ÉRASE UNA VEZ, EN SALTA

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La noticia de la condena a 10 años de prisión contra Marina Jiménez, creadora del Ballet Salta, causó conmoción

Por Nelson Colque

Lo peor es que esa condena es por abusar de su nieto -de acuerdo a la denuncia-, cuando este tenía entre 10 y 17 años. Hoy en día Emanuel Jiménez, tiene 31 años. En 2022 presentó una denuncia en la Justicia en contra de su abuela por abuso sexual. La demanda avanzó, se realizó el juicio y la terminaron condenando. Ahora bien, hay que esperar que la condena quede firme para saber si la Justicia considera si la prisión será efectiva o terminará en una domiciliaria por la edad de Marina, está próxima a cumplir 74 años.

Emanuel mantuvo un diálogo con El Tribuno. 

—¿Cómo te sentiste después que salió la condena a tu abuela por haber abusado de vos?

—Al comienzo fue bastante... cuando yo me enteré, me impactó porque yo no me esperaba la respuesta de mis abogados, de los 10 años (de condena). Hasta el día de hoy es como que a mí me impactó desde ese lugar, ¿no? Pero por otro lado, sí, puedo decir que me puso muy contento y bueno, se hizo justicia, que es lo que yo vengo buscando desde muy chico.

—¿Vos en 2022 hacés la denuncia, quien te acompañó tu papá?

—No. Me acompañan a hacer la denuncia mis papás, los dos, y mi hermana

—¿Y cuándo te hace un click y sentis que tenés que hacer la denuncia por lo que te había hecho tu abuela?

—Principalmente esto es una mochila que yo ya vengo cargando y que la verdad que fue el momento en el que dije, basta. Yo necesito hablar de esto porque era muy injusto, en el sentido de que yo tenía que quedarme callado. No me parecía. Al primero que se lo cuento es a mi papá. Él no entendió en ese momento la situación, obviamente que no es fácil entenderlo. Y bueno, después, yo hablándolo con él, fuimos a mi casa y mi mamá estaba durmiendo, mi hermana estaba en su pieza, nos reunimos los tres y se los conté.

—Me imagino una situación shockeante para todos...

—Fue una situación horrible porque la verdad que no tengo ni una manera de describirlo porque la verdad que fueron muchas emociones juntas: enojo, tristeza y era como que no cabía (todo eso) dentro del comedor en el que estábamos hablando. Fue muy shockeante. Y eso hasta el día de hoy que yo lo tengo muy presente.

—Cuando habla tu abuela, ella hace alusión a que vos la denunciás por abuso sexual después que ella te reclamó porque te robaste plata de su casa y también apunta a tu mamá y la mala relación que tenían...

—No. Por empezar a mí nunca me hizo ningún reclamo de plata. Segundo, que yo no le robé nada, ni a ella ni a nadie. Acá lo único que se le robó a alguien fue a mí, la vida. Y eso la verdad que nadie me lo va a devolver. Eso para mí es muy triste. Y después, bueno, la relación que tenía ella con mi mamá era como la relación que puede tener una abuela con la mujer (de su hijo). Y yo en eso no me voy a meter porque eso es un tema de hechos (que ocurrieron). No es algo que a mí me corresponda. Nunca me correspondió y no lo voy a jugar ahora tampoco.

—Ella te llegó a amenazar a vos para que no cuentes nada. ¿Hubo situaciones de esas?

—Sí, en un par de ocasiones ella me dijo, después de tener un acto sexual, me dijo esto no lo podemos hablar, no lo hables nunca porque vamos a tener un problema los dos. Eso fue siempre en un par de ocasiones, me dijo después de haberme violado.

—No quiero incomodarte, pero en un principio se habló de tocamiento, pero ¿te obligaba a tener sexo con ella?

—Sí. Y fueron varias veces.

—¿Y dónde trataba de hacerlo ella? ¿En su casa? ¿Te citaba a otros lugares?

—No, no. Eso yo ya lo mencioné. Fueron en tres domicilios. Fueron en Capital Federal, en Mar del Plata y en Salta. En el domicilio de (ellos en) Capital, en Mar del Plata yo ya mencioné en la casa de algunos amigos de ellos y después en Salta también. En el domicilio de ella que hoy reside.

—¿Vos le contaste alguna vez a algo a tu abuelo? ¿Le insinuaste algo de esta situación? ¿Crees que él sabía esto?

—No. No, no, no.

—¿Ahora esperás que la justicia le ratifique la condena en el corto plazo?

—Sí, yo espero que... Bueno, esto fue un proceso muy largo. Desde que hago la denuncia me sometí a un montón de pericias, psicológicas, muchísimas. Y bueno, sí, yo espero que se haga justicia y que ratifiquen los 10 años. Y ahora solamente queda esperar a ver qué... bueno, que la respuesta de la defensa y bueno, y saber si es prisión domiciliaria lo que le toca o no.

