que quieran a que, en algún bolsillo del sobretodo, llevaba el pequeño diccionario de hojas viejas, gastadas y sucias, como libreta de almacén y los distintivos clavados en la solapa.
Uno de "La Fraternidad"
Otro, que lo distinguía como "Personal Superior de los Ferrocarriles Argentinos"
Seguramente, ése dolor en el pecho, que debe haber sentido y que no le avisó a nadie, fue el comienzo de una fisura en su corazón.

Alguien me contó algo sobre mi padre, creo que me dijo que cuando entraba al aula a dar instrucción sobre mantenimiento de máquinas y vagones varios, en el pizarrón y con claramente legible, escribía la frase ·"Yo también fui uno de ustedes"
Después repartía los manuales, resúmenes y apuntes que se encargaba de corregir en su casa, por la noche, mientras ecuchaba sus discos de música clásica.
No sabía yo, de aquella obsesión que tenía, de marcar con una "X" con tiza de color amarillo, los vagones que él consideraba que debían ser revisados.
De la asistencia diaria del personal.
De los atrasos de las formaciones, tanto de pasajeros como de carga.
Los pedidios del almacén de repuestos.
Los inventarios del pañol.
Los pedidos de provisiones.
La señalética.
Los cursos a dictar.
Y a esta no la sabía nadie. Era motivo de abandono de hogar, si faltaba un plato de sopa en la mesa de un ferroviario.

Ahora entiendo porqué a mi padre no le gustaban las despedidas.
Una tarde de un día domingo, él viajaba a Buenos Aires y yo lo acompañé hasta la estación, él subió al furgón de cola, cuando el tren ya estaba en marcha.
Lo hizo de un salto.
Abrió la puerta trasera y dejó su valija.
Se asomó nuevamente.
Y levantó las manos para saludarme.
Yo corría por el andén, hasta el final de la plataforma, moqueando.

Al final, cansado, me quedé mirándolo hasta que el tren se hizo chiquitito así.
Como si juntásemos los dedos índice y pulgar, chiquitito así.
La tristeza me invadió tanto, que terminé cerrando las manos con fuerza y después me las guardé en los bolsillos.
Volví a casa silbando bajito y como quién va pateando tarritos.

Creo, con absoluta certeza, que al creador indomable de "Todo Sobre Los Trenes" le debo muchas cosas.
Si me prestan varias manos, no me alcanzarían los dedos para enumerarlas.
Pero voy a nombrar las que considero son mas importantes.
A mi viejo le debo: un abrazo, un beso, un fuerte apretón de manos, un te quiero, un gol.
Si, un gol.
En el lugar donde guardo mis insobornables fantasmitas del recuerdo, hay dos fotos en blanco y negro del equipò de fútbol llamado "Estrella Roja" donde yo jugaba.
Una foto, parados de izquierda a derecha, el técnico y seis pibes como yo, abajo en cuclillas, cinco pibes como yo, que soy el último a la derecha y con las manos sobre la pelota.
Otra foto, de izquierda a derecha, el técnico de brazos cruzados, yo al medio con la pelota bajo el brazo y mi viejo con la copa del campeonato obtenido, casi sobre mi cabeza.
Aquel día le ganamos al "Oncecorazones" y en una oportunidad quité la pelota en la mitad de la cancha, cargué mi almita de adrenalina y empecé a correr hasta el arco contrario, cuando salió a marcarme el arquero, saqué mi mejor puntapié, la pelota de cuero se elevó.
Por encima del arquero, por encima del travesaño, por encima del alambrado, por encima de la tapia y se fue... afuera.
Mi padre se comía la gorra.
-Eh! Doña, Doñita, eh señora! Me alcanza la pelota?

Ibarrechea
diceelwalter@gmail.com, www.diceelwalter.blogspot.com

JOAO GILBERTO: DESAFINADO

Si tu dices que yo desafino, amor
sabes que a mi me provoca un inmenso dolor.
Sólos privilegiados tienen un oído igual al tuyo,
yo tengo apenas los que Dios me dió.
Si tu insistes en clasificar mi comportamiento de antinatural,
yo mismo mintiendo debo argumentar,
que esto es bossa nova, que esto es muy natural.
Lo que tu no sabes ni tienes presente,
es que los desafinados también tienen un corazón.
Te fotografié con mi "rolleyflex"
y se reveló tu enorme ingratitud.
No podrás hablar asi de mi amor,
este es el mayor que encontrarás.
Tu con tus músicos olvidaste lo principal,
que en el pecho de los desafinados,
que en el fondo del pecho golpea callado,
que en el pecho de los desafinados,
también late un corazón.

