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viernes, 20 de marzo de 2020

HÉCTOR MANUEL ALMIRÓN: ENCUENTRO EN LA NOCHE



Contaba mi tío Armando, que cuando era joven, a él le gustaba la "milonga". Y que cada viernes y sábado por las tardecitas, empezaba a caminar los ocho kilómetros que separan a Oro Verde de Paraná. Finalizado el baile y de madrugada, regresaba caminando también. En aquella época, allá por el año 66 o 67, entre el km tres y Oro Verde lo único que había era la soledad de la ruta.

Sepan ustedes que yendo para Oro Verde a la izquierda corrían las vía del tren y, a la derecha como única diversión uno encontraba una curva. Un kilometro más adelante, se veía una unidad militar de caballería del Ejército, (Haras), siguiendo el camino y, un par de kilómetros mas adelante un rancho grande con techo de paja y a unos cincuenta metros había un deposito de rezagos de vialidad nacional. Por fin, se llegaba a Oro Verde. 

Pero resulta que entre aquel rancho grande y el Haras existe aun hoy, y lo acabo de comprobar personalmente, un monolito con forma de pirámide baja de más o menos metro y medio de altura rodeado con un cerco de cadenas, aunque esta medio escondido por la vegetación aún se lo puede ver, está dentro del campo, pasando el alambrado perimetral. 

Según contaba mi tío, una noche de esas bravas por lo oscura, en que venia caminando desde Paraná y, al llegar al monolito, ve una mujer que iba caminando despacio delante de él. 

Nos decía que ella tenía el pelo largo, oscuro, muy bien vestida y con un andar cadencioso, sensual. 

En estas condiciones y tal cual se presentaban las cosas, lógicamente el galán de mi tío Armando no pudo con su genio. Dice que la alcanzó y busco conversación a lo cual nos cuenta, la extraña mujer accedió y así es que caminaron juntos más o menos unos quinientos metros, hasta que de golpe, ella despareció.

Se dio cuenta entonces que estaba solo, y juraba que nunca pudo saber ni de donde salió ni adónde se fue.

Recuerdo haberle preguntado al tío Armando si ella era linda.

Dijo que no lo sabía, que no se acordaba y que nunca le pudo ver la cara por lo oscuro de la noche, y que por aquel cabello tan largo que le cubría el rostro.

Dijo que, de todos modos y después del susto,  concurrir a las milongas, no le interesaba más.



Héctor Manuel Almirón
Nacido en Paraná, Entre Ríos, Argentina, el 22 de marzo de 1954. Narrador de cuentos, anima reuniones con sus historias. Un día, empezó a escribirlas.


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