—¿Cómo te sentís hoy en día ya con la condena? ¿Te sacarse una mochila?

—Bueno, principalmente sí, me siento muy aliviado y muy acompañado. Me siento muy acompañado. Bueno, yo pude formar unas familias hace un año. En ese tiempo nació mi hija. Bueno, me casé. Y la verdad que ellas me han cambiado la vida. Yo hoy veo la vida de otra manera, veo color, veo luz. Esto sí, lo digo hoy, es hermoso. Yo mucho tiempo vi las cosas muy mal por toda esta situación.

—Emanuel, ¿se puede perdonar a alguien después de esto?

—No. Yo se lo preguntaría no solo a usted, sino a cualquier persona. Si esto le pasara a un hijo suyo o nieto, ¿usted se lo perdonaría?

—No, no.

—Bueno, no. Yo no puedo, no puedo perdonárselo. Yo no puedo, no puedo perdonárselo.

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En diálogo con El Tribuno, la directora del Ballet Salta, Marina Jiménez, negó las acusaciones, criticó la rapidez del juicio y aseguró que no existen pruebas. A pesar de la sentencia, aún no firme, la artista de 73 años adelantó que apelará el fallo, destacando: "Mi vida ha sido dedicada a los niños y jóvenes".

—¿Cómo tomó una condena a 10 años por abuso en contra de su nieto?

—Toda mi vida he tratado de tener una conducta recta, una conducta lo más dedicado a lo que yo hago, de tratar con niños, con jóvenes, adultos. Hace 53 años que tengo una escuela. He tratado con el ballet, con chicos jóvenes, adolescentes y he viajado por el mundo con ellos. He tenido sobrinos viviendo en Buenos Aires en mi casa, muy jovencitos. He tenido mi cuñado, he tenido bailarines salteños. Parecía la casa de Salta, más que nada. Bueno, hemos cobijado a mucha gente muy joven. Jamás tuve un problema.

—¿Y cómo se llega a este conflicto?

—He sido la madre que he podido ser, a pesar de mis viajes, a pesar de mis giras. Crecieron y mi hijo mayor se casó con una alumna, la cual escaló y la pusimos como primera figura en el tango. Esta nuera jamás me quiso, siempre estuvo en competencia conmigo, siempre, a pesar que uno le dio el lugar para que se luzca. Siempre se las arreglaba. Si venía una bailarina linda, se las arreglaba para que yo la eche. Si venía una bailarina mejor, se las arreglaba para que encontrara un defecto y que yo la eche. El problema nace desde ahí, por eso lo cuento. Nace de ahí, con ese odio. Nacieron los nietos, crecieron con ese odio, pero yo los recibí de la mejor manera posible, como abuela. El primer nieto, Emanuel, me cambió la vida, me dio alegrías, a pesar que ella era muy mezquina, no los dejaba ir a casa.

—¿Usted dice que en el juicio hubo contradicciones respecto de esas visitas?

—Por eso que hay contraversia. Por ejemplo, mi nieto dice cosas que no tienen nada que ver con las pruebas, porque dice yo iba siempre, y mi nuera en la declaración dice yo no los dejaba ir casi nunca. O sea, hubo muchas falencias en la parte del juicio.

—¿Y él vivía acá en Salta?

—No, ellos viven en Buenos Aires. Ellos han venido siempre, vino hasta con una novia. Entonces, pasó el tiempo, vino a vivir acá en Salta, porque hicimos que entre al Ballet de la Provincia (Eso en 2022). Estuvo medio año sin cobrar porque no salía el nombramiento. Entonces, yo lo banqué, le banqué el gimnasio, le banqué las clases. Cuando ya empezó a cobrar un sueldo, empecé a decirle, bueno, Emanuel, vas a tener que colaborar en la limpieza, vas a tener que colaborar en pagar algo.

—¿Y cuándo se produce el quiebre entre ustedes?

—Se fue a fin de año y se fue, se hizo amigo de César Guantay y cambió. Se fue, se despidió, porque volvía en febrero para entrar otra vez al Ballet clásico, y yo me doy con que se perdió, se me robó plata, mucha plata. Me quedé callada, le conté a mi marido.

—¿Esto en qué año fue?

—En 2022. Se fue, me saludó para mi cumpleaños en enero, me operaron en enero también de una prótesis de rodilla, me saludó, que tengo los comprobantes de los audios y de WhatsApp, pero cuando estuvo, dice abuela, ya vuelvo en febrero, y le dije, pero primero tenemos que hablar, porque se me había perdido esa plata. Cuando volvió, le dije el tema, se enojó, insultó, se peleó muy mal, y se fue. Pero antes me había dicho que él se iba a ir del Ballet de la Provincia, porque le habían prometido un trabajo en el Ballet de La Plata, y yo le aconsejé, le dije, no te vayas, no dejés el Ballet si no estás seguro, y dijo, sí, yo estoy seguro, porque ya me aseguraron.