                                      Joäo Gilberto (Juazeiro, BAHIA 10 de Junio de 1931)

Se necesitan más palabras para destacar a Joäo Gilberto el padre de la Bossa Nova?
Eu acho que näo.
Gracias Joáo, feliz aniversario!!!!!

jueves, 9 de junio de 2011

IBARRECHEA: NORMA

Todos aquellos hombres que aún estamos enamorados de vos, te seguimos escribiendo, porque te recordamos como a nuestro primer amor, querida Norma, con la secreta esperanza de que al llegar a las puertas del cielo, vos querida, nos abras las puertas y que justo en ése momento pase algo bajo la nube que pisas y levante tu vestido de seda y vos querida, sueltes esa risa loca que nos hacia retorcer en las butacas del cine y que hoy querida, nos hace llevar el mate a la cama para volverte a ver por la tevé.

Todos aquellos hombres que aún estamos enamorados de vos, sabemos de memoria tu biografía.
Qué formulario debo llenar para entrar en el concurso, Todo sobre Norma?
No me importa el premio, señores de Hollywood.
Quiero participar.

Todos tus nombres, querida Norma, los tengo guardado atrás de tu fotografía.
Tu fotografía, preside mi escritorio, entonces veamos.
Te llamabas Nell Forbes, en la película:  Don`t Bother to Knock.
Te llamabas Rose Loomis, en la película: Niágara.
Te llamabas Lorelei Lee, en la película: Gentlemen Prefer Blondes.
Te llamabas Pola Debevoice, en la película: How to Marry a Millionaire.
Te llamabas Kay Weston, en la película: River Of No Return.
Te llamabas Sugar Kane Kowalzyk, en la película: Some like it Hot.

Solo por nombrar algunos, pero querida Norma, en tu cara de nena pidiendo abrigo, en tu fragilidad denunciada a travéz de tu mirada, en la inocencia de tu voz que nos exaltaba, allí, se escondían algunos diablos, que propiciaban tus diabluras.
94 centímetros de busto.
61 centímetros de cintura.
89 centímetros de cadera.

A veces, cuando camino pateando tarritos, me pregunto si yo hubiese nacido treinta años antes, y hubiese sabido que vos necesitabas tanto cariño, casi con certeza, me hubiese parado a preguntar que ómnibus me llevaría hasta Brentwood, California.

Vos te llamabas Norma Jeane Mortensen, pero vos querida, decías que eras Gilford.

Todos aquellos hombres que aún estamos enamorados de vos, cuando lleguemos al cielo, querida Norma, debemos preguntar por Sugar Kane? por Roslyn? por Amanda?
Ó simplemente, por Marilyn Monroe?

Ibarrechea

miércoles, 8 de junio de 2011

IBARRECHEA: DE REPENTE

Cuando camine por las callecitas de Córdoba y te busque en las miradas de otra gente, me confunda bajo las sombras de las incómodas pérgolas de Roca, con los vendedores de cosas útiles, gastadas, colorientas, con los vendedores de ilusiones, con los adivinadores de la suerte con el policía vestido como un civil que me relojea por mi barba y por mi gorra.

Y me meta atraído enormemente entre el tumulto de mujeres cordobesas apiñadas en las vidrieras, buscando ellas, lo nuevo, lo bueno, buscando entre las ofertas, siempre tan bellas y me entremezcle para sentir el aroma de sus perfumes,  entre el sonido de la risa de estas coquetas y que no te encuentre entre todas ellas.

Seguro que voy a sentarme en un bar de la peatonal, pediré un café rodeado de mi gente que va y viene sin saber, que en ese papel que tengo al lado del pocillo humeante, nacerá mi breve poesía para buscarte sin moverme, entre la gente.

Te busco entre la gente,
aún sin saber cómo eres.
Pero de algo estoy seguro nena,
que de ésta Córdoba eres.

