SOCIEDAD
La gesta de un grupo de héroes mendocinos que le cocinan y dan de comer a la gente de la calle. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Y parece que es verdad
Por Christian Sanz
Es viernes por la noche. Hace mucho frío. Y una extensa fila empieza a formarse frente a la terminal de ómnibus de Guaymallén. Es gente rota, vencida, sin más que esperar de la vida. Uno detrás del otro. Esperando con la paciencia que sólo conocen los desahuciados.
Aguardan por un plato de comida, que en minutos recibirán por parte de un grupo de personas que optaron por dar una mano a los que la necesitan. Sin pedir nada a cambio.
Luego de un oportuno agradecimiento a “Dios padre”, se empiezan a cargar las bandejas de plástico. Hoy toca arroz con choclo y chorizo. Y algo más. Pero ahora uno no lo recuerda. Se acompaña con un vaso de jugo de naranja y el pertinente pan.
Uno tras otro pasan a buscar su porción, con una hambre pocas veces vista. Con la necesidad de los olvidados.
Lo curioso es que, quienes les tienden la mano no son muy diferentes a ellos. Son laburantes, clase media y media baja. Que seguramente no llegan a fin de mes.
Pero acá están, dando lo que no tienen, a seres desesperados, que apenas acaban de dejar de temblar de frío, gracias a la comida caliente.
“Somos un grupo de oración que pertenecemos a la iglesia católica y somos guiados por el padre Marcelo De Benedictis”, me dice una de las organizadoras, a quien no le importa dar su nombre. Acaso porque las buenas acciones siempre deben ser anónimas.
“Somos un grupo de pequeños corazones en la Virgen de la Medalla Milagrosa y hacemos esto todos los viernes, damos acá de comer aproximadamente a 150 personas, a veces llegan a ser 200”, insiste.
Y sonríe, siempre sonríe. Porque cada vez son más los que colaboran. “Somos un grupo cada vez más grande, hoy llegamos a los 25 voluntarios. Nos juntamos a rezar, que es nuestro apoyo, y después organizamos todo el mes quiénes van a cocinar todos los viernes y quiénes van a ayudar”.
“¿Cuánto hace que se ocupan de la gente desamparada?”, pregunta Mendoza Today. Y la mujer responde, y sonríe: “Hace más de dos años, cuando empezamos eran re poquitos y de repente cada vez son más los que vienen a pedir comida. Cada vez más gente”.
“¿Les alcanza?”, insiste este diario. “Y sí, nos alcanza gracias a Dios. Ahora hicimos dos ollas grandes, a veces hacemos hasta tres, como sabemos que hay refugios también hemos hecho menos cantidad, pero igual está llegando la gente”.
“¿Y la comida, cómo la consiguen?”, insiste este medio. “Nos donan o ponemos lo que podemos entre todos. El que va a cocinar dice ¿bueno necesito 10 kilos de cebolla’ y uno pone 2 kilos, otro pone 3, otro lo que falta, y así”.
Quien quiera colaborar con este grupo de héroes puede hacerlo a través de un alias de Mercado Pago que bien los describe “amaralprojimo.mp”. También pueden contactar a Patricia, parte del grupo, al (261) 257-1238.
“Antes éramos como de quejarnos mucho, ahora es como que valoramos todo, agradecemos lo que nos dan, sea lo que sea”, culmina la mujer. Y sonríe. Siempre sonríe.
(Mendoza Today)
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