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sábado, 24 de marzo de 2018

IBARRECHEA: INIMPUTABLE

Las siete personas que esperaban el colectivo sobre la avenida, fueron los principales testigos. Algunas de ellas fueron internadas por sus agudas crisis nerviosas y, con el tiempo, uno de los testigos se suicidó.
Todos dijeron lo mismo en sus declaraciones.
Que el hombre caminaba hacia ellos y que traía un maletín en su mano derecha.
Que caminaba tranquilo y que cruzaba la avenida despreocupado.
Que los vehículos, allá en la otra esquina, esperaban el semáforo.
Que, de repente, se le desprendió el brazo derecho y el maletín golpeó en el suelo y se abrió. Unos papeles sueltos empezaron a arremolinarse por el viento.
El hombre perdió el equilibrio, trastabillaba, se le cayó la cabeza, el otro brazo y medio cuerpo hasta la cintura. Sus piernas, solas, hicieron dos pasos más y fueron atropelladas por el camión repartidor de gaseosas. 
Así murió José Manuel Escalante. Eran las 14:32 del 7 de Junio del año 2000. 
El mismo día en que el Juez de Familia competente dictaminara su divorcio y partición de bienes. 

Su casa, que estaba a la venta, fue fulminada. Se cree que por un rayo o un fenómeno natural no conocido que terminó partiéndola al medio.
Fue un corte quirúrgico, de una precisión notable.
Luego, una de esas dos partes se desmoronó.
Como si alguien la estrujase haciéndola un bollo.
Como si alguien la aplastase queriendo convertirla en polvo.
Como si alguien la desparramase por el patio y el jardín.
Los testigos y vecinos que observaron aquel fenómeno, afirmaron que fue exactamente a las 14:32 del 7 de Junio del año 2000.

Diecisiete años después conocí a Mercedes Isabel Montoya, de tez trigueña, menuda, de ojos marrones, mirada temerosa, internada en el hospital de insanos mentales.
Me dijeron que hacía dieciséis años que estaba allí, por su propia voluntad, quietecita, mansa, triste, silenciosa. Que solamente pidió por tener tratamiento psiquiátrico luego de su divorcio con el señor José Manuel Escalante.

Dicen en el hospital que nadie, nunca, ni con ella sedada ni con ella dormida, pudieron quitarle de sus manos, una pequeña tijera y la mitad de una foto vieja, en la que se la veía feliz, muy feliz.


Ibarrechea
Deán Funes, Córdoba, Argentina, Noviembre 1955
Reside en Cruz del Eje y es miembro del Café Literario Locos de la Estación
Escritor, locutor, presentador en radio, en programas de Argentina y Brasil.
Participó en antología nacionales y extranjeras.

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