CRUZ DEL EJE TIENE QUIÉN LE ESCRIBA

OPINIÓN

Marga Espeche presentó su tercer libro: "El sol infinito" 

Por Walter R. Quinteros

En la tarde-noche del sábado 19, el Centro Cultural El Puente, estuvo colmado por una entusiasta audiencia lista para entrar en el mágico mundo de los recuerdos. La primera sensación fue la de estar parado en un andén, esperando el tren con parada en las estaciones de cada rincón, de de aquellos personajes y de las historias de cada esquina de esta ciudad. Arriba pasajeros, se viene un viaje inolvidable.

Creo que por estos días, no hay en esta ciudad ningún escritor que pueda llevarnos de forma tan elegante y amena a recorrer el pasado de Cruz del Eje como la "profe" Marga Espeche y como no podía ser de otra manera, por su propio pasado, en este, su lugar en el mundo, al que le declaró su inmenso amor, hasta "cuando corresponda".

Marga, como una escritora tardía, se aferra con sus historias muy interesantes a reconstruir nuestra agotada memoria y, a conocer acontecimientos y personajes de nuestro pasado. Desde situaciones cotidianas y sencillas de ciertos lugares, pasando por ilustres vecinos y personajes populares, hasta hacernos compartir sus vivencias en la infancia y el amor hacia sus padres y toda su familia. 

El Sol Infinito es una clara muestra de que aquí nadie pasa de largo sin dejar huella, ni viento que intente borrarlas. Y también es una forma de resistir a los crecientes embates de las transformaciones urbanas y el olvido.

Algo que quiero destacar es la presencia de su hijo Leandro Caribaux, que, fuera de toda estructura solemne que suelen aplicarse en estos casos de las presentaciones de libros, nos mostró su faceta de hijo, impregnó de humor el salón, le dio un aire más de reunión familiar y me dio la sensación que, distendido al lado de su madre como seguramente siempre lo hizo, se sintió protegido, agradecido y compinche.  

La poeta María Esther Cuestas acompañó la presentación de El Sol infinito, el maestro Hugo Quiroga deleitaba los intervalos con su música y como maestra de ceremonia Susana Cano estuvo estupenda.

En fin, puedo decir que estuve presente en lo más agradable en materia cultural de este mes y que, como cronista tengo el enorme placer de relatarles. 

Como en algún editorial anterior señalé que debiera haber alguien más que recopile nuestros acontecimientos diarios, también estoy convencido que Marga puede llevarnos a un cuarto paseo. Sino, presten atención a este relato de sus "Noches de jazz".

"Daniel Barco me invitó a bailar, Y fue bailando cuando, entre un giro y otro, le pregunté qué era el swing.  'Mirá', respondió, 'mirá y escuchá a Paquito Torres', y lo hice. Estaba inclinado, abrazado a su trompeta con una dulzura y una sensibilidad de enamorado; pero después comenzó a erguirse con ella mientras el sonido crecía hasta convertirse en un largo lamento por el que a mi me pareció que se le escapaba el alma. 'Ahí está el swing', aseguró Danny".

Joven argentino, las imágenes que merodean en tu cabeza no son una escena sacada de una película. Son de la chica que escribe sus libros con birome trazo grueso y que nos dice que lo que no se escribe, se pierde. 

Otras cuestiones no me permitieron estar presente hasta el final, pero seguramente, el coro de almas de caritas ausentes, realizaban una cortés reverencia a cada uno de los asistentes agradeciéndoles por el respeto demostrado, por abrir la puerta e invitarlos a pasar, por tenerlos presentes siempre y por recordarlos con una sonrisa. También estoy seguro que supieron volver para ocupar su lugar en las páginas del libro de Marga. 

No se quién, ni a qué hora, alguien inició la ceremonia de apagar las luces y cerrar con llave las puertas del Centro Cultural, pero les juro que yo, cuando volví a pasar por la madrugada, vi las luces danzantes en el globo de espejos y escuchaba claramente la música de aquel "Premier". 

En resumen, Cruz del Eje está lleno de historias, como dijo Leandro J. Caribaux. 

Saquen una hoja.