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viernes, 12 de febrero de 2016

ALDA MERINI: POEMAS

Las más bellas poesías 

Las más bellas poesías se escriben

sobre las piedras

con las rodillas ulceradas
y las manos afiladas por el misterio.
Las más bellas poesías se escriben
frente a un altar vacío,
rodeado de agentes
de la divina locura.
Así, loco, criminal, como eres
le has dado versos a la humanidad,
versos de reconquista
y de bíblicas profecías
y eres hermano de Jonas.*
Pero la tierra prometida
donde germinan las manzanas de oro
y el árbol del conocimiento
de donde Dios no ha descendido
ni jamás te ha maldecido.
Pero tú sí, maldices
hora tras hora tu canto
porque has descendido en el limbo,
donde aspiras el Assenzio*
de una sobrevivencia negada.
*Jonás: Profeta Hebreo   * Assenzio: Licor alcohólico perfumado con anís.

Tú eras la verdad 

Tú eras la verdad, mi frontera,

eras mi débil red,

pero me he estrellado
contra el árbol del bien y del mal,
yo también he comido la manzana
de tu omnipresencia
y he salido
vacía de cada saber,
porque tu eras mi doctrina,
y el cáliz de tu vida
rozaba todas las rosas.
Ahora te has confundido
con los oscuros argumentos de la lira
mas, en vano sofocas tu voz
en las raíces – espirales de los árboles–,
en vano lanzas gemidos
debajo de la tierra,
porque yo vendré a buscarte
excavaré en tu fermento,
madre, buscaré en los espíritus
aquel más claro y más quedo,
el que tenía tus ojos
y la límpida voz
y tu dulce coraje
solamente hecho con estrellas.
Alda Merini



“Soy una pequeña abeja furibunda. Me gusta cambiar de color. Me gusta cambiar de medida”. La poetisa Alda Merini eligió estas palabras para abrir su página web. Nacida en Milán, en 1931, de familia modesta, la poetisa murió en esa misma ciudad el 1 de noviembre 2009, a causa de un tumor óseo. Fumaba 70 u 80 cigarrillos al día, pero a sus 78 años sostenía que el tabaco le había alargado la vida. Siempre llevaba un collar de perlas, pero vivía y murió en la indigencia por elección personal. Se la considera una de las voces más claras y profundas de la poesía italiana del siglo XX. Quienes la conocieron han escrito estos días que era simpática y nostálgica, y que su personaje vital recordaba al eco de sus versos, de apariencia simple y burguesa, pero a la vez transgresores, intensos y dolorosos.

Con lucidez extrema, Merini narró en sus poemas la experiencia de la locura (vivió casi 20 años en manicomios, de 1961 a 1978) y de la estrechez física y económica. “Me inquieto mucho cuando me atan al espacio”, escribió. En 1953 publicó su primer libro, Presencia de Orfeo. Empezó a escribir siendo una niña, y uno de sus primeros poemas se lo dedicó al legendario banquero Enrico Cuccia. “Una vez me lo crucé por la calle y le dije: ‘Yo tengo hambre’. Él contestó: ‘Buena señal’. Y tiró derecho”. “La poesía nace de un terreno de dulzura, de amor. Las verdades me vienen de los sueños, los muertos me visitan”, contaba. Escribió también prosa y aforismos, y en 1996 fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura por la Academia francesa. Su gran obra, La Terra Santa, le valió en 1993 el Premio Eugenio Montale. Se declaraba loca de amor por Rilke, y le gustaban Hölderlin, Valéry, Melville, Gide, Pirandello, Dante, Manzoni. Y en la vida: “Quasimodo, Manganelli, Montale, Raboni, la Spaziani. A algunos los amé y los tuve”. Otros de sus libros son Testamento, Vuoto d’amore, Ballate non pagate, Superba è la notte, L’anima innamorata, Corpo d’amore, La carne degli Angeli, Più bella della poesia è stata la mia vita o Clinica dell’abbandono.
Bibliografía: Articulo de Miguel Mora el País 03/nov/2009 http://www.aldamerini.it/ Fuente:tocandoalmas.wordpress.com

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