Veamos Ibarrechea, con cuál de las manos haces un bollito y arrojas este papel con estrofa de música de Cuartetos por las canaletas.

De repente, ella viene hacia tí, te dice hola, te besa, se sienta, pide una de agua tónica, te toma de la mano y mirándote fijamente a los ojos te pregunta, si ése bollito de papel es para ella.

Ibarrechea, estás en un problema.

A ver si sabemos.
Cuántas arcadas tiene el Cabildo frente a la Plaza San Martín?
Cuántos pasos puedes dar al lado de una dama sin detenerte a mirarla de atrás bajo esos arcos?
Cuántas especies de árboles custodian las aguas de la Cañada?
Cuántas palabras necesitas para atraparla bajo ésos árboles?

Dónde trabaja la mujer más linda del mundo?
Dónde estudió la secundaria?
Dónde está la Universidad?

En qué esquina los muchachos de siempre te gritan chau cara è poio?
En qué esquina las banderitas de los clubes son más brillantes y más baratas?
En qué puesto del Mercado Norte te regalan un kilo si llevás mas de diez?

Cuál es el bar de lo poetas?
Cuál es el bar de las madrugadas?
Cuál es el bar de los nostálgicos?
Cuál es el bar de los que esperan?

Cuando camine por las callecitas de Córdoba y te busque en las miradas de otra gente.
Seguramente, veré a la Luna mangonear poesías nuevas a los enamorados, sentados cerca del Suquía.
Y también veré al Sol llameante, escondido entre las nubes, seguramente.

Mientras busque las llaves,
sabré que he vuelto a casa,
y de repente,
a pocas cuadras del cielo,
sabré si tus manos me alcanzen.

Ibarrechea

IBARRECHEA: CORAZÓN

Cuando aqui ya no esté y se les de por revisar mis cosas, por curiosa rutina que la imponga.
Econtrarán archivadas y cronológicamente guardadas, un montón de fotografías.
Más éstas que quedan a la vista.
Me verán de chiquito, guitarrita en mano, sonríe pibe...clic!
Me verán con un moño de seda en el traje de la Primera Comunión...clic!
Me verán jugando al fútbol con la camiseta del Oncecorazones...clic!
Me verán como Soldado de la Patria, fusil al hombro...clic!
Me verán contrayendo matrimonio...clic!
Me verán junto a mis hijos, digan whiskyyyy...clic, clic, clic, clic, clic!

Cuando aquí ya no esté y se les de por revisar mis cosas, por curiosa rutina que la imponga.
Encontrarán archivadas y cronológicamente guardados un montón de escritos.
Más éstos que quedan en la máquina.
De cuando llegó el divorcio...taca taca!
De cuando pateaba tarritos...taca taca!
De cuando te conocí...taca taca!
De cuando te declaré mi amor...taca taca!
De tu particular manera de decirme que si...taca taca!
De mis dolencias no declaradas y detectadas por un médico delator...taca taca taca taca taca taca taca!

Cuando aquí ya no esté y se les de por revisar mis cosas, por curiosa rutina que la imponga.
Van a iniciar el reparto acordado y quizás, en buenos términos decidan darles un buen destino.

Espero que, no se quieran despojar de esta máquina, pensando que sus teclas le dieron forma a mis pensamientos, con el ruidito que hacen...taca taca!

Espero que, no se quieran despojar de todas estas fotografías, pensando que van a encontrarte en alguna pose que te delate a mi lado, asi...clic clic!

Indefectiblemente, confundidos y cansados de curiosear, llegarán a la conclusión que tu foto jamás fue revelada y que a tu nombre no lo he tecleado.

Sin embargo y ante tanta expectativa, el amigo médico delator de algunas de mis dolencias, me aseguró casi paternalmente, que por ahora mi corazón seguirá latiendo así...
Taca taca clic clic!
Taca taca clic clic!
Mientras haya álguien que me susurre..
Hola cariño, buen día!

Ibarrechea

IBARRECHEA: ¿TODOS LOS PERIODISTAS?

A vos te lo debemos, Mariano Moreno.
La siguiente es una nota enviada por la editora de Radio Miami
Magaly Aguilera

Dia del Periodista Argentino
El Dia del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas Argentinos, celebrado en (mi querida Ciudad de) Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas.

