OTRA COSA, COSO 

Por Walter R. Quinteros

Estuve en Córdoba, las calles no me parecían tan bulliciosas como en otros días, ponele que era temprano cuando llegué, coso. La gente estaba abrigada, las aguas danzaban en el bidet gigante frente al Patio Olmos y la Casa Radical, "aquí —le dije al taxista—, dejame aquí". Un auto bien estacionado, arrima al cordón de la vereda a una distancia de 10 a 20 cms éste conductor lo hizo, ponele coso, a 30 cm no más, por ahí, justo por ahí una dama quiso pasar con su moto cuando yo abría la puerta. Allá fue, con moto y todo a la vereda. La conversación fue la siguiente entre el taxista, la motociclista y yo: ¿Estás bien niña? ¿Necesitás médico? ¿Te podemos llevar a algún lado? ¿No? ¿Nada? ¿Un café? Mozo tres cafés, por favor. Córdoba tiene ésas cosas, coso. 

¿Viste cómo se habla de la violencia de género? Por el caso de la malograda bombera Luana Ludueña, fue condenado a prisión perpetua Diego Concha, el apagador de incendios que encendió las llamas de las miserias humanas. Los archivos cuentan, coso, que un día el jefe Concha, llevó a su subalterna Luana a un hotel alojamiento sin su consentimiento, la violó. Tiempo después, Luana se suicidó. Y también dentro de la política tenemos casos así de repugnantes, como para hacer mermelada. Empecemos por Cruz del Eje, sigamos por toda la provincia de Córdoba, por todas las otras provincias, por el país entero. Es más fácil contar estrellas que sinvergüenzas con escritorio y chofer. 

Loan sigue sin aparecer, coso. Y todos los otros chicos que supimos perder siguen ausentes. 

El lunes pasado fuimos a visitar un viejo libertario a Serrezuela, mi amigo que conducía me decía que "por aquí se está hundiendo la ruta, me parece". ¡Zás! al otro día se hundió la carpeta asfáltica, corte de ruta, coso. Le pregunté dos días después si era adivino, me dijo que no, que los adivinos están todos en EPEC, ellos ya saben la luz que vamos a consumir en septiembre y lo que debemos pagar en octubre. Curanderas, reyes de los amarres y manosantas, abstenerse. 

Recuerdo un reportaje que le hice al encargado del cementerio San José de Cruz del Eje, le supe preguntar para La Gaceta Liberal, si podía darme precisiones sobre las bóvedas y mausoleos allí existentes. Respuesta: N/S N/C. Por suerte está el archivo de ésa nota. Me vino esto a la cabeza porque el martes pasado se llevó a cabo el 4to "Encuentro de Cementerios de la Provincia de Córdoba en el Centro Cultural Deán Funes", organizado por la Municipalidad de aquella querida ciudad y en colaboración con la Revista Patrimonio Funerario Integral, que contó con la presencia de representantes de municipios, comunas, instituciones y vecinos del Norte Cordobés, coso. Menos el de una ciudad, ¿Adivinaste cuál, coso? El encuentro fue para resaltar la importancia del patrimonio funerario en la preservación de la memoria y las costumbres de los pueblos de Córdoba. Esta iniciativa es una opción más del circuito turístico. Por aquí no se consigue nada de eso, coso. Cuando haya un terremoto no sabremos si fue algo natural o por el dichoso milagro que al intendente nuestro se le haya caído una idea. Una sola.

¡Pero somos inventores! 

Te cuento coso, ningún superhéroe ni villano de Marvel o de cualquier cómic, fabrica como nosotros las súper gomeras para enviar en un vuelo celestial, drogas que llegarán a la estratósfera y de allí a la cárcel. Tomen, "sabemos cómo hacerlo", decía un charlatán. 

Otra cosa, coso. En un editorial pasado —no recuerdo si publicado el 21 o 22 de agosto—, pregunté a qué hora la oposición de Cruz del Eje se levantaba de dormir la siesta. El objetivo de ésa pregunta era para saber si alguno de ellos —alejado de las nostalgias de entregar bolsos y choripanes por un miserable voto—, tendría la gentileza de preguntarle al gobierno municipal por nuestra flota automotor, que duerme como ellos, el sueño de los justos en los corralones. Bueno, la misma pregunta se la hace ayer un medio local y muestra fotos de la cosa, coso. Por suerte para una respuesta inmediata tenemos a los adivinadores de EPEC. Pero los cosos de la municipalidad crearon sin que se les mueva un músculo de la cara, un organismo para controlar el Servicio Urbano de Pasajeros. Antes de balearnos en un rincón le preguntemos ¿Por casa cómo andamos coso?

La policía local no es como ustedes creen que son, coso. Los hombres y mujeres que integran la institución ayer recorrieron la ciudad, repartiendo golosinas a los niños, y haciendo sonar sus estruendosas sirenas y bocinas. Como se puede apreciar, tienen corazón, sentimientos, emociones, dulces para repartir y un alto sentido de pertenencia. Les digo esto porque pasaban muy rápido, tan rápido por eso de perseguir delincuentes, que se olvidaron que arriba llevaban héroes de Disney sin gomeras. La pequeña Magui y yo, a veces jugamos a "Policías y ladrones", cuando soy el policía gordito que la persigue, ella siempre se escapa, cuando soy el ladrón gordito, siempre me atrapa. Triste vida la de ser gordito condenado a correr, coso.

Para cerrar y hablando de dulces, la señora estropeada en la vereda por intentar sobrepasar el taxi que me llevaba en Córdoba, me dijo esa palabra. ¿Cómo que qué palabra coso? Dulce, que yo era un dulce por atenderla ante tal desdicha del tránsito. 

¡Ah! El quiosco que vende mis figuritas se llama Quiénes & Por Qué.

(diceelwalter.blogspot.com)




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