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viernes, 1 de octubre de 2021

ENTREVISTA A ALEJANDRO FRIGERIO

“La narrativa de la 'europeidad' de la nación argentina sigue moldeando nuestro sentido común”


Por Alejandro Czerwacki

Alejandro Frigerio es doctor en antropología y sociólogo, e investigador principal del Conicet. Su radar siempre está orientado hacia la diversidad étnica, cultural y religiosa. Autor de diversos libros, actualmente integra el proyecto internacional “Culturas del Antirracismo en América Latina”, con sede en la Universidad de Manchester, Inglaterra.

Sostiene que “en la Argentina siempre hubo y hay una mirada discriminatoria hacia el diferente por pertenencia nacional, partido político, raza, etnia, aspecto físico y existe desde hace mucho”. “Desde fines del siglo XIX -agrega contundente- nos pensamos como nación y sociedad de una manera muy homogénea, como que todos los argentinos somos o tenemos que ser de cierta manera”.

—¿Nos pensamos como si no hubiesen existido comunidades originarias, por ejemplo?

—Es que quienes no responden a estas expectativas homogeneizantes son mal vistos, discriminados o extranjerizados. Seguimos creyendo que todo el país es Buenos Aires peor, como cinco o seis barrios de Buenos Aires. Tomamos un recorte muy pequeño del total y nos imaginamos, construimos una representación ideal de cómo somos, en base a esta pequeña parte.

—¿En ese sentido cómo analiza la frase del presidente Alberto Fernández sobre el origen de los brasileros y mexicanos respecto a los argentinos, que llegaron en barcos de Europa, con esta idea de cómo nos percibimos como nación?

—Nada de esto debería asombrarnos demasiado porque la narrativa dominante de la “blanquedad” y “europeidad” nacional sigue moldeando nuestro sentido común, pese a los generalmente débiles esfuerzos realizados en los últimos años. ¿Qué es lo peor que dijo el Presidente? ¿Que en su tweet de disculpas incluya ahora a los pueblos originarios pero siga invisibilizando a los afroargentinos? ¿Que en su tweet “incluyente” niegue la posibilidad y la antigüedad del mestizaje entre pueblos originarios, afrodescendientes, colonizadores, luego inmigrantes? Recordemos aquello de la “gran angustia que deben haber sentido los patriotas por tener que separarse de España” que el ex presidente Macri esbozó como disculpas por la independencia nacional frente al rey Juan Carlos de España el 9 de julio de 2016.

—¿Creció la discriminación en nuestro país ante el aumento de desigualdad y la pandemia?

—Por más que nos empeñemos en negarlo, la desigualdad social siempre está condicionada también por lo fenotípico, las características físicas de las personas. De manera sutil y quizás algo inconsciente, no son pocas las veces que inferimos capacidades laborales y/o ético-morales de las personas en base al color de su piel y de sus rasgos físicos. En un contexto de crisis como el actual, los factores que afectan la desigualdad social siguen produciéndola y la condición étnico-racial sigue siendo una de las variables relevantes. La pandemia profundizó las desigualdades y la amalgama de motivos de discriminación y exclusión, entre los que está el racismo, que se potenció. Quizás uno puede decir que hubo racismo (mezclado con xenofobia y aporofobia) cuando se vio a las villas como lugares muy peligrosos de contagio y se las aisló de manera quizás excesiva. En base a estadísticas en Estados Unidos, se sabe que las personas clasificadas socialmente como afrodescendientes, indígenas e hispanos tienen tasas de muertes por covid que pueden duplicar a los clasificados socialmente como blancos, y esto no se debe a motivos genéticos, sino sociales.

—¿Cómo se puede extrapolar, aunque no haya datos concretos, sobre este tema que comenta de Estados Unidos pero en Argentina?

—Aquí vastos sectores sociales de menos recursos tienen menos posibilidad de aislamiento social por mayor hacinamiento en las condiciones de vivienda, necesidad de trabajo diario fuera del hogar, largas horas de viaje en medios de transporte llenos de gente, trabajo físico intenso que dificulta el uso de barbijos. Resta por saber, y es muy probable que suceda, si el fenotipo de las personas también condiciona la manera en que son tratadas o no por el personal de salud. No son pocos los que piensan que los extranjeros deberían atenderse en su país. Qué tanto este tipo de presunciones aplican en un contexto de crisis como éste deberá ser motivo de estudio. Lo más probable es que lo sigan haciendo.

—¿Las redes sociales intensifican esa posible tendencia? ¿Se banalizan actos discriminatorios?

—Por lo que se ve en estos últimos dos años en que el racismo pasó a ser más visualizado como algo reprobable y presente en nuestra sociedad, es que las redes potenciaron los mecanismos de reacción contra el racismo. Es decir: tanto en contra del racismo, como en contra de la reacción contra el racismo, una especie de contra-contraracismo, si se quiere. Todo esto muestra que el racismo persiste y cómo se lo invisibiliza. Antes el racismo se ejercía pero no era un tema que estaba en agenda, ahora lo que hay es un debate al respecto y una abierta y explícita negación y minimización de los actos racistas.

—Se suele hablar cada vez más de diversidad. ¿Hay, más allá del racismo y la discriminación, nuevos relatos sobre lo diverso?

—En las últimas dos décadas, por fortuna, las narrativas de construcción de la nación se volvieron más inclusivas de la diversidad. Pero falta mucho camino por recorrer para lograr una inclusión real y para que una narrativa verdaderamente inclusiva de la diversidad se incorpore al sentido común de todos los argentinos. La mirada o narrativa más inclusiva es reciente y llevará tiempo para que reemplace a la anterior.

Señas particulares 

Alejandro Frigerio es doctor en Antropología por la Universidad de California en Los Angeles. Magíster en Sociología en la Universidad Católica Argentina. Investigador Principal del Conicet y coordinador de la red Diversa. Publicó cuatro volúmenes sobre nuevos movimientos religiosos y “El Pentecostalismo en Argentina” y “El Estudio Científico de la Religión a fines del Siglo XX” (con María Julieta Carozzi), así como dos sobre el Papa Francisco. Publicó “Cultura Negra en el Cono Sur” e “Inmigrantes brasileros na Argentina” (con Carlos Hasenbalg). Fue invitado especial a coloquios en la Universidad de Cambridge y de Yale. Integra el proyecto internacional “Culturas del Antirracismo en América Latina”, con sede en la Universidad de Manchester, Inglaterra.

(Entrevista de Alejandro Czerwacki / Clarín /Fotos: Blog de Alejandro Frigerio)

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