TRADUCTOR

viernes, 6 de abril de 2018

ALFREDO FRESSIA: POEMAS



EL AVARO

Atesoro los bienes de este mundo
como prendas del otro que me espera.
Sé que mi dividendo es infecundo:
reboza desamparo mi cartera.
Sudo frío y me toman por astuto,
por desprecio persigo la riqueza.
Palpo en cada moneda el absoluto,
leo en la muerte como en un poema.
Y mido las palabras, cuento sílabas
como centavos o como minutos.
Almaceno los restos de la vida
(guardo una perla en mis dedos enjutos).
Es avidez, es ambición, codicia.
Y no es nada, es el miedo diminuto
de un Dios que en mí esconde su avaricia
y yo, inconcluso, ayuno y acumulo.
Por su culpa y su abuso yo calculo
los días que me faltan en la cuenta,
la incertidumbre de metal la cubro,
y sólo acopio huesos y promesas.





ADÁN

Cuéntanos, padre Adán, ¿cómo se nace puro?
¿Amaste a tu mujer? ¿Cómo es tener virtudes?
Yo no tengo ninguna y por eso pregunto,
¿a qué olía el Edén? ¿Era su fruto dulce?
¿Por qué estaba prohibido? Un jardín con clausuras
fue un mal comienzo, Adán. ¿Serías como un niño?
¿Y por eso eras bello? ¿Tuviste un alma justa,
ardiente el corazón, prudente el apetito?
¿Para qué te crearon? ¿Para mostrar al mundo
humildad, diligencia, templanza, compasión,
castidad (y la Fuerza en sentido profundo)?
¿Y acabar en pecado?, ¿caer en tentación?
¿No sabía tu padre que no resistirías?,
tan luego Él, tan sabio, que todo lo conoce.
Cuéntanos, padre Adán, ¿comiste con codicia
los frutos del pecado? ¿Recuerdas sus sabores?
Yo sé que te escapaste de velar una infancia
perdida en la memoria. Perdiste un paraíso
con un árbol cargado de imposibles manzanas,
y unos ríos bucólicos. ¿Tal vez sentiste alivio?
Hoy escribo estos versos y no espero respuestas,
son preguntas retóricas, no saldrá una mujer
ni un hombre ni un andrógino con sus falsas promesas
como de tu costilla tan llena de altivez.
Pero sé que estás solo, como se está en pecado,
materia de mis versos, nostalgia del Edén,
eres padre y hermano, el primer humillado
y siempre, siempre, siempre, el último a nacer.






DESPUÉS

Ahora tras el canto, después de la sirena,
cuando vuelve el silencio a remediar el mundo,
cuando la mano acerca su flor hacia la tierra
y puntea un poema profundo porque es mudo.
Y después de los siete pecados capitales
y de tantas virtudes a las que renunciamos
y de tantos errores, de los imperdonables,
y tan pocos aciertos a los ojos humanos.
(A los ojos de un Dios hemos de ser muñecos
sin voluntad ni fuerza, de la nada a la nada
no viajamos, el viaje nos lleva a pesar nuestro
y somos del destino los caballos de carga).
Y los que cometieron el pecado mortal
de no haber cometido pecado alguno, o casi,
porque el solo estar vivo es condena fatal
de un pecado anterior que hizo esta vida frágil.
Justos o pecadores, que poco importa al polvo,
grabamos nuestra muerte, la historiamos de olvido
para hacer de los huesos brillo ardiente en el lodo
y morder en la noche raíz de paraíso.


 Alfredo Fressia 

Nació en Montevideo, Uruguay, en 1948. Es poeta, traductor y crítico literario. Desde 1976 reside en São Paulo, Brasil. Su obra poética incluye: Un esqueleto azul y otra agonía (Montevideo, 1973, Premio MEC, Uruguay); Clave final (Montevideo, 1982); Noticias extranjeras (Montevideo, 1984); Destino: Rua Aurora (São Paulo, 1986);Cuarenta poemas (Montevideo, 1989); Frontera móvil (Montevideo, 1997, Premio MEC, Uruguay); El futuro/ O futuro (bilingüe español-portugués, Lisboa, 1998); Amores impares (collage sobre textos de nueve poetas, Montevideo, 1998); Veloz eternidad (Montevideo, 1999, Premio MEC, Uruguay); Eclipse (Montevideo, 2003, este libro existe también en Alforja, México, DF, 2006). Senryu o El árbol de las sílabas, Montevideo, 2008, Premio Bartolomé Hidalgo). En Montevideo, 2009, salió su libro de crónicas y memorias Ciudad de papel y en 2010 la antología Canto desalojado (São Paulo, Lumme Editor). Fuente: circulodepoesia.com - Foto: mallamargens.com



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

El comentario estará sujeto a la aprobación del equipo y su administrador. Gracias.