El 7 de Junio de 1810 Don Mariano Moreno, fundó la Gazeta de Buenos Ayres, primer periódico de la etapa independentista argentina. La primera junta, creada luego de la Revolución de Mayo, decretó la necesidad de su fundación para poder anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Sus primeros redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.

En el primer número, Mariano Moreno escribió: "El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con quien miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal."

Gracias, Magaly Aguilera.

Dado ha conocer el "Padrenuestro" de los Periodistas Argentinos.
Creo con total sinceridad, que algunos nunca leyeron esta directiva.

Ibarrechea.

martes, 7 de junio de 2011

IBARRECHEA: JERONIMO

Consta en actas, lo hemos leído una y mil veces, nosotros los Cordobeses.
A ver, pase al frente alumno Ibarrechea y díganos a todos, quién fundó la Ciudad de Córdoba, cómo, cuando y porqué.
Me dice la señorita maestra Angélica, que agrega, el resto tome nota.
" Jerónimo, era Gobernador del Tucumán, designado por el Virrey Toledo, que estaba durmiendo la siesta en Cuzco, entonces Jerónimo se vino para acá, con sus soldados y sus cosas. Entre el gentío de la mudanza, contó uno por uno sus cinco hijos, tres varones y dos nenas, no vaya a ser cosa que le falte uno y su señora esposa, Doña Luisa Martel de los Ríos. Parece ser que entraron por Quisquizacate y ella le dijo.
Mira este paisaje, cariño mio, me recuerda a Córdoba de Andalucía, la tierra de mis padres, porque ella había nacido en Panamá.
Entonces Jerónimo, ni lerdo ni perezoso, le regaló a su queridísima mujer, aún vestida con deshabillé y viuda de Don Garcilazo de la Vega, la Ciudad de Córdoba, a la que llamó de la Nueva Andalucía, el seis de Julio de milquinientossetentaytres.
También leí por ahí, señorita Angélica, que por eso fue decapitado en Santiago del Estero un diecisiete de Agosto de milquinientossetentaycuatro.
O sea que, desde esa fecha los hombres pierden la cabeza por una mujer. Qué bonita se vino hoy, usted""
Ibarrechea tiene un seis, vaya y siéntese.
A ver querido Jerónimo Luis de Cabrera, si yo te digo que me gusta caminar por las calles de tu ciudad.
Si te digo que me encanta el aroma de sus árboles.
Si te digo que me encanta el murmullo de su gente.
Si te digo que que me apasiona el ruido que producen las medias de nylon, de la mujer más linda del mundo cuando camina por estas peatonales.
Si te digo que me encanta tomar un café cerca de las veredas.
Y si te digo, que una vez, después de trabajar en el Palacio Seis de Julio, cruzé la Cañada para saludarte y que vos estabas leyendo un diario y que yo me acerqué y te dije despacito, para que nadie me oyera, que ése dia había hecho las cosas, lo mejor que pude por tu ciudad, Jerónimo y que te pedí disculpas por alguna macana, te acordás, no?
Que eso también conste en actas.

Ibarrechea

lunes, 6 de junio de 2011

MARIA GIOVANA SILVA PIRES: MINHA TARDE

No silencio da tarde,
há qualquer coisa que näo compreendo...
Anseios de ternura,
desejo de amar,
murmúrios de quem ama,
queixumes de quem sente,
coraçöes emocionados,
poemas e amor inacabados...
Onde nossos amores...
Säo deuses, heróis e bandidos
presos pelo tempo,
que é crença, é erro e é verdade,
abafando o passado
na voz meiga e suave da cançäo.
No silêncio da tarde...
Há sempre uma voz comovida
que nos fala baixinho de amor...
Há um mistério que encanta
no olhar carinhoso,
como se a vida se chamasse saudade...
Num conjunto de coisas
que ninguém consegue explicar...
Como se alguém em algum lugar
esperasse a minha tarde passar.

Maria Giovana Silva Pires
(colaboradora)

sábado, 4 de junio de 2011

IBARRECHEA: PLEGARIA DE PESCADOR

Bajo este cielo que hoy nos toca, lo voy a buscar y entonces se despierta el baiano de su sueño reparador.

Qué te deparan los dioses en éste dia, baiano?
El eleva sus plegarias a Iemanjá ya Xangó.

