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viernes, 27 de marzo de 2020

STEVE McCURRY. FOTOGRAFÍAS


"La muchacha Afgana"

“Después de tantos años, lo que puedo decir es que es una fotografía maravillosa que ha emocionado e inspirado a mucha gente”.



"Madre e hija a través de la ventana del coche en un día de lluvia"

 “Si quieres usar el móvil, que Dios te bendiga. Si no quieres usarlo, que Dios te bendiga también. Si quieres usar software, ¿a quién le importa? ¿Por qué debería juzgar yo que alguien use una herramienta?"



"Trabajadores en una locomotora a vapor"

 "La vida es demasiado corta para preocuparse del tipo de cámara que utiliza tu vecino. Si saco fotos con el móvil no es tu maldito problema. Es estúpido y aburrido. Creo que la gente debería preocuparse de sí misma y dejar en paz al resto”.


"Pescadores con zancos"

“Todo el mundo va por la vida viendo cosas y pensando que ahí hay buenas fotos. La única diferencia entre ellos y yo es que, en esa situación, yo pulso el botón, y ellos no”.


"La muchacha Afgana 17 años después"


Conocida como «la muchacha afgana», una refugiada de inquietante mirada se convirtió en un icono de la fotografía. Cuando en 1984 Steve McCurry la retrató en un campo de refugiados de Pakistán, nunca antes le habían hecho una foto. En 2002 siguió su pista hasta Peshawar, en Pakistán, y el mundo por fin conoció su nombre: Sharbat Gula.



Steve McCurry
(24 de febrero de 1950) es un fotoperiodista estadounidense, mundialmente conocido por ser el autor de la fotografía La niña afgana, aparecida en la revista National Geographic en 1985. Su carrera de fotógrafo comenzó con la Guerra de Afganistán (1978-1992). También ha cubierto otros conflictos internacionales como la guerra entre Iraq e Irán o la Guerra del Golfo. Steve McCurry comenta respecto de su trabajo (cita del libro de Editorial Phaidon):
«En el retrato espero el momento en el que la persona se halla desprevenida, cuando afloran en su cara la esencia de su alma y de sus experiencias....
Si encuentro a la persona o el tema oportuno, en ocasiones regreso una, dos, o hasta media docena de veces, siempre esperando el instante justo. A diferencia del escritor, en mi trabajo, una vez que tengo hechas las maletas, ya no existe otra oportunidad para un nuevo esbozo. O tengo la foto o no. 

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