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viernes, 20 de octubre de 2017

CARLOS BARBARITO: POEMAS

UNA LIGERA DESVIACIÓN DE LA AGUJA

Una ligera desviación de la aguja

trastorna el fiel del amor, extravía la peonza

en su giro hacia el reposo;

por eso todo es cuidado y prevención

en la casa, pero, lo sabemos,

a una hora precisa surgirá el error.

El día caerá hacia si mismo, desinflado.

La noche se beberá, de tanta sed,

el propio hueso convertido en líquido.

Serán extranjeros hasta los ciegos

y cortado en dos el fruto

no dará jugo alguno, todo carozo.

No te veré por más que te mire.

Un caballo enloquecido entrará al cuarto

y pateará espejos y muebles.

Restos y pedazos aquí y allá,

y quienes debieran recogerlos

se distraerán buscando sus propias sombras,

ajadas fotografías en álbumes ajados,

hojas secas de remotos jardines

que desaparecieron bajo el cemento.

¿Y si, antes de ello, aunque

fuese tan sólo por desesperación,

nos buscáramos más allá de anuncios

y profecías, de trompos y brújulas,

y abrazados nos dejáramos

llevar por la marea, el tornado, las ruedas?




¿CÓMO ES AHORA EL MAR?

¿Cómo es ahora el mar? ¿Y
el salto del delfín? ¿Y el niño afiebrado,
el miedo a las arañas, la carcoma,
la piel de la culebra, la mujer desnuda
frente a la mujer vestida que la contempla?
Hay un terreno vacío
donde hubo mediodía y una casa.



RESPIRA. APENAS ESO.

Respira. Apenas eso. En la veloz
evaporación del milagro, de ceniza a ceniza.
Del bromo, algo que roba poco a poco el aire.
No hay testigos; en lo que queda de mundo,
los perros se disputan pedazos de cartón,
algún hueso torcido, los restos de un disfraz de marino.
Respira. Nada más. En un aire que se agota
y la vida que se hunde
como se hunden la piedra en el agua, los imperios.



HUMMINGIRD

Forma que adopta un pensamiento,
madera de sueño, vida ingrávida;
al alcance de la mano, siempre lejos,
entre las ramas del árbol plantado
y, en el aire blanco y denso, una mancha.
Señal de que el mundo aún es próspero,
húmedo, mágico, que en la grave música
se cuela un tono menor, infancia
en cuanto se repliega y mengua:
nunca inmóvil, ágil, tras el perfume,
metáfora que cambia y permanece.
¿Quién muere ahora y quién llora?
¿Quién sabe de lo que se hunde en la tierra
o asciende al cielo sino ése?
Ése que, sin artificio, todo vértebras y plumas,
hace del eterno adiós su viento y una casa.


Carlos Barbarito
Carlos Barbarito es un poeta y crítico de artes plásticas argentino, nacido en Pergamino el 6 de febrero de 1955. Asegura no saber qué significa pertenecer al mundo de la literatura; dedica todo su tiempo a la escritura, pero no goza del mismo nivel de fama y reconocimiento público que sí disfrutan algunos de sus contemporáneos. Su especialidad son los poemas breves, y admira a quien sea capaz de escribir algo tan extenso como una novela, ya que cree que le resultaría extremadamente fatigoso y que de seguro se perdería a las pocas páginas. En una ocasión, declaró que nunca había escrito ni siquiera un relato corto; sin embargo una de sus obras, según el autor de género más o menos inclasificable, fue incluida recientemente en una antología de cuentos.

Hasta el momento, ha publicado casi veinte poemarios, entre los cuales se encuentran "Poesía quebrada", "Caballos y otros poemas", "El peso de los días" y "Figuras de ojo y sombras". Algunos de ellos, así como un par de antologías, han sido lanzadas en formato digital. Son asimismo de su autoría los libros "Acerca de las vanguardias" y "Diálogos con Carlos Barbarito", que tratan sobre su visión acerca de las artes plásticas.
Fuente: cosasdemimbre.blogspot.com - poemas-del-alma.com - Foto: escritores.org

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