LA LETRA CHICA NO DECÍA NADA

EDITORIAL

Todos pensábamos y estábamos convencidos que su tarea consistía nada más en ser una eficaz secretaria

Por Walter R. Quinteros

En el día de ayer el ex dirigente de La Libertad Avanza (LLA), Ramiro Marra, apuntó contra "alguien" del Gobierno cuando el dólar llegó a $ 1.500. "Sáquenme el celular porque si tuiteo la mando bien a la mierda". 

Lo recuerdo a Ramiro con cierto respeto, como una especie de amigo. Ramiro me vio una mañana en Tigre, y me dijo que me traía el saco que me había olvidado en su oficina en CABA. 

Tanto él, como yo y muchos otros, invertimos en la marca Milei. Pero Milei, Javier. En la letra chica del contrato de inversión -confianza en el producto que le llaman-, no existía la frase "todo lo va a manejar Karina Milei".

Y muchos leímos bien la letra chica. Pero de los lectores y firmantes de aquel convenio, ya no queda ninguno.

Quizás a mi se me pudo haber escapado algún detalle en cuanto a la dimensión de la palabra "jefe", tal vez nunca se me ocurrió compararla con ser CEO, que significa ser el máximo responsable tanto en la dirección estratégica, toma de decisiones claves, como en asegurar el crecimiento y la sostenibilidad de algo importante y donde hay varios jefes, pero a Ramiro Marra, un reconocido operador financiero que sabe tomar decisiones rápidas, no se le pudo haber escapado jamás. Lo separaron como a todos, por su enemistad con Karina Milei, o cuando vio cómo el equipo salía a la cancha.

De su función como Secretaria General de la Presidencia, Karina pasó a ser una especie de López Rega de Isabelita. Bien señala el periodista Rubén Lasagno en Opi Santa Cruz, que con Milei, venía un paquete que incluía a su hermana Karina; un dos por uno que nos sorprendió por la magnitud del combo: Donde aparentemente, el candidato que votamos no funciona si la susodicha no le hace de soporte. Pero, ¿eso estaba en la "letra chica"?

No, nosotros apostamos a una fórmula de la cual y con gran pesar, nos enteramos que desde antes que se cumpla el año de gobierno, que la electa vicepresidente, Victoria Villarroel, hacía rancho aparte por decisión de Milei "aconsejado" por Karina. "En ningún lado leímos o interpretábamos que ella iba a manejar los hilos del poder con tantas ganas y con tan poca eficiencia". Cierra Lasagno. 

Es cierto, todos pensábamos y estábamos convencidos que su tarea consistiría nada más en ser una eficaz secretaria. Un filtro necesario. Pero de a poco, fue imponiendo un estilo autoritario que  despertó tensiones, puso a todos en alerta. Ya en editoriales anteriores supe escribir sobre esto y la supe responsabilizar. Pero es necesario también aclarar y como un colega supo explicar de la "dependencia" que el presidente tiene de su hermana. Recuerdo haber empleado la frase "alguien tiene que decirle", me refería al presidente y su cículo rojo, o círculo de hierro, que esa figura geométrica de poder, no contaba con experimentados políticos, sino con un desconocido "asesor" y su hermana.

La política es un arte que requiere negociación, construcción de consensos y, en ocasiones, flexibilidad. Karina, nunca lo hizo, tal vez embriagada por los cánticos de su tribuna de trolls, siguió pedaleando para marginar a dirigentes valiosos y privilegiar la fidelidad personal por sobre la capacidad técnica.

Lo señala el periodista Carlos Mira, "Karina genera aislamiento, su celo protector hacia Javier Milei limita los canales de acceso al Presidente. Ministros, legisladores y aliados externos se quejan en privado de que muchas veces deben pasar el 'filtro Karina' para ser escuchados, lo que alimenta roces internos y refuerza la percepción de que el gobierno funciona como un círculo cerrado más que como una coalición de fuerzas". Y se pregunta, ¿Puede Karina Milei arruinarlo todo?

La respuesta, viene de este opinador no obsecuente con las personas pero si con los ideales.

—Si. Porque nadie la ha votado. Ni figuraba en la "letra chica" del convenio. Ni tiene la más mínima idea de lo que es la política.

Para cerrar

En el fútbol, el centrodelantero de un equipo se mete entre los defensores centrales del rival, cuando ve que no coordinaron un movimiento, emplea su velocidad y astucia para rematar al arco. El gobierno está perdiendo por goleada. 







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