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viernes, 22 de marzo de 2019

ELENA ANNÍBALI: POEMAS



I
señor,
vos le diste a mi hermano un ford falcon rojo
para llegar a la casa de la niebla
y después qué

¿le dijiste?
¿le explicaste que el camino estaba cortado?
¿que el motor estaba roto?
¿que todo estaba roto?
¿que no había vuelta?

¿qué hiciste, cómo
para convencerlo?

para que te diera la mano
se sentara en la sillita de mentira
dejara que la oscura hostia de tu nombre
le llegara a la boca

¿o le metiste una piedra?
o una moneda, un gancho,
un papelito

de dónde lo enmudeciste, lo hiciste
olvidar
olvidarnos

qué señas le habrás hecho para que en vez de volver a casa
apagara el motor del falcon
se escurriera de la sedosa perfección del cuero
de la música en la radio
del ronroneo cachondo del auto
y se bajara con vos
para ir adónde

¿a cazar pajaritos?
¿a ver el dorado pasto extinguirse tras el fuego del invierno?
¿a romper el cristal del agua para que beban las crías?

o era verano, quizá, por entonces
y le diste el agua peligrosa de tu cielo

entradora, el agüita, sí
clarita, el agua, bueno
pero detrás de eso vos sabés que un agua así da más sed
uno se entierra más en el pozo
y más
hasta echarse tierra en el lomo

y ni el ángel constante y poderoso de los molinos de viento
puede salvarte
no

¿sabías que mi hermano iba a decir sí?


cuando viste el polvito que levantaba el falcon rojo en el camino
no pensaste dejarlo ir?

aunque sea, señor, porque él era toda belleza,
a esa edad,
toda alegría
toda
razón de ser


X
ya
no soy una mujer silenciada, puedo
hacer lo que quiera

ya no puedo echarle la culpa a un hombre
al trabajo
a la falta de tiempo o dinero

¿querés escribir? -me dije-
vas
a escribir, entonces,
sin quejarte
sin victimizarte
y cuando puedas

donde puedas
es así que entre las 7.30 y las 9.00 de los domingos,
antes de entrar a mi segundo trabajo
me siento en el bar y lo hago:
un ejercicio solitario y un poco clandestino

por una hora y media mi cuerpo es una casa que arde
el caleuche
la casa de los locos

las ventanas dan al infierno
el patio, el corredor con geranios
dan al infierno

después me pongo el uniforme
y la que fui por un rato
me saluda por las ventanas

el muñón, la cabeza ardida
y soy otra

y soy otra


XII

desde
el ojo ausente del muñequito, se abre
la puerta negra

¿qué es eso que brilla? –decís-
y metés el dedo, la uña,
la carne,
el resto

sentís
el mordisco, el rasguño, la patada
sentís
que el agujero te puede
te traga
te lleva

pero buscás, aún, el hueso
de tu dicha,
el cráneo de yorick en la maleza, buscás
la perla que el cuervo llevó a su nido

buscás
tu alegría como una idiota




Elena Anníbali
Nació en Oncativo, Córdoba, en 1978. Es licenciada en Letras Modernas de la Facultad de Filosofía y Humanidades, U.N.C. Publicó Las madres remotas (Editorial Cartografías, 2007), Tabaco mariposa (Editorial Caballo negro, 2009), “El tigre” (relato, en EDUVIM, 2010) y La casa de la niebla (Ediciones Del Dock, 2015). Colaboró en antologías de poesía y cuento en Argentina y el exterior. Se dedica a la docencia y a la investigación.
Poemas seleccionados por Griselda García tomados de  La casa de la niebla (Ediciones Del Dock, 2015). Fuente: eternacadencia.com - Foto: lavoz.com

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