Enciende las ramas secas en su fogao, el aroma del café invade su humilde vivienda de madera, la mira una vez más y me dice que si tiene buena pesca la va a pintar y se ríe y sus dientes blancos parecen estallar.
Se abriga despacio el baiano, con remera, con pullover, con el pantalón hasta las rodillas, con el sombrero de paja, que solo se quita para orar y para descansar y al salir, sin dejar de cantar, se calza las sandalias que deja siempre en la puerta y empezamos a caminar, lleva en sus manos la caña de pescar, la canasta, la cuchilla, los anzuelos y ése aura que llevan los hombres que viven del mar.

Qué te deparan los dioses en éste dia, bahiano?
El eleva sus plegarias a Iemanjá y a Xangó.

Mira el agua, parece que le quisiera hablar, hasta que encuentra un lugar, clava las rodillas en la arena, se quita lentamente el sombrero, eleva su vista al cielo que ya empieza a clarear, las nubes se dibujan en colores y el viento suave le cuenta secretos que el guardará, entonces abre sus brazos el baiano y empieza a orar.

Luego se pone de pié lentamente, "O, olha que vou fazer agora, sinhó Gringo" me dice el baiano mientras me enseña a pescar y toma la caña en sus manos, arquea el cuerpo hacia atrás, se impulsa hacia adelante y el plomo toma vuelo y allá va, rompiendo la bruma, en el aire va, sediento junto a los anzuelos van y con ellos también veo volar, a las frágiles esperanzas, a las firmes promesas y a los inalcanzables sueños.
Entonces, cuando ya amanece y bajo este cielo que hoy nos toca, mas allá, después de su majestuoso vuelo, el plomo y los anzuelos, se sumergen en el mar.

Qué te deparan los dioses en éste dia baiano?
El eleva sus plegarias a Iemanjá y a Xangó.

viernes, 3 de junio de 2011

IBARRECHEA: EL CAROLA

Oh, mortales de Córdoba.
Si ustedes caminaban el primer viernes de cada mes por el Barrio Carola  en horas de la noche y les daba por pasar cerca del club del mismo nombre, seguramente quedarían atrapados por el aroma de la carne asada a la parrilla y sumergidos en la espesa niebla del humo embriagador.

Seguramente, mortales de Córdoba, perderían el rumbo y probablemente, alucinados, equivocarían las llaves de las puertas de sus casas.

Ir a comer un asado en "El Carola" era tocar el cielo con las manos, era sentirse por esas horas uno de los dioses que viven en las constelaciones y que desparraman los meteoritos en el extenso universo con un simple tincazo.

No todos los mortales de Córdoba, tenían la puerta abierta en ese local predestinado a extraños aconteceres, fortuitos o planeados. Había que ganarse el status de habitué, en diferentes lugares de la ciudad, mediante el juego de naipes.

Cada uno debía llevar un mazo de cartas, abrirlo en presencia de los demás, contarlas, sonarse los dedos, arremangarse la camisa, contar los porotos blancos, mezclar y repartir empezando por la derecha, en las mesas de madera.

Quizás mas allá, sobre un paño verde, se desparramaban los huesos llamados dados, que luego de una ruidosa orgía en el cubilete, galopaban para mostrar el número de la suerte, Nunca el grupo selecto superadba la docena de jugadores / comensales.

Los cubiertos con mango de madera se venden en juegos de media ó de una docena en los bazares, nos decía el rey de los asadores, que a la vez contaba medio kilo de carne por persona, doscientos gramos de ensalada por persona, ciento ochenta gramos de postre por persona, pan para famélicos y dos litros de vino por persona.

En la efervescencia del juego, el rey de los asadores ponía la carne en la parrilla, con una mano, porque en la otra sostenía el vaso con vino tinto, que vaciaba antes de dar vuelta las delicias humeantes sobre las brasas.

Oh, mortales de Córdoba,pasaron por nuestras vidas épocas de bonanza y épocas de angustiantes malarias, pero nosotros, los dioses de los dedos mágicos y trasnochadores, que sabíamos cuántas estrellas tiene la Constelación de Escorpio, teníamos guardado en algún lugar secreto, el dinero para la reunión del primer viernes de cada mes.

