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viernes, 10 de noviembre de 2017

ROBERTO ARLT: EL FUSILAMIENTO DE SEVERINO DI GIOVANNI





El 1º de febrero de 1931 fue fusilado el anarquista expropiador de origen italiano Severino Di Giovanni, quien con asaltos y atentados, logró tener en jaque a la policía del país durante seis años. Di Giovanni había nacido el 17 de marzo de 1901 y vivió su adolescencia en los escenarios de posguerra, entre el hambre y la pobreza. Tipógrafo, maestro y autodidacta, se topó con las lecturas libertarias de Bakunin, Malatesta y Proudhon, entre otros teóricos del anarquismo.

Fallecidos sus padres, cuando tenía apenas 19 años, comenzó la militancia anarquista, al mismo tiempo que en Italia se producía el ascenso del fascismo de Benito Mussolini. Casado y con tres hijos que mantener, se exilió en Argentina, específicamente en Morón, donde se desempeñó como tipógrafo. Eran los años en que el anarquismo acusaba más que nunca los duros golpes recibidos desde 1910. Di Giovanni se alineó con los grupos más radicales del anarquismo en el país y participó en una serie de acciones violentas y atentados que entonces y hoy son motivo de polémica. El 31 de enero de 1931, fue capturado y condenado a muerte, luego de denunciar con dureza la represión y torturas producidas por el gobierno de facto de José Félix Uriburu, que había derrocado a Hipólito Yrigoyen en 1930.

Tras despedirse de su familia, fue ejecutado dos días después de haber sido apresado, en el patio de la penitenciaría de la calle Las Heras ante varios testigos, entre los que se encontraba el escritor Roberto Arlt, quien en un artículo –transcripto a continuación- narró los últimos momentos de vida del anarquista.


“El condenado camina como un pato. Los pies aherrojados con una barra de hierro a las esposas que amarran las manos. Atraviesa la franja de adoquinado rústico. Algunos espectadores se ríen. ¿Zoncera? ¿Nerviosidad? ¡Quién sabe! El reo se sienta reposadamente en el banquillo. Apoya la espalda y saca pecho. Mira arriba. Luego se inclina y parece, con las manos abandonadas entre las rodillas abiertas, un hombre que cuida el fuego mientras se calienta agua para tomar el mate. Permanece así cuatro segundos. Un suboficial le cruza una soga al pecho, para que cuando los proyectiles lo maten no ruede por tierra. Di Giovanni gira la cabeza de derecha a izquierda y se deja amarrar. Ha formado el blanco pelotón fusilero. El suboficial quiere vendar al condenado. Éste grita: “Venda no”.

”Mira tiesamente a los ejecutores. Emana voluntad. Si sufre o no, es un secreto. Pero permanece así, tieso, orgulloso. Di Giovanni permanece recto, apoyada la espalda en el respaldar. Sobre su cabeza, en una franja de muralla gris, se mueven piernas de soldados. Saca pecho. ¿Será para recibir las balas?

— Pelotón, firme. Apunten.

La voz del reo estalla metálica, vibrante:

— ¡Viva la anarquía!
— ¡Fuego!

”Resplandor subitáneo. Un cuerpo recio se ha convertido en una doblada lámina de papel. Las balas rompen la soga. El cuerpo cae de cabeza y queda en el pasto verde con las manos tocando las rodillas. Fogonazo del tiro de gracia.

”Las balas han escrito la última palabra en el cuerpo del reo. El rostro permanece sereno. Pálido. Los ojos entreabiertos. Un herrero martillea a los pies del cadáver. Quita los remaches del grillete y de la barra de hierro. Un médico lo observa. Certifica que el condenado ha muerto. Un señor, que ha venido de frac y con zapatos de baile, se retira con la galera en la coronilla. Parece que saliera del cabaret. Otro dice una mala palabra.

”Veo cuatro muchachos pálidos como muertos y desfigurados que se muerden los labios; son: Gauna, de La Razón, Álvarez, de Última Hora, Enrique González Tuñón, de Crítica y Gómez de El Mundo. Yo estoy como borracho. Pienso en los que se reían. Pienso que a la entrada de la Penitenciaría debería ponerse un cartel que rezara:

— Está prohibido reírse.
— Está prohibido concurrir con zapatos de baile”.


