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viernes, 24 de septiembre de 2021

ENTREVISTA A MARÍA CRISTINA FERNÁNDEZ

 Soy una agradecida de la vida, por los dos hijos que tengo

Por Walter R. Quinteros

Sepan amigos lectores, que la niña María Cristina Hernández, hija de padre maquinista del ferrocarril conocido como "el canario" Hernández, y de madre modista, nació en la calle Mitre 613 de Cruz del Eje, en el año 1951 y que, en el año 1953, se paró como una bailarina de ballet y empezó a bailarlo. Me cuenta que así, con tan solo dos años, llegó la música a su vida.

¿Cómo fue eso?

—Creo que por mis abuelos, que habían llegado de Almería, España y escuchaban música clásica, tangos y valses vieneses. Era una casa donde se respiraba música y yo sin saber nada de nada, empecé a bailar. Hacía los pasos de ballet.

¿Y cómo llega el piano a tu vida?

—De una intensa, sana y feliz infancia en la lomita y la calle Mitre, donde jugaba mezclada con los varones a la pelota, pasé a conocer el instrumento que marcaría mi vida profesional. A los seis años, nos mudamos a la calle Alvear. Al frente, estaba el conservatorio Beethoven que lo dirigía la señora Simes. Ahí conocí el piano. El piano, a lo largo de mi vida, fue mi amante silencioso, es mi amante de toda la vida, es el ser que me contiene, que me lleva a dimensiones desconocidas, con él pude descargar toda mi soledad de niña sin hermanos y así me recibí, a los dieciséis años. Se creó entonces el Conservatorio de Música Luis Gianneo en Cruz del Eje, fue el 11 de junio de 1966 por iniciativa del Dr. Illia. Me inscribí como si nada supiese, y me recibí abanderada en el 74. También gané la medalla de oro por mérito, por mi amor incondicional a la música.

¿Tus estudios?

—El Primario lo hice en la Escuela Sarmiento, la mejor escuela que había junto con la Jujuy, pero en 6to grado, pasé al Colegio de las Hermanas para adaptarme y lógicamente allí hice el Secundario, después hice un año de profesorado de Letras, pero tuve que dejarlo, tenía que elegir y elegí la música.

Y sepan amigos lectores, que ya convertida en toda una señorita, María Cristina inicia sus trabajos como profesora de música. Con el título obtenido de Superior de Música, al que muy pocos acceden. Enseña en San Carlos Minas y contrae matrimonio en su Cruz del Eje, en marzo del 76.

Y llegan los hijos a tu vida...

—Si, Pablo Gabriel llega el 9 de mayo del 80, yo ya estaba trabajando en el Conservatorio, mi marido no quería que trabaje en San Carlos, y es cierto, no era agradable, a la vuelta teníamos que hacer dedo y no sabíamos si íbamos a llegar bien. Pero ocurría algo gracioso, yo, la profesora de música, era más chica que los alumnos, a ellos les enseñé a tocar instrumentos y formé un coro leyendo música. Eso era mi amor por la música, trabajé siempre con mucho amor.

Y Pablo Gabriel hoy, ¿Qué profesión tiene?

—Te cuento, a sus quince años pensé en que se despeje un poco y busque una profesión, y no se me ocurrió mejor idea que salir a correr con él, vivíamos en la calle Almirante Brown, salimos juntos, yo hice solo dos cuadras, en cambio él, él no se detuvo más... Y ahora tiene 41 años, es profesor de Educación Física, hizo un año de Fisioterapia. Es coach profesional, fue juez olímpico en Buenos Aires. Pablo tuvo entrenadores importantes de Córdoba, y luego cuando comenzaron sus estudios fue perfeccionándose, en silencio, digamos. Cursó en la Escuela de Ciencias Médicas y otras instituciones importantes donde se dedicó a estudiar a la discapacidad. Eso es lo más bello que una persona pueda hacer.

Yo tenía un programa de noticias en una radio local, cuando él fue entrevistado junto a una niña que se había consagrado campeona, pero no recuerdo bien...

—Si, se trata de Catherine, que tiene parálisis cerebral y que apenas camina. Un día Pablo la ve y la lleva al polideportivo, con todas las dificultades que eso representa. Veinte días después, la hizo competir, la hizo campeona. Cathy fue campeona nacional olímpica, y también en el torneo Evita. Y Pablo... Pablo cumplió su sueño.

La puerta que le abriste a Pablo fue llevarlo a correr...

—Y como te dije, no se detuvo más, sigue corriendo atrás de sus sueños. Aunque nunca obtuvo reconocimiento, mucho menos de las autoridades municipales, para ellos, este profesor orgullo mío, especializado en capacidades diferentes, era solo un becario. Para ellos era un simple changarín. Nunca fue reconocido y lo dejaron sin trabajo en plena pandemia.

He escrito tanto sobre la falta de políticas y la escasez de ideas de este desgobierno municipal que no me sorprende para nada María Cristina, pero creo que Pablo no se quedó solo en eso...