Nos congregábamos en silencio, expectantes al juego, aturdidos por el aroma, con un cigarrillo en la oreja y llevando la cuenta de los porotos blancos con la precisión de los contadores del Banco Provincia.

Hasta que, (no se pierdan esta parte, mortales de Córdoba) el rey de los asadores nos llamaba a comer.

Entonces, como si fuese un ritual oriental, nos poníamos lentamente de pié, nos saludábamos y nos deseábamos suerte para la próxima vez, luego pasábamos al estrecho baño a lavarnos las manos viciosas y en fila india ocupábamos el lugar correspondiente a cada uno en el largo tablón y en este órden.
a) En la cabecera, el rey de los asadores.
b) Luego nosostros, los dioses.
c) Los reyes y las sotas de cada palo, sudorosos y estropeados.
Todos juntos y codo a codo.

Nunca en mi vida de sibarita buceador de las profundidades abismales y secretas de las parrillas de Córdoba, comí asados tan exquisitos como allí.

Oh, mortales de Córdoba, familiares y amigos, no desesperéis ante tal dictámen y no dejéis de invitarme a comer cuando me veais!

Les cuento que el rey de los asadores, preparaba de tal forma el asado que éste se podia comer aún con cucharita de plástico, tipo de las que dan en el catering de los aviones.

El rey de los asadores llevaba siempre el ritmo de la conversación, hablábamos de fútbol, porque el habalba solamente de fútbol, vos les preguntabas como formaba Talleres en el `76 y te lo decía con precisión de un reloj suizo, le preguntabas del Belgrano del `69 y no fallaba ni en las comas, le preguntabas de Instituto y te contaba tantas pero tantas cosas , que te daban ganas de llorar y además de cómo se forma una barrera y de como se hacía para embolsar un centro y que era ser back y que era ser half y que era ser un inside, un forward. Córner, cabezazo, golazo.

Oh, mortales de mi querida Córdoba, el rey de los asadores era la enciclopedia del fútbol con olor a chorizo y vino en damajuana y sabedores de eso, no se hablaba de otra cosa mientras comíamos aquel manjar, destinado para nosostros, los dioses de los dedos mágicos y trasnochadores.

A los postres y con otras bebidas mas espirituosas, el rey de los asadores, limpiaba sus oídos con los dedos meñiques, encendía un cigarrillo, nos estudiaba a todos con su mirada vidriosa y nos decía que ya era hora de hablar de mujeres.

Entonces, mortales de Córdoba, nosotros, empezábamos a confesar nuestros pecados.

Comenzaba el que estaba a la derecha y repartíamos nuestras palabras entre conquistas irrepetibles y desamores estremecedores, que nos obligaba a vaciar las botellas con inusitada ligereza.

Hasta que el rey de los asadores cerraba lentamente los pàrpados, apoyaba su cabeza en el tablón y el corcho que jugaba entre sus dedos, rodaba por la mesa hasta caer
y rebotar en el suelo
y caer nuevamente para esperar por la escoba homicida que lo arrojara finalmente,
al olvido del tacho de la basura.

Allí nos dábamos cuenta, que el rey de los asadores nos había bendecido.

Finalmente, como si fuese un ritual oriental, nos poníamos lentamente de pié, nos despedíamos y salíamos silenciosamente, en fila india, por el portón del Carola.

Libres de toda culpa.

