HISTORIAS / HUMOR
"Afuera ocurren cosas que nosotros llamamos noticias, y debemos contarlas desde un punto de vista contradictorio"
Por Redacción
Los trastornos que sufre la gente por culpa de la inseguridad
Supo nuestro colega Chuñi Benite, y desde su página Angaü Noticias, relatarnos un caso espeluznante, hace unos años atrás, antes del verso de la pandemia, más atrás, y que hoy recordamos por la vagueza extrema que tiene el director de escribir su editorial.
Los hechos:
Había una vez, en un país lejano, una pendejita de mierda llamada Caperucita Roja, que le decian asi porque militaba en el peronismo de izquierda y entonces los tíos, que eran gente de López Rega, le decian 'La Peruquita Roja'. Después para disimular los padres le imventaron lo de Caperucita -dice Chuñi Benite-. Resulta que la boluda ésta, estaba un dia jugando al doctor con unos vecinitos en la casa de al lado cuando escucha que la madre le llama a los gritos desde la calle. Entonces todos se vistieron rápido y Caperucita salio de la casa y dijo: ¿Qué pasa mamá no sabés que estamos jugando al ajedrez y a las damas?
La madre, que era mas bruta que un arado de palo le dijo: 'Traten de jugar al ajedrez nomás porque ya sabés que a las damas no quiero que jueguen porque sino los chicos van a salir travestis'.
Y despué le dijo que la agüela estaba enferma y que le tenia que llevar comida.
—Puta mami y por qué no le mandás al Cuqui mejor- le dijo Caperucita.
—Vos no me vas a decir qué es lo que tengo que hacer yo, pendeja de mierda, que ni el culo te sabé limpiar todavía- le contestó la madre, porque las madres siempre dividen la vida de los hijos en dos etapas: cuando no se saben limpiar y cuando ya saben.
—Por que no se morirá ya de una vez esa vieja chota- dijo Caperusita.
—No diga eso que es la mamá de tu papá y le queremos- le cortó la madre pegándole una cachetada en la boca.
—Qué puta le van a queré si vos misma le dijiste a la tía Yeni que es una vieja jadeputa que lo único bueno que tiene es que usteden le cobran la jubilasión y con eso pagan el cable y la luz.
—Callate pelotuda que tu papá esta durmiendo pero la ventana de la piesa está abierta y te puede escuchar- le dijo la madre que hay nomá ya le calzó otro sopapo en la jeta.
La mamá dentró entonse a la casa y salió con un taper donde avia cuatro empanadas. 'Llevale a la güelita, y comprale una Manaos por el camino', le dijo.
Caperucita miro la comida y le dijo: 'Mamá no podés ser tan turra le sacaste la mitad del relleno a las empanadas'.
—'Y qué querés si a tu papá no le están tomando en ninguna obra y yo no tenía nada para hacerle el almuerso al Cuqui', le dijo la madre y antes de despedirla, le dijo a Caperucita:
—Escuchame boludita, andá por el camino, no te pongas a entrar en el bosque porque está el lobo. Y tampoco te andés quedando en los ciber para chatear.
Caperucita salió bastante enojada y cuando iba por el camino, ¡le apareció el lobo!
—Soy el lobo- dijo.
—Y sí, ya me di cuenta, no vas a ser Brad Pitt- le dijo ella.
—Mirá quien habla, ni que fueras Megan Fox- retrucó el lobo.
—Por lo menos no ando cagando entre los yuyos ni tengo olor a perro mojado- le sacudió Caperucita. Pero el lobo le siguió:
—Te juego una carrera- la desafió.
—No tengo tiempo pa pelotudeces.
—¡Uyyy guardaaaaaa, habló la científicaaaaa! ¡Pero andáaaaa, forra, si a vo te sacan el celular y no tenés vida! Todo el dia mandando mensajito a los vaguitos.
—¡Vos qué puta sabés lo que yo hago con mi vida privatisada, guampudo!
—Privada se dise, idiota.
El lobo y Caperucita siguieron discutiendo un buen rato, hasta que él le propuso otra ves hacer una carrera.
—Si vos me ganá te compro un buzo Narrow, así te sacá esa caperusa mugrienta que no sé ase cuánto año tené encima- le dijo el lobo.
-Por lo menos tengo ropa, no soy como algunos que andan sin nada y limpiándose el orto con hoja de banano- le toreó ella.
—¿Te cagás entonces?- le forreó el lobo.
—¡Ta bien, te voy a jugar, sólo pa gozarte, lobo de mierda!- dijo Caperusita.
—Te juego una carrera hasta la casa de tu agüela. El que llega primero gana- explicó el lobo.
—Bueno. Si yo gano me tenés que comprar el buzo, y mas vale que cumplas, y si pierdo ¿qué pasa?
-Me tenés que dar dos empanadas y listo.
Cada uno eligió un camino y salieron cagando aceite. Cuando Caperusita llego a la casa entró y vio que la agüela estaba acostada pero la notó muy rara.
"Este es el lobo jodeputa que se morfó a la agüela, se puso su ropa y ahora me está queriendo hacer cagar a mí". Pensó.
Entonces, como quien no quiere la cosa, se paró al lado de la cama, agarró la mesa de luz y le empezó a reventar la cabeza.
En eso tocaron el timbre.
—¡El cazador! Ahora me va ayudar a sacar a la agüela de la panza del animal-, pensó feliz Caperucita. Pero cuando abrio la puerta el que estaba ahí, era el lobo que le dice...
—Me ganaste, pero por culpa de unos vagos de mierda que me agarraron en el camino, me cagaron a piñas y me afanaron el celu- dijo el feroz animal.
Caperucita le hizo una seña de que espere, cerró la puerta, agarró las cuatro empanadas, y se las dio al lobo.
Y mientras veía la mesa de luz incrustada en la cabeza de la agüela se quedó pensando en todo los trastornos que sufre la gente por culpa de la inseguridad. Concluye Chuñi Benite.
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