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viernes, 24 de junio de 2016

CARLOS GERMÁN BELLI: POEMAS



SI DE TANTOS...
 
Si de tantos yo sólo hubiera angustia,
yo sólo frente a casas clausuradas,
sufrir por todos, flébil en los campos,
a la zaga del río, entre los tuertos.
Si de mí sólo muerte se evadiera,
sólo yo me quedara insatisfecho,
en medio de los parques cabizbajos,
sólo yo, Adán postrero agonizando.

De Poemas (1958)
 
OH, HADA CIBERNÉTICA...
Oh, Hada Cibernética
Cuándo harás que los huesos de mis manos
se muevan alegremente
para escribir al fin lo que yo desee
a la hora que me venga en gana
y los encajes de mis órganos secretos
tengan facciones sosegadas
en las últimas horas del día
mientras la sangre circule como un bálsamo a lo largo de mi cuerpo.

De Dentro & Fuera (1960)
 
 
 
LA TORTILLA
 
Si luego de tanto escoger un huevo,
y con él  freír la rica tortilla
sazonada bien con sal y pimienta,
y  del alma y cuerpo los profundos óleos,
para que por fin el garguero cruce
y sea ya el sumo bolo alimenticio
albergado nunca en humano vientre;
¡qué jeringa! si aquella tortilla
segundos no más de ser comida antes,
repentinamente una vuelta sufra
en la gran sartén del azar del día,
cual si un invisible tenedor filoso
le pinche y le coja su faz recién frita,
el envés poniendo así boca arriba,
no de blancas claras ni de yemas áureas,
mas un emplasto sí de mortal cicuta.

(De Por el monte abajo)
 
 

SEXTINA DE LOS DESIGUALES
 
Un asno soy ahora, y miro a yegua
bocado del caballo y no del asno,
y después rozo un pétalo de rosa,
con estas ramas cuando mudo en olmo,
en tanto que mi lumbre de gran día
el  pubis ilumina de la noche.
 
Desde siempre amé a la secreta noche,
exactamente igual como a la yegua,
una esquiva por ser yo siempre día,
y la otra por mirarme no más asno,
que ni cuando me cambio en ufano olmo,
conquistar puedo a la exquisita rosa.
 
Cuánto he soñado por ceñir a rosa,
o adentrarme en el alma de la noche,
mas solitario como día u olmo
he quedado y aun ante rauda yegua,
inalcanzable en mis momentos de asno,
tan desvalido como el propio día.
 
Si noche huye mi ardiente luz de día,
y por pobre olmo olvídame la rosa,
¿cómo me las veré luciendo en asno?
Que sea como fuere, ajena noche,
no huyáis del día; ni del asno, ¡oh yegua!;
ni vos, flor, del eterno inmóvil olmo.
 
Mas sé bien que la rosa nunca a olmo
pertenecerá ni la noche al día,
ni un híbrido de mí querrá la yegua;
y sólo alcanzo espinas de la rosa,
en tanto que la impenetrable noche
me esquiva por ser día y olmo y asno.
 
Aunque mil atributos tengo de asno,
en mi destino pienso siendo olmo,
ante la orilla misma de la noche;
pues si fugaz mi paso cuando día,
o inmóvil punto al lado de la rosa,
que vivo y muero por la fina yegua.
 
¡Ay! ni olmo a la medida de la rosa,
y aun menos asno de la esquiva yegua,
mas yo día ando siempre tras la noche.

(De Sextinas y otros poemas)            
 
 
LA CARA DE MIS HIJAS
 
Este cielo del mundo siempre alto,
antes jamás mirado tan de cerca,
que de repente veo en el redor,
en una y otra de mis ambas hijas,
cuando perdidas ya las esperanzas
que alguna vez al fin brillara acá
una mínima  luz del firmamento,
lo oscuro en mil centellas desatando;
que en cambio veo ahora por doquier,
a diario a tutiplén encegueciéndome
todo aquello que ajeno yo creía,
y en paz quedo conmigo y con el mundo
por mirar esa luz inalcanzable,
aunque sea en la cara de mis hijas.

(De En alabanza del bolo alimenticio)
 
  
VILLANELA
 
Llevarte quiero dentro de mi piel,
si bien en lontananza aún te acecho,
para rescatar la perdida miel.
 
Contemplándote como un perro fiel,
en el día te sigo trecho a trecho,
que haberte quiero dentro de mi piel.
 
No más el sabor de la cruda hiel,
y en paz quedar conmigo y ya rehecho,
rescatando así la perdida miel.
 
Ni viva aurora, ni oro, ni clavel,
y en cambio por primera vez el hecho
de llevarte yo dentro de mi piel.
 
Verte de lejos no es asunto cruel,
sino el raro camino que me he hecho,
para rescatar la perdida miel.
 
El ojo mío nunca te es infiel,
aun estando distante de tu pecho,
que haberte quiero dentro de mi piel,
y así rescatar la perdida miel.

(De Canciones y otros poemas)


©Carlos Germán Belli
Es un reconocido poeta peruano perteneciente a la Generación del 50, nacido en Lima el 15 de septiembre de 1927 en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Se doctoró en Literatura a través de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en su ciudad natal. Durante mucho tiempo, trabajó en el Senado Peruano, realizando transcripciones de documentos legales. Finalmente, pudo alejarse de las labores de oficina para dedicarse de lleno a las letras, no sólo escribiendo, sino desempeñando el cargo de Profesor de Literatura en la misma facultad donde se había recibido. Además de la escritura y la docencia, realizó diversas traducciones y colaboró con distintos medios periodísticos.
El estilo de Belli es muy particular, ya que le permitió expresar cuestiones cotidianas y contemporáneas con una forma y una técnica propias de la poesía clásica; esto puede apreciarse claramente en su poema titulado "Villanela". Entre sus poemarios más destacados, se encuentran "Oh Hada Cibernética", "Más que señora humana", "En las hospitalarias estrofas" y "El alternado paso de los hados". A lo largo de su carrera, ha recibido numerosos premios, como el Nacional de Poesía, la Beca Guggenheim (en dos ocasiones) y el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Fuente: poemas-del-alma-com - Foto: artepoetica.net

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