EL SOLDADO QUE CRUZ DEL EJE NO DEBE OLVIDAR

OPINIÓN / SOCIEDAD

Pasado mañana se cumplen 50 años del demencial ataque al Batallón de Arsenales Domingo Viejobueno, donde cae en combate nuestro soldado Roberto Caballero

Por Walter R. Quinteros

I) Hechos

El 23 de diciembre de 1975, el país era gobernado por María Estela Martínez de Perón. Su esposo, el general, había fallecido en julio del año anterior. 

A fines de julio de 1975 el PRT-ERP comenzó a planificar el ataque, todo gracias a los datos de un soldado entregador, y que un arquitecto que colaboraba con los guerrilleros hizo una maqueta del cuartel.

Frente al Batallón de Arsenales Domingo Viejobueno, los guerrilleros instalaron un puesto callejero donde vendían tres panes dulces y una sidra en oferta. En realidad, los vendedores eran diez guerrilleros del ERP, que en el fondo de las cajas y canastos con la mercadería, ocultaban sus armas. 

A las 19:40 aquellos falsos vendedores se quitaron las ropas, y dejaron ver uniformes color verde y sus tristes y desgraciadas intenciones. 

A la misma hora, otros terroristas habían atacado los puentes Avellaneda, La Noria, Uriburu y Victorino de la Plaza para distraer a la policía y al ejército, que ya estaba avisado de que un ataque se produciría. Un camión, que llegaba desde Florencio Varela, embistió el portón, y comenzó aquel combate, a sangre y fuego.

El cuartel solo contaba con el treinta por ciento de su personal, ya que muchos habían sido licenciados para pasar con sus familias la celebración de Navidad.

El objetivo del ERP era robar armamento militar. Conocían la existencia del millar de fusiles FAL, sub ametralladoras, cañones antiaéreos y sin retroceso, todos con sus municiones. Con eso, la organización terrorista comunista, estaría en condiciones de mantener una guerra prolongada contra el gobierno democrático argentino.

Aquel martes 23 de diciembre de 1975, detrás del camión que logró abrir el portón, entraron cinco automóviles y dos camionetas. El camión quedó cruzado al medio de la calle de ingreso, su conductor muerto sobre el volante, y los vehículos que vinieron detrás, cuando quisieron esquivarlo, se vieron atrapados en un zanjón abierto dos días antes.

Los terroristas se desplegaron en el terreno, y empezó el espanto del tiroteo contra la guardia.

Los soldados ofrecieron una heroica resistencia, a pesar de que eran superados en número. 

Los muertos del Ejército y las fuerzas de seguridad fueron: el capitán Luis María Tetruzzi y el teniente primero José Luis Espinassi; el sargento ayudante Roque Cisterna y los soldados Roberto Caballero, Raúl Sessa y Benito Ruffolo. Tuvieron además 17 heridos. 

El número de terroristas que murieron en el cuartel y en la persecución que hubo en la villa aledaña ascendió a 62 y 25, fueron los heridos.

La llegada de helicópteros artillados de la Fuerza Aérea —provenientes de la VII Brigada Aérea de Morón—, abrieron fuego sobre los atacantes, que al emprender la huída, quedaron a merced de los pocos soldados defensores del Batallón. 

II) Homenaje solitario

Marta Caballero, cruzdelejeña, poeta integrante del Café Literario Locos de la Estación, y hermana de nuestro soldado héroe, caído en cumplimiento de su juramento a la Patria, publicará por las redes sociales un poema con la simpleza y el cariño que aquellas imágenes, sensaciones, y emociones, guarda de su hermano, y que los recuerdos le alcanzan. 

Así, ella sola. 

El soldado Roberto Caballero había nacido en Cruz del Eje el 9 de marzo de 1954, estaba finalizando sus estudios en la ENET N° 1 y se destacaba como jugador de fútbol en el Club Atlético Independiente de esta ciudad.

Al momento de esta publicación, ningún funcionario municipal se contactó con ella. 

Menos los de Ceremonial y Protocolo, figuritas ajenas a todo calendario. 

Ni los concejales perfumados en shoppings. 

Mucho menos el intendente, solo preocupado por ver engordar su ego foto a foto, y que ni debe saber que la ciudad tiene una plazoleta que rinde tributo a uno de nuestros héroes. 

Plazoleta que fue proyectada y construída a inicios de la década del 80, en el triángulo que forman las calles Tucumán, Moreno y Diagonal San Martín, por pura gestión familiar, del Centro Vecinal Santa Rosa, por los amigos personales de Roberto, y llevada a cabo por la gestión del exintendente justicialista Eliseo Yurdi Galaico.

Tiempo después, manos anónimas destruyeron el busto del soldado Roberto Caballero, allá por los años 90, y la plazoleta quedó huerfanita. 

Ningún intendente, o funcionario o político cualquiera, no pudo ni quiso reponerlo.

No piensan en la gente. Se mueven entre la insensatez y la insensibilidad que los caracteriza. Miren si van a mandar a barrer una plazoleta.

Marta Caballero, sola, en la inmensidad de su tristeza, con el dolor que la acompaña desde siempre, espera por la bandera que el Ejército Argentino le enviará en estos días.

Y publicará un simple y sentido poema en recuerdo de su hermano Roberto, el de los sueños truncos. Para homenajearlo a los 50 años de su muerte. 

El día que él cayó cumpliendo con su deber, como caen los cruzdelejeños guapos y aguerridos, en defensa de nuestras instituciones.

©Walter R. Quinteros 




(Periodismo en serio)


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