—Pablo es también un copista, vos le mostrás un cuadro y te lo dibuja igual, un gran dibujante, podría haber sido un copista profesional, y hasta quiso ser oficial de la Fuerza Aérea, pero no pudo ingresar. Te puedo asegurar que nunca, nunca, me voy a arrepentir de haberlo llevado a correr.

—¿Qué me dices de Marcelo?

—La vida de Marcelo fue, es y será el piano, comenzó a los cinco añitos, sentado en el piano y leyendo canciones infantiles. Las leía... Y bueno, tiene esa parte asombrosa de inteligencia, tal es así, que a los siete años tomó junto a su hermano de diez, la Primera Comunión. Veamos, su primer concierto lo da a los siete años, a los ocho interviene en un concurso internacional de niños y jóvenes, a los diez años gana su primer premio...

Sepan amigos lectores, que estoy frente a María Cristina Hernández de Balat, aquella niña que correteaba por la calle Mitre, que se sentó por primera vez en un piano en la calle Alvear, que se casó con su título de profesora de música, que como toda madre, buscó el porvenir de sus hijos, que ahora es una abuela agradecida de la vida, compinche de su marido y, que en cada respuesta, recorre el paisaje de su vida con detalles asombrosos, una mamá que se explaya con destacados detalles y circunstancias al hablar de sus hijos, lejos de presumir o alardear su cualidad. Conmovedora. Y pone tanta pasión en su relato, que no esquiva los momentos ingratos vividos. Diáfana, sencilla, con una humildad prodigiosa.

Contame, ¿cómo se llevaban Pablo y Marcelo?

—Estaban juntos, compartían sus cosas, jugaban, vos fijate que cuando Marcelo tenía 10 años, unos periodistas querían hacerle un reportaje y él andaba correteando con el hermano, y recién había terminado de tocar el piano... Ellos tenían eso y eran muy obedientes, la hora de meterse en cama era a las diez de la noche, a las diez, ya estaban en cama.

¿Quiénes fueron Pía Sebastiani y Martha Argerich en la vida de Marcelo?

—Tendría que empezar por Antonio de Raco, él fue el primero que me pide a Marcelo por considerarlo un niño genio. Pía, lo descubre en un concurso, hablamos y me lo pide, entonces con Marcelo íbamos y veníamos de Buenos Aires, gracias a una beca conseguida por ella, digamos que Pía fue su brújula. Gracias a eso se especializó en Barroco, y estudió inglés británico. Tanto lo acompañó, que hasta fue su testigo de casamiento por el Civil. Y en España la maestra rusa Galina Eguizárova en la escuela superior de música Reina Sofía, donde estuvo cuatro años. Y bueno sobre Martha Argerich, te puedo decir que es su madrina musical. Pía me pidió que me quede en Buenos Aires y que de clases en el Conservatorio Beethoven. No, no podía, pues tenía que abandonar mi otro hijo.

Sepan amigos lectores, que cuando a una mujer le brillan los ojos, es porque algún milagro está por suceder. Y ése milagro sucedió cuando me dijo que le brotó un orgullo inmenso cuando Pablo con su esfuerzo, con su voluntad, con su hombría de bien, con su trabajo, pudo hacer que niños con capacidades diferentes compitan en juegos paralímpicos y, que los ganen. Que le brotó un inmenso orgullo cuando le escuchó decir a la gran Pía Sebastiani, al presentar a su hijo Marcelo en el Conservatorio Beethoven de Buenos Aires: "Él es mi alumno genio de Cruz del Eje".

Les repito algo amigos lectores, esta encantadora señora, se llama María Cristina Hernández de Balat, es una mamá cruzdelejeña, orgullosa de sus dos hijos genios que nos representan a todos nosotros. Vamos, todos juntos conmigo y de pie, aplaudamos a esta mamá.

Personas nombradas en esta entrevista:

Antonio de Raco (21 de agosto de 1915, Cittanova, Reggio, Calabria,Italia-Buenos Aires, 9 de enero de 2010) fue un pianista y pedagogo argentino.​

Olimpia Ana Pía Sebastiani, conocida artísticamente como Pía Sebastiani (Buenos Aires, 27 de febrero de 1925 - 26 de julio de 2015), fue una pianista, profesora y compositora argentina.

Galina Eguiazárova (Rusia, 1936) es una pianista y pedagoga musical rusa.

María Martha Argerich (Buenos Aires, 5 de junio de 1941) es una pianista argentina, considerada una de los mayores exponentes de su generación y la posguerra. Especialmente célebre por sus interpretaciones de Frédéric Chopin, Franz Liszt, Johann Sebastian Bach, Robert Schumann, Maurice Ravel, Serguéi Prokófiev y Serguéi Rajmáninov.

Bonus track:
Hacer click en el link para escuchar el programa destinado a homenajear al gran pianista argentino Marcelo Balat. Música de Debussy, Schumann y Ginastera. Conducción: Antonio Formaro y Juan Roleri, por Radio Nacional Clásica:

https://ar.radiocut.fm/audiocut/enbyn-2021-entrevista-a-marcelo balat/#.YODJc_CgOyg.gmail:

(Walter R. Quinteros / La Gaceta Liberal / https://quienesyporque.blogspot.com)

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