Roberto Arlt
Roberto Godofredo Christophersen Arlt nació en Buenos Aires el 2 de abril de 1900. Era hijo de Karl Arlt y Ekatherine Iostraibitzer. Su infancia transcurrió en el barrio porteño de Flores. A los nueve años de edad fue expulsado de la escuela primaria. Fue un niño de carácter nervioso, la lo que no ayudó la ecuación rigurosa y disciplinada que su padre le brindó.
Ya de adolescente Roberto Arlt descubrió el esperanto y comenzó a frecuentar la biblioteca anarquista de su barrio. Se fue de casa a los diecisiete años y sobrevivió realizando toda suerte de oficios: pintor de brocha gorda, ayudante en una librería, aprendiz de hojalatero, peón en una fábrica de ladrillos y estudiante fracasado de la Escuela de Mecánica de la Armada, pero ya en 1920 publicó Las ciencias ocultas Buenos Aires y en 1922, se inició en el periodismo escribiendo en el periódico Patria, que pertenecía a la Liga Patriótica Argentina, organización paramilitar, católica y ultraderechista, por lo que duró poco su colaboración.
Más adelante escribiría para Izquierda, Extrema Izquierda y Ultima Hora. En 1926 apareció publicada su primera novela, El juguete rabioso. Comenzó en esta época a escribir en la revista Mundo Argentino. Dos años después ya era redactor de los diarios El Mundo, Crítica y La Nación. 
En 1929 la editorial Claridad publica su segunda novela, Los siete locos. Sus cuentos se publican en El Hogar, Metrópolis, Azul, mientras sus aguafuertes ya son famosas y esperadas. En 1930 se vincula con la Liga Antiimperialista contra Uriburu, también firmará el manifiesto por la creación de un sindicato de escritores revolucionarios. En 1931 aparece Los lanzallamas, segunda y última parte de Los siete locos. Un año después aparece su última novela, El amor brujo, y empezó a sentirse interesado por el teatro. Estrenó su obra 300 millones. Al mismo tiempo de su actividad como escritor, Arlt buscó constantemente hacerse rico como inventor, con singular fracaso. Formó una sociedad, ARNA (por Arlt y Naccaratti) y con el poco dinero que el actor Pascual Naccaratti pudo aportar instaló un pequeño laboratorio químico en Lanús. Llegó incluso a patentar unas medias reforzadas con caucho, que no llegaron a ser comercializadas. 
También se publicaron sus Aguafuertes porteñas y tras su viaje a España, dos meses antes del inicio de a sublevación, publicó en 1936 las Aguafuertes españolas.
Murió el 26 de julio de 1942 en Buenos Aires, a causa de un infarto.
En sus relatos se describe de modo descarnado e intenso las bajezas y grandezas de personajes inmersos en ambientes indolentes. De este modo retrata la otra Argentina, no la de las clases bienpensantes sino la de los recién llegados, la de los inmigrantes que intentaron insertarse en un medio regido por la desigualdad y la opresión. Esto le costó el desprecio de la elite cultural de su época que además lo acusó de escribir de un modo "descuidado". Su capítulo más recordado es el de las diferencias reales o aparentes que enfrentaron a los grupos de Florida y Boedo. Aunque mantuvo relaciones con los escritores adscritos al primero (por algún tiempo fue secretario de Ricardo Güiraldes, a quien dedicó El juguete rabioso, y colaboró en la revista Proa), Arlt no dejó de sufrir el desdén de los martinfierristas, representantes de un arte minoritario y europeizado, jóvenes cultos que parecían detentar los derechos a la tradición literaria y a la renovación.  Sin embargo, la obra de Arlt respira una vitalidad poca veces igualada en la literatura argentina del siglo XX y detrás de sus incorrecciones se asoma la gestación de la nueva realidad social de su país. En los años subsiguientes a su muerte ganó el merecido reconocimiento de la crítica, Cortázar fue el primer autor en reivindicar abiertamente su obra, y actualmente es considerado como el primer autor moderno de la República Argentina.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar - ARLT, Roberto, Obras completas, Buenos Aires, Omeba, 1981, en PIGNA, Felipe, Los Mitos de la Historia Argentina 3, Buenos Aires, Planeta, 2006. - escritores.org - Foto: Archivo del blog

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