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viernes, 7 de marzo de 2014

¿DONDE SE REGISTRAN LOS DESCUBRIMIENTOS?



¿Dónde se registran los descubrimientos?
Tengo uno que causará revuelo, pero comenzaré desde el principio para que entiendas mi apuro.
Un día, luego de muchas anormalidades que noté en mis alrededores, con lupa en mano, investigué cual era la causa.
Busqué. Busqué por todas partes aquello que me preocupaba, y lo encontré, los encontré. Resulta que los encontré, y descubrí que son seres diminutos e incontables.

Te cuento que algunos frecuentaban la puerta de mi casa, como esperándome, otros dieron un paso más, porque estaban en el paraguero
Lo terrible fue cuando entré a la cocina. Millares de esas cosas pululaban por todas partes. Estaban en la heladera, parece que son glotones; en la alacena, escondidos tras las cajas de alimentos, entre las ollas, jugando a las escondidas; y por la noche  los escuchaba parlotear, hacerse reproches, resoplidos, lanzar risitas y levantar vuelo.
¡Ah!,  me olvidaba… Supongo que las manchas que encontré en el sofá de mi casa son de su autoría.

Por supuesto que con éste hallazgo quise saber más. No me preguntes como lo hice, pero mi alma de curiosa se desplegó y aprendí que...
Nosotros, por una cosa u otra a veces nos mudamos. Ellos no, nunca lo hacen. Es más, se aferran al lugar que eligieron, y tanto que se mimetizan en alguna lata oxidada, en el botiquín del baño, o en alguna maceta olvidada esperando a los nuevos habitantes, que ni sus propios pares pueden reconocerlos.
 Cuando los dueños llegan, los hay quienes se hacen los distraídos paseando por los caños del desagüe  aunque los más intrépidos, suben y bajan las escaleras, porque se creen propietarios del lugar.
(Hay un dato más que me preocupa, y es que estos  pequeños engendros se multiplican velozmente. Sospecho que se cuentan de a cientos).

Lo curioso de mi exhaustiva investigación, es que nosotros caminamos mirando el suelo, quizás para no tropezarnos, o para buscar algo, o miramos al frente buscando flechas o señales, o alguna ventana abierta… Ellos no, caminan mirando el cielo como ubicando estrellas, envueltos en soberbia, y creyéndose dueños de la ciudad.
Si, dueños de la ciudad, porque en realidad afirman que nosotros, los verdaderos propietarios, somos los invasores de su espacio.
Son unos auténticos farsantes, diría que hasta molestos e inoportunos.

¿Dónde se registran los descubrimientos?
Inventé algo  para mandarlos al infierno.
Al Ibarguren

aliciauv@yahoo.com.ar
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