LOS TEMPLARIOS EXIGEN AL PAPA FRANCISCO RESTAURAR LA ORDEN

 INFORME 

A buen puerto van por leña


Por Walter R. Quinteros

La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, también llamada la Orden del Templo, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las órdenes monásticas militares católicas más poderosas de la Edad Media.​ Señala el sitio Wikipedia que esta orden se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista principalmente desde la ciudad portuaria de Jaffa.

Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, la Orden del Templo creció rápidamente en tamaño y poder. Los caballeros templarios tenían como distintivo un manto blanco con una cruz ancorada roja sobre él. El 24 de abril de 1147, el papa Eugenio III les concedió el derecho a llevar permanentemente “la cruz sencilla, pero ancorada o patada, que simbolizaba el martirio de Cristo, de color rojo, porque el rojo era el símbolo de la sangre vertida por Cristo, pero también de la vida. La cruz estaba colocada en su manto sobre el hombro izquierdo, encima del corazón.” Militarmente, sus miembros se encontraban entre las unidades mejor entrenadas que participaron en las cruzadas. 

Las bulas Omne Datum Optimum (1139), Milites Templi (1144) y Militia Dei (1145) confirmaron los privilegios de la orden. De manera resumida, otorgaban a los caballeros templarios una autonomía formal y real respecto de los obispos y quedaban sujetos tan solo a la autoridad papal. Asimismo, los excluían de la jurisdicción civil y eclesiástica, les permitían tener sus propios capellanes y sacerdotes pertenecientes a la orden y les otorgaron el poder de recaudar bienes y dinero de variadas formas. Por ejemplo, tenían derecho de óbolo (las limosnas que se entregaban en todas las iglesias) una vez al año. Además, estas bulas papales les daban derecho sobre las conquistas en Tierra Santa y les concedían atribuciones para construir fortalezas e iglesias propias, lo que les reportó gran independencia y poder.

En 1167 o en 1187, se redactaron los estatutos jerárquicos de la orden, una especie de reglamento que desarrollaba artículos de la regla y regulaba aspectos necesarios que no habían sido tenidos en cuenta por la regla primitiva. Por ejemplo, la jerarquía de la orden, detallada relación de la vestimenta, vida conventual, militar y religiosa o deberes y privilegios de los hermanos templarios. 

Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con la orden y atemorizado por su creciente poder, comenzó a presionar al papa Clemente V para que tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron apresados, inducidos a confesar bajo tortura y quemados en la hoguera.​ En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe IV y disolvió la orden. Su abrupta erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo hasta nuestros días el nombre de los caballeros templarios.​

No deja de sorprender que ahora, la Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo, que se identifica como la continuación moderna de los históricos templarios, haya presentado una nueva demanda de conciliación contra el Papa Francisco.

Los medios internacionales dan cuenta que esta es la tercera acción legal que la organización ha interpuesto en menos de un año, solicitando que se rehabilite oficialmente la orden, suspendida en 1312. Los demandantes sostienen que la disolución de la orden fue realizada de manera injusta, y reclaman no solo su reinstauración, sino también una compensación económica y otros derechos relacionados.

En la demanda, los representantes de la Asociación argumentan que la orden fue disuelta injustamente el 2 de abril de 1312 en el Concilio de Vienne mediante la Bula Vox in Excelso, emitida por el Papa Clemente V.

Afirman que la disolución no se llevó a cabo mediante un juicio formal, sino que fue resultado de una Ordenanza Apostólica, presuntamente influenciada por el Rey Felipe IV de Francia, conocido como Felipe el Hermoso. Según la Asociación, este monarca presionó al papado para que disolviera la orden, debido a intereses políticos y económicos.

Uno de los puntos centrales de la demanda es que la disolución de la Orden del Temple se basó en lo que los demandantes describen como un "proceso infame" sin pruebas suficientes.

La orden, conocida también como los Pobres Soldados de Cristo y del Templo de Salomón, contaba en ese momento con aproximadamente 15.300 caballeros. De ese número, aseguran que 650 fueron ejecutados y el resto, unos 14.650, lograron escapar.

Uno de los hechos más recordados de este proceso fue la ejecución del Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, quemado en la hoguera el 18 de marzo de 1314.

Además de la rehabilitación de la orden, la demanda incluye varias exigencias. Entre ellas, solicitan una compensación económica por la confiscación de sus bienes, los cuales, según los demandantes, fueron entregados en su mayoría a la Orden de San Juan del Hospital, actualmente conocida como la Orden de Malta.

También exigen que se les reconozca el sacerdocio templario según el rito de Melquisedek y que se les permita levantar oratorios y capillas, así como recibir los fondos de la colecta del Día de San Bernardo en todas las parroquias.

Otro de los reclamos destacados es la devolución de la Iglesia de la Vera Cruz de Segovia, un edificio de gran valor simbólico para los templarios. Además, piden que se les entreguen los archivos del Vaticano relacionados con la Orden del Temple y que todos los templarios medievales que fueron torturados y asesinados sean reconocidos como mártires.

Una de las demandas más curiosas es la solicitud para que se les autorice a formar un "ejército o cuerpo armado". Según la Asociación, este cuerpo tendría la función de intervenir en conflictos religiosos y actuar como mediador en disputas.

A buen puerto van por leña...

Finalmente, los templarios modernos exigen que la orden rehabilitada dependa únicamente del Papa y no de la Curia ni del clero, funcionando bajo una prelatura personal. Asimismo, solicitaron una audiencia privada con el Pontífice para discutir estos asuntos directamente.

Esta no es la primera vez que la Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo presenta este tipo de demandas. Según informan, ya habían interpuesto dos demandas de conciliación en 2023, una en octubre y otra en enero, además de otras acciones legales en años anteriores.

Estas incluyen demandas de conciliación en 2005, 2006 y 2007, así como una demanda de juicio ordinario en 2007 y un recurso de apelación en 2008. Sin embargo, hasta el momento, ninguna de estas acciones logró la rehabilitación.







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