MERCY, MERCY, MERCY

EDITORIAL

Los héroes vuelven así del combate, sin reclamar nada



Por Walter R. Quinteros

En la Terminal de ómnibus de la ciudad de Córdoba, el inspector autoriza el embarque de los pasajeros, después sube un vendedor de alfajores de maizena, cuatro por mil pesitos —dice—, algo vende, nos agradece y se baja, no alcanzo a ver una seña que el inspector le hace al conductor, pero como últimos pasajeros subieron tres bomberos, el que aparentaba tener mayor rango habló con el conductor del micro para que los deje viajar. Por cierto les dijo que si. Los vi cansados, los ojos rojos, cargaban mochila, y el casco reglamentario, se sentaron al último. No subió más nadie, y dos minutos después del horario de partida, el micro inició su ruta. 

Me puse de pie y dije: ¡Ey, gente, hay tres bomberos en el colectivo, aplausos! 

Como todo gesto, ellos bajaron la cabeza en señal de agradecimiento, vi sus pestañas grandes y pesadas como de jirafas mirando al suelo, y es casi seguro que deben haber pasado por sus mentes, las imágenes fugaces de alguna esposa, hijos, madre, padre, familia y amigos esperando su regreso, sanos y salvos. 

Para que sepan, los héroes vuelven así del combate, sin reclamar nada. 

Cuando descendieron con cara de sueño, nos regalaron a todos sus tiernas sonrisas cansadas, un fuerte apretón de manos y una sensación de estar caminando por una nube de felicidad.

¿Y el lado B?

Esto que les acabo de relatar fue ayer en Córdoba, en horas de la mañana. Pero me imagino que no solo en esa unidad del transporte automotor de pasajeros se les ha rendido a nuestros bomberos un espontáneo, sencillo, pero emotivo homenaje. 

Calculo, creo, sospecho, me imagino que los intendentes que prometieron una ciudad distinta, los que apostaban al cambio y todo ese verso estafador, dejaron de tomar cafecitos en sus poltronas y salieron a recibirlos con la banda de música y guerra de las instituciones. O que las escuelas hicieron sonar sus tamborcitos. O los comerciantes con sus empleados y clientes los aplaudieran desde las veredas, y que las amas de casa desde sus floreados jardines elevaran plegarias al cielo, y que hasta los muchachos del bar se pusieran de pie por respeto. Y que los automovilistas hicieran sonar las bocinas estridentes de cada coche. Y que los piojos resucitados que se la dan de no se qué, porque les prestaron un micrófono, cierren el pico un instante; y los que se la dan de "culturosos" hayan desplegado toda la parafernalia necesaria para ilustrar el tema, y que seguramente los correligionarios que tanto les gusta esa cosa, coso, de mostrarse para las fotos, fueran a abrazarlos. Y les digo también a los otros, a los compañeros de las "justicias sociales", porque para eso son mandados hacer. Y si no han hecho nada, por la oquedad existente en sus cerebros, tengan al menos la honestidad de copiar y guardar este editorial, total, como periodista ya estoy acostumbrado a esa cosa, coso, que me roben lo escrito sin modificar ni una coma.

Ahora hablemos de Marvin

Siguiendo con el tema y observando las miles de hectáreas quemadas, me vino a la mente y se instaló a sus anchas y sin permiso por casi todo el viaje, la canción de Marvin Gaye que se llama "mercy, mercy, mercy", un himno del soul de los años 70.

Marvin Pentz Gay, Jr. había nacido en Washington D.C., el 2 de abril de 1939 y falleció asesinado por su padre en Los Ángeles, California, el 1 de abril de 1984. Todos lo conocíamos simplemente por Marvin Gaye, "el Príncipe del Soul", cantante, compositor, pianista y productor que vendió más de 25 millones de álbumes. Nos señala Wikipedia.

Marvin incorporó a sus canciones letras con temáticas sociales y políticas, que grabó en 1971 en, el que a la postre sería considerado su mejor álbum, "What's Going On", con elementos del jazz y la música clásica y en el que aborda —lea bien—: La protección del medio ambiente. La corrupción política. El abuso de las drogas y la guerra de Vietnam. Lo hizo inspirado al ver regresar a su hermano, Frankie Gaye, del frente de batalla, porque los héroes vuelven así del combate, sin reclamar nada, coso.

La letra dice: 

Piedad, piedad, piedad. (La Ecología)

Whoa, oh, ten piedad, piedad de mí
Oh las cosas no son como solían ser, no no
¿A dónde se han ido todos los cielos azules?
Envenenado esta el viento que sopla del norte, del sur y el oeste

Whoa ten piedad, piedad de mi
Oh las cosas no son como solían ser, no no
Aceite derramado en los océanos y mares, peces llenos de mercurio
Oh, oh, oh, ten piedad, piedad de mí

Oh las cosas no son como solían ser, no no
Radiación bajo el suelo y en el cielo
Animales y pájaros que viven cerca están muriendo
Oh ten piedad, piedad de mí

Oh las cosas no son lo que solían ser
¿Que hay sobre esta tierra sobrepoblada?
¿Cuánto más abuso del hombre podrá soportar?

Mi querido Dios, na, na, na
Mi, mi Dios, mi querido Dios
Respira.

(Tomado de Musicxmatch)

La política barata

El diario digital La Nueva Provincia, señalaba ayer que el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros le decía a Radio Mitre: "Acá hay que dejar absolutamente claro algo: los fuegos, en el 99% de los casos, se inician por mano del hombre. No hay acción de la naturaleza".

En esa línea, indicó que minutos antes de la llegada del presidente Javier Milei, fue notificado de que en Yacanto, Calamuchita, se encontraba una persona con un encendedor incendiando la zona. "Es absolutamente demencial e inexplicable que alguien vaya y de manera intencional, prenda fuego", cuestionó.

Consultado sobre la posibilidad de que haya militantes políticos detrás de los focos, respondió que la Justicia será la que determine los verdaderos motivos: "Yo no sé por qué los inician, pero creo que este incendio en particular se intentó politizar de manera absurda. Hacer política con esto no es rédito para nadie, salvo para algún miserable que pueda ganar un puñado de votos haciendo política barata". 

Ya son once los detenidos comentó, y también cuestionó otras acciones indignantes, como las agresiones a bomberos, a vehículos autobomba y camionetas. Tome, coso.

Como les decía: Los héroes vuelven así del combate, sin reclamar nada. Les hagamos saber cuánto los apreciamos.




MARVIN GAYE: "Mercy, mercy, mercy"


(Diceelwalter.blogspot.com)


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