—Luego él vuelve a Buenos Aires. ¿Qué sucede ahí?

—El se fue a vivir a lo de César Guantay, estuvo dos meses, tres meses, y se fue y renunció. Cuando yo voy a bailar para la fiesta de Güemes en junio, allá al monumento de Güemes, llego, y mi hijo me habla y me dice, mamá, ¿por qué me hacés esto? Y le digo, ¿qué te hice, hijo? Me dice, bueno, vos abusaste de Manuel, bueno, todo lo que después se declaró. Y le digo, ¿pero cómo podés pensar que puedo hacer esto? ¿Cómo podés pensar? Bueno, le digo, tráemelo mañana mismo, y esto lo arreglamos frente a frente. Yo estuve dos días y se fue. Estuvo dos días y no vino con Emanuel. Me tenía que volver. Llego acá a Salta y me doy con la denuncia.

—Y luego que pasó

—Mi nuera mandó a todas las madres, a todas mis alumnas, a las madres de mis chicos. Mandó a mi trabajo, mandó a la televisión, a mi familia, les hizo jurar a mis sobrinos que durmieron un montón de veces acá, en Salta, les hizo jurar que si yo le había hecho algo. Llamó a Chile, a mi familia de Chile. Bueno, yo me doy con esa denuncia, tuve que hablar con la gente y decir, bueno, la verdad que estoy tan mal como ustedes, pero ustedes están con toda la... si están predispuestos a pensar que yo soy así como me está describiendo, tienen todo el derecho de irse. Bueno, gracias a Dios no se fue nadie porque ya la conocían a mi nuera, ella ya vino a dar clases acá con mi hijo. Un día se enojó y dejó colgado ese día la función y los chicos tuvieron que bailar solos, tuvimos que arreglarlo y ese día en el Teatro Provincial tuvieron que bailar solos. O sea, la conocían, la conocían perfectamente, entonces se quedaron conmigo y no tuve problemas. En el trabajo creyeron en mí y no me echaron.

—¿Qué pasa con el proceso judicial?

—Pasaron tres años, llegó el momento porque toda denuncia tiene su juicio. Yo la verdad que estaba tranquila porque evidencias no había ninguna. Él dijo de abusos desde que tenía 10 años. Por Dios, yo estoy rodeada de un mundo folclórico de hombres. Si voy a fijarme en un niño, en un nieto, eso es aberrante. Bueno, él dijo que en Mar del Plata mintió porque en Mar del Plata estuvimos los cuatro juntos en una habitación. Mi esposo, mi nieta, él y yo en una habitación. ¿Cómo voy a abusar estando en una habitación? Se puede despertar Hugo, se puede despertar la nena. Y él era chico. Dijo cosas que no, la verdad que yo lo escuchaba y no podía creer lo que decía. Él dice que hasta los 17 o 16 años estuvo así, que yo lo tenía amenazado. Antes que se venga a vivir acá, me dice abuela, ¿por qué no nos vamos de viaje? Quería ir a Sydney. Averiguamos los precios y era imposible. Y le digo, no, elegí un lugar más cerca. Me dice, bueno, vamos a Miami. Menos mal que fui con mi secretaria, porque si no me hubiera dicho que lo violé a los 27 años. Él ya tenía 27 años.

—¿Cuántos años tiene hoy él?

—Hoy en día 31. Realmente para mí esto es muy feo lo que me está tocando vivir.

—En el juicio, ¿él aportó pruebas, otros testimonios?

—No hubo ningún testimonio, solo que mi hijo, es como que él le creyó y todos repetían lo mismo. Pero nadie vio nada, ninguno de los testimonios que fueron la madre, el padre y la hermana, César y el psicólogo.

—El juicio se hizo en Buenos Aires, ¿verdad?

Este juicio se hizo en Buenos Aires. En Comodoro Py.

—¿Cuántos días duró el juicio?

—Fue rapidísimo, fue rapidísimo. Duró un día que yo pensé que, yo deseaba que termine ese día, honestamente, porque lo único que faltaron declarar era mi psicóloga, que me trató todo el año, hasta hoy. Hoy en día estoy en sus manos, ella me derivó a una psiquiatra.

—¿Ahora ustedes van a apelar esa condena?

—Exactamente, sí. No es efectiva todavía. Pero de todas maneras me duele que ella (mi nuera) mandó a todos los medios. Es tanto el odio que tiene esta mujer que envenenó a los nietos, envenenó a mi hijo y perdí mi hijo, que es lo que más me duele.
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Marina Jiménez recibió 10 años de prisión tras ser declarada culpable de abusar de su nieto. Una condena que sacude el ámbito cultural de Salta. 

Con información suministrada por El Tribuno


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