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viernes, 14 de febrero de 2014

ASTERIUS, EL CARCELERO

Eran los años en que Claudio II gobernaba Roma, y que opinaba que "sus mejores soldados debían ser solteros, pues un soltero, tiene menos responsabilidades" -decía Claudio II, mientras acomodaba el almohadón de su enorme sillón-.

Valentín, un médico y sacerdote cristiano alistado en el ejército, consideraba eso totalmente injusto y fue así que se opuso, celebrando matrimonios de jóvenes enamorados en total secreto.

Enterado de esta rebeldía, el emperador Claudio II lo hizo llevar al palacio. 
Valentín, el médico sacerdote soldado, no dudó en hablarle a favor del Cristianismo. 

Algunos generales de espadas filosas y Calpurnio el gobernador, hicieron lo posible para que el emperador no lo oyese y es así que finalmente Claudio II, decreta su detención y posterior encarcelamiento, en las fríos claustros de piedra y hierro.

A cargo de estas cárceles, se encontraba Asterius, quién en un primer momento, parecía dudar de lo que hacía este soldado médico sacerdote, y se burlaba de las palabras de Valentín. 

Un día, Asterius le dijo que si Dios existía, entonces que le devuelva la vista a su hija Julia, quién en realidad había nacido ciega.

Valentín, el médico soldado y sacerdote aceptó, y en nombre del Señor,  asistió a Julia, la hija de Asterius.

Julia comenzó a ver. Y también a visitarlo con frecuencia en la cárcel, pues dice la leyenda, estaba enamorada de él.

Este hecho del cual nosotros llamamos milagro, habría convulsionado al propio Asterius y a toda su familia, quienes sin dudarlo, se fueron convirtiendo al Cristianismo.

Pero a pesar de haber obrado así, y de que todos habían tomado conocimiento de ello, Valentín seguía preso. Pesaba sobre él, la orden irrefutable de ejecución para el día 14 de febrero del año 270.

Valentín, el médico soldado y sacerdote que casaba enamorados, aún durante las crueles batallas. El médico soldado y sacerdote que pregonaba la palabra de Dios y en su nombre obraba milagros, fue decapitado, junto a otros dos hombres más.

Los verdugos lo hicieron por la mañana, ante la vista sana de Julia, que clamaba clemencia. 
Y ante el dolor secreto de Asterius, el carcelero, que guardaba en sus manos una carta para su hija. Cuenta la leyenda que el mártir se despedía de ella firmando así: " ... San Valentín."

La leyenda cuenta que fue Julia, la hija del carcelero, la que plantó un almendro de flores rosadas en su tumba, seguramente, regado en lágrimas.

La leyenda cuenta que Asterius renunció a su cargo de carcelero, se convirtió al Cristianismo y que fue obligado a realizar tareas más arduas y menores que la de su antigua función.

Dicen algunos poetas que el almendro, es hoy el símbolo del amor y de la amistad duradera.

En el año 496, el Papa Gelasio I, lo nombra Santo al soldado médico sacerdote, Valentín.

Los restos de San Valentín se encuentran en la Basílica de su mismo nombre, en la ciudad Italiana de Terni.

Nadie escribió más nada sobre Asterius, el viejo carcelero, que murió de tristeza mientras el sol caía sobre algunos almendros plantados por su hija Julia.

Mientras escribo esto, el Papa Francisco celebra una misa ante veinte mil enamorados.
- Ey Asterius! ábreme la puerta.














diceelwalter@gmail.com
(Publicado el 14 de Febrero de 1914 en www.diceelwalter.blogspot.com)

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