Ibarrechea



jueves, 2 de junio de 2011

IBARRECHEA: TODOS MIS ARBOLITOS

Señores Responsables.
Me dirijo a ustedes con el propósito de hacerles llegar algunas sugerencias, para que justifiquen el enorme salario que tienen por no hacer nada, por el medio ambiente en que vivimos.
Como verán, soy un ignorante total, ya que no tengo en cuenta, Señores Responsables, que viajan ustedes miles de kilómetros en avión con suculentos viáticos y se hospedan en magníficos hoteles para hablar de la situación y que conforme a ello, llenan cientos de formularios, se exponen en la radio y la televisión para decir que no llegaron a un acuerdo, mientras eructan el champagne.
Disculpen mi ignorancia pero, tampoco quisiera incomodar a la comitiva que los acompañan, como asesores, secretarios y ayudantes que vuelven a sus países llenos de regalos para vaya saber a quiénes.
Es tan grande mi ignorancia, que no se usar el control remoto de la TV, para encontrar el canal, en que ustedes, Señores Responsables, hablan diciéndonos a todos nosotros que a partir del Otoño del año que viene nadie mas corta un arbolito, ni siquiera yo, que cocino a leña.
Tampoco, de puro bruto que soy, escuché por ahí decir que se acaba eso de perforar la tierra en busca de minerales con esas minas que contaminan el agua y secan los rios subterráneos.
Queda establecido entonces, Señores Responsables, que soy un inadaptado.
Es tan grande mi ignorancia que no me doy cuenta que se necesita, todo eso para que yo tenga, celular, TV digital, PC, iPad, muñeca inflable, calefacción, aire acondicionado, 4x4, tomógrafos en los hospitales, ingeniería de punta, antenas, cable, misiles, cohetes a la luna investigaciones especiales y espaciales y un montón de cosas más, que al ser tan grande mi ignorancia yo, de puro burro que soy no me doy cuenta.
Bueno Señores Responsables, no los quiero aturdir con esta carta que seguramente, (les aclaro que en esto si que soy vivo), irá a parar al artículo cesto, si con "c" de cesto de la basura de sus enormes y confortables oficinas, y paso a darles algunas sugerencias.
Qué les parece, Señores Responsables.

a) Si en lugar de ONGs que se dediquen a la preservación del medio ambiente se encargan ustedes de una vez por todas?
Pregunto porque para eso los hemos votado, digo no, de onda ché,  pero siempre tengan en cuenta que soy un desubicado.

b) Así como alegremente designan un Presidente de Mesa para los comicios, designan a Doña Rosa que lee el PASEN Y VEAN para que vaya y eleve su voz en las "Cumbres" y la alojen en sus mismos hoteles?
Pregunto porque para eso les hemos confiado los destinos de nuestras naciones, digo, no se olviden que soy un mal llevado, bárbaro ché.

c) Y si directamente, sacan ustedes, Señores Responsables, un Decreto de Necesidad y Urgencia y ordenan plantar un arbolito cada cuatro metros a lo largo de las Carreteras nacionales?
Pregunto siempre desde mi ignorancia, porque ustedes me van a decir que no hay "partida presupuestaria" para eso, y obligarán a que álguien más despierto que yo les diga que renuncien a los viáticos y con eso se cubre la idea de PASEN Y VEAN.

d) Y si, ya que estamos, Señores responsables y (ésta es muy buena) Ordenan que los Registros ó Municipios entreguen a los papás un arbolito por cada hijo para que los planten y los cuiden como a sus hijos? ó con cada ser querido que se les muere. Óptimo!!! un arbolito por cada modificación en la libreta de familia. eh, loco de onda, no?
Pregunto, desde mi ignorancia y ustedes seguiran destornillándose de la risa al decir que éste ignorante nunca vivió en el centro y en departamento.
Lamentablemente viví doce años en Depto y en el centro de Buenos Aires.
(Pero los puede plantar a la orilla del Riachuelo) Les contestará álguien mas lúcido que yo, después de haber leído la proclama del PASEN Y VEAN.

e) Ahorren plata y no tercerizen a sus allegados (disculpen pero normalmente pasa eso) las obras de "plantar arbolitos para todos" y dejen esa tarea para los "Beneficiarios" "Presos" "Piqueteros"
Pregunto, antes que venga la Policía y me meta preso por sugerir.

Tengo, Señores Responsables, desde el punto f ) hasta el punto z) debidamente guardado para aquel que me lo solicite, pero como yo no cobro el sueldo de ustedes, un amigo mio me dijo no avivés giles, PyV!!!!
Pregunto desde mi desmesurada ignorancia, si los Señores Responsables son giles, ó se hacen...?

Entonces qué soy yo y todos mis arbolitos plantados?

Ibarrechea

IBARRECHEA: EL REY BOMBIN

A ver, amigos perritos.
¡Todos juntos conmigo!

Que ya nadie ladre
el rey está muerto.
Ha muerto mi perro, el rey Bombín.

Densas tinieblas se esparcen,
Las flores  se secan...
Y el sol no aparece.

Todos miramos al cielo, asombrados.
¿Quién dictará ahora las leyes?
Nos preguntamos.

