OPINIÓN: ESCRIBE WALTER R. QUINTEROS

 EDITORIAL

Por sus frutos los reconoceremos

Por Walter R. Quinteros (LA GACETA LIBERAL)

Hace un poco más de un año inició este periodo Javier Milei como presidente. Es muy poco tiempo para que la historia registre hechos. Digamos que empezó con aquel mega DNU, fraccionado, trunco, donde la oposición se puso en el papel de decir no, por el no mismo. Hasta hablaron de la inconstitucionalidad que abarcaba poner en marcha una vuelta de página que borrara todo aquello a que nos habían acostumbrado. Eso, sin ninguna duda, se registrará en la historia que, como dije, en apenas un año y con mucha, casi demasiada oposición, el presidente ha logrado un poco por pragmatismo, y otro por algunos convenios, establecer por decreto algunas medidas que favorecieron la economía del país. 

También hablarán en unos años que en este, el primer año, se registrará por sus primeras batallas, ya que anduvo eligiendo enemigos, alguien a quién buscarle la guerra, opositores enrolados en la casta política, periodistas a los que llamó "ensobrados", sindicalistas, gobernadores y hasta ahora, en que mantiene una feroz interna con su vicepresidente Victoria Villarruel. Desde su entorno, han desplegado toda la artillería contra ella, lo que hace, un desigual enfrentamiento entre ellos. Es ahí donde, alejados de lo que nos meten en la cabeza los grandes medios, debemos llamarnos a un análisis, para que la historia realmente lo registre.  Todo apunta a que absolutamente nadie de su entorno la quiere. El sueño de todos ellos y, de aquellos que se quedan observando el árbol y no el bosque, es la de apartarla del cargo al que Villarruel llegó por el voto mayoritario en las elecciones pasadas. 

Señala el sitio GotQuestion que "la afirmación 'por sus frutos los conoceréis' (Mateo 7:16) forma parte de las enseñanzas de Jesús sobre cómo reconocer a los verdaderos seguidores y evitar a los falsos profetas". A partir del versículo 15, leemos este contexto: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:15-20).

La pregunta sería, ¿quién puede señalar a alguien del entorno del presidente como buen árbol, y a la vicepresidente como árbol malo en un país democrático? ¿Nunca usted escuchó a un maestro ayor de obra, encargado de la ejecución de la misma, preguntarle al arquitecto, qué función cumple esta columna de ladrillos huecos? ¿Es desleal el maestro mayor de obra al decirle al futuro dueño que paga, que ese capricho le va a costar 3 millones más y no cumple ninguna función? Hacer este tipo de análisis proviene de la mesa de los bares. Ser buena gente no pasa por la obediencia debida. Por la condescendencia, por la sumisión.

Como expresé al principio, la primera convocatoria al Senado para tratar el megadecreto con el que el Gobierno inauguraba su cruzada para "refundar la Argentina", según palabras del presidente Milei, fue esa convocatoria de Villarruel, la que desató el enojo presidencial.

Vamos entonces a ampliar recordando que Milei, mediante comunicado nos decía: "Tanto el tratamiento apresurado del DNU 70/23 como la iniciativa de promover una fórmula jubilatoria sin consenso violentan el espíritu de acuerdo promovido por el Presidente en su convocatoria al Pacto de Mayo".  Nótese el reto público a su vicepresidente. Y ahí aparecen los condescendientes y sumisos con cero análisis, limitando su oscura vida a cumplir órdenes. Casi todos los gobiernos tuvieron estos zombies. El ejército de troles libertario, que arremetió contra Villarruel, con una violencia en las redes sociales, no escatimó detalles para hablar de su vida privada y hasta puso en clara sospecha su lealtad.

La historia argentina nos recuerda que esto ocurrió muchas veces. El cargo de vicepresidente aparece con la presidencia de Justo José de Urquiza, y fue Salvador María del Carril. El vicepresidente es un suplente del presidente. Debe reemplazarlo cuando éste se ausenta por viajes o enfermedad, o en casos más definitivos, como su destitución o renuncia. Es decir que entra en acción en ocasiones muy particulares. Pero tiene cierto poder, ya que es quien preside el Senado, un cuerpo colegiado donde, si bien no participa de los debates ni vota leyes, debe tejer alianzas para vehiculizar las iniciativas del Ejecutivo y, en caso de empate, definir las votaciones. Queda en claro que Villarruel tejió ciertas arreglos que, al entorno presidencial no les gustó.

Supo decirle Domingo F. Sarmiento a su vice, Valentín Alsina: "Usted no se meta en mi gobierno; límitese a tocar la campanilla en el Senado durante seis años y lo invitaré de tiempo en tiempo a comer para que vea mi buena salud". 

Entonces veamos un resumen del sitio Canal Abierto, para que recordemos las peleas entre presidente y vice en gobiernos recientes: La de Néstor Kirchner con Daniel Scioli, la de Cristina Fernández con Julio Cleto Cobos y su voto "no positivo" que desempató en contra de la Resolución del Ejecutivo conocida como "la 125", o la reciente interna a cielo abierto entre Alberto Fernández y Cristina, en su rol de vice. Hipólito Yrigoyen con Enrique Martínez que derivó en un golpe de Estado. Roberto Marcelino Ortiz y Ramón Castillo. Juan Domingo Perón, quien llamó a elecciones durante su segundo mandato para elegir al vicepresidente, tras la muerte de Hortensio Quijano, se llevó su chasco con el elegido, Alberto Teisaire. Tras el derrocamiento de Perón, el 16 de septiembre de 1955, el gobierno de facto de la autodenominada Revolución Libertadora hizo pública una filmación en la que Teisaire acusaba al expresidente de desleal y cobarde. Arturo Frondizi  con Alejandro Gómez, peleados por la explotación petrolera. Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima. Carlos Saúl Menem con Eduardo Duhalde. Fernando De la Rúa y Carlos “Chacho” Álvarez. Y hasta es probable que se me hayan pasado por alto algunos datos. Lo que si queda en claro, que el cargo de vicepresidente es elegido por voto popular, es decir que tiene legitimidad democrática. Por lo tanto, el presidente no puede removerlo.

Por sus obras los conoceréis. Lo dice Mateo en la Biblia. Lo escuchamos decir a nuestros abuelos, lo escuché de mi padre con el ceño fruncido cuando asumío el presidente que decía que con la democracia se come, sin decirnos quiénes comerían, de mis encargados al opinar de la llegada de nuevos jefes, que querían modificar el submundo de nuestro trabajo. y hasta lo escuchamos de la gente en los bares cuando hablamos del accionar de nuestros gobernadores e intendentes, y que agregan a la palabra obra; coimas, desfalcos y corrupción.

Y ahí aparecen los condescendientes y sumisos con cero análisis, limitando su oscura vida a cumplir órdenes y hacer correr bolas. Casi todos los gobiernos tuvieron estos zombies hoy, llamados troles, para denostar algunos en beneficio de otros. Por eso depende de nosotros saber reconocer quiénes son los verdaderos seguidores para evitar a los falsos profetas.

Yo me quedo con aquellos viejos encargados, los que me formaron laboralmente. Los que nos enseñaron a tejer alianzas para conseguir arreglos, los que hacíamos las cosas antes de recibir la orden, con los pragmáticos en beneficio de nuestra Patria, por sobre cualquier ideología política. Los conozcamos por sus obras, no por lo que nos meten en la cabeza, desde un cómodo sillón en Buenos Aires.

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