Desorientados buscamos
en las aguas de los mares,
de los ríos, y de los lagos.

Al barco que una mañana
zarpó llevando su alma,
y hasta todos sus trastos.

Que ya nadie ladre
el rey está muerto.
Ha muerto mi perro, el rey Bombín.

No quedan vestigios, parece,
de su territorio en el patio, marcado
Y su reino oscurece.

Todo ha cambiado.
Ya nadie respeta,
ni siquiera los horarios.

Leamos los mapas astrales,
tal vez por el firmamento
y en un globo aerostático.

Viaje su almita y nos mire,
como siempre lo hizo...
Como si fuésemos unos enanos.













Ibarrechea
diceelwalter@gmail.com
Copyrigt 2005

IBARRECHEA: JUAN Y EL BOLÚ

Cuando el Interventor Don Rogelio Nores Martínez, disolvió la Compañía de Tranvías, allá por 1962, Juan se jubiló.

Me lo imagino ahora, arrojando su gorra de Guarda al techo del ropero, su camisa gris a la cama de viudo, salir y sentarse a la sombra en el patio de su casa y encender un cigarrillo, esperando que la menor de sus nenas, vuelva del Primero Superior turno tarde de la Escuela.

Juan puso una verdulería en el Barrio San Martín y colgó dos carteles, en el primero se leía claramente "No Se Fía" En el segundo "Horario de 8 a 12 y de 17 a 21 Hs." De ofertas ni hablar.

Cuando Juan cerraba su verdulería, el pesado portón de acero golpeaba contra el suelo en forma ruidosa y calzaba entre las orejas del mismo, el candado protector de sus bienes.

Juan se sacudía las manos en el pantalón, las guardaba en sus bolsillos y volvía a su casa silbando.

Guay! con ustedes, hijos del Juan, si la cena no estaba lista para cuando él llegase, caminando como un Cowboy y empujando las puertas en busca de algún trago fresco.

Diez años después, la hija menor de Juan empezaba a salir conmigo.

Juan no me miraba.
Juan no me hablaba.

La hija menor de Juan me dijo que no debía ir a buscarla a la hora de la cena.

Una noche esperé el silencio que se produce cuando la loza y la vajilla están lavadas y acomodadas y el agua de la cocina deja de correr, para llamar a la puerta.

Salió a atenderme Juan, vi el brillo de sus ojos en la sombra de la noche, bajo la luna de Abril.
Sin decirme ni una palabra volvió a entrar y sentí su aguardentosa voz decirle a su hija menor...
-"Te busca el bolú"

El día que la hija menor de Juan, me dio su "prueba de amor" fue en un recién estrenado hotel del camino al Aeropuerto. Habíamos pedido permiso para ir a tomar un helado frente a la Iglesia San Fermín, pero tomamos un taxi en el boulevar Los Granaderos bajo un cielo nublado de Diciembre.

Después de atender el teléfono para escuchar "Caballero le quedan diez minutos" pedí otro taxi a la habitación nueve.

Afuera llovía como si fuese el fin del mundo.
Los pasajes eran rios.
Las calles eran mares.
Las avenidas eran océanos.

El taxi nos dejó en la esquina de la casa de Juan, todo el mundo estaba en la calle, mojados hasta los huesos, sacando el agua de los zaguanes, de los jardines, de los techos.

Todos, menos nosotros dos, secos y emanando un fuerte tufo a telo.

Juan estaba allí y nos vio bajar del taxi.

El Taxista no me dio el vuelto y se sumergió como el submarino de la película "El Barco" por las calles del Barrio San Martín rumbo a Los Paraísos.

Juan se vino derechito a nosotros, caminando como gallo de riña en una siesta con calor, caminando como Cowboy que va a desenfundar su revólver, caminando como si llevase una sandía debajo de cada brazo y a dos pasos nuestros, Juan se paró.

Me miró fijamente.
Lo miré fijamente.
Nos miramos fijamente.

El no me hablaba.
Yo no lo hablaba.
No nos hablábamos.

El no se movía.
Yo no me movía.
No nos movíamos.

Eramos dos guapos midiéndose en la esquina.
Cómo se miden dos guapos bajo la puta lluvia.
Sin pestañear.











Ibarrechea