ENTRE EL CACIQUE OLAYÓN Y EL CAPITÁN ALLENDE

OPINIÓN

Entre América y España

Por Walter R. Quinteros

Juan Marcelo Gullo Omodeo nació en Rosario, el 3 de enero de 1963, es académico, analista y consultor en relaciones internacionales, creador de la teoría de la insubordinación fundante.​ 

Dice el sitio Wikipedia que Gullo encuentra que los países pueden alcanzar un umbral de poder alto que les permite subordinar a otros países, tomar decisiones que afecten a esos países, o incluso imponer una hegemonía o una co-hegemonía mundial. 

También se dice que Gullo participó en política, vinculado al partido Principios y Valores de Guillermo Moreno,​ en las elecciones primarias de 2021 donde encabezó la lista del Partido del Campo Popular en la Provincia de Santa Fe,​ la cual obtuvo un 0,69% de los votos.

Gullo es peronista, pero es muy crítico con el Partido Justicialista pues considera que la dirigencia del partido «se ha entregado a manos del neoliberalismo y el progresismo, que son ideologías de subordinación que esclavizan al pueblo».​​

Ha afirmado que "España no conquistó América; España liberó América.​ Por eso, Hernán Cortés de Monroy aglutinó a 110 naciones mexicanas que vivían oprimidas por la tiranía antropófaga de los aztecas y que lucharon con él", y que "la sociedad que se construyó después de la conquista, aun siendo terriblemente injusta en términos modernos, fue mucho más justa que la existente bajo el dominio azteca o inca, aspecto que explica que, durante la mal llamada «guerra de la independencia hispanoamericana», las masas indígenas no solo se mantuvieran fieles a la monarquía española, sino que combatieran por España incluso después de que Chile y Perú se declarasen independientes". 

Entre su obra escrita encontramos dos libros que nos llaman la atención: 1) Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a las atrocidades cometidas por los enemigos de España (prólogo de Carmen Iglesias). Editorial Espasa. 2022. p. 464. 2) ​Lo que América le debe a España: El legado español en el Nuevo Mundo. Editorial Espasa. 2023.

En "Nada por lo que pedir perdón" de Marcelo Gullo Omodeo regresa con un nuevo ensayo histórico que rebate una a una las ideas más afianzadas acerca de la nefasta actuación del Imperio español. Nada por lo que pedir perdón es un libro esclarecedor que no solo defiende la importancia del legado de España, sino que también demuestra con rigor que los países que se han convertido en máximos exponentes de esta furibunda ofensiva (Inglaterra, Holanda, Alemania, Francia y Estados Unidos, los «jueces» principales del «Tribunal de la Historia») son naciones donde la esclavitud, la limpieza étnica y el colonialismo más feroz conocieron su apogeo. El Imperio español fue el mayor de su época y, por ello, objeto de una guerra ininterrumpida que no terminó en los campos de batalla. Como veremos, los enemigos de España han trabajado arduamente para que sus propias atrocidades permanezcan ocultas a ojos de la Historia. 

Entonces: ¿Los españoles nos tienen que pedir perdón?

Marcelo Gullo Omodeo dice que no, en toda su extensa obra.

Para el periodista Mario Vidal si, él dice que la verdad es que hay mucho por qué pedir perdón. Y se refiere a que en 1992 Juan Pablo II, quien en nombre de la Iglesia Católica y sin que nadie se lo pida, pidió perdón a todos los pueblos originarios. En Perú, el pontífice polaco afirmó que el 12 de octubre de 1492 los habitantes nativos de América empezaron a experimentar "la humillación a manos del mal". Con su pedido de perdón, reconoció que la Iglesia había sido cómplice de la extraordinaria mezcla de fuerza, crueldad, estupidez y avaricia que condujo al exterminio indígena. Pero hay un punto que deja en claro; La España y los españoles de hoy merecen el mayor de los respetos por su actualidad plena de modernidad, de evolución de sus costumbres y por su respeto hacia sí mismo y hacia los otros.

Pero no siempre España y los españoles fueron así. Hubo tiempos (tiempos en que el altar y el trono eran socios y se entendían a la perfección) en los que eran muy distintos de lo que son ahora. En los siglos XVI y XVII, era tal la ignorancia imperante en ese país que las clases elevadas no tenían conocimiento de lo que pasaba en los otros países ni en el suyo propio. 

Desde el año 1492, la "Madre" Patria empezó a transferir a sus "hijas de América" todas aquellas cosas. Igual que en España, el azote, la horca, la marca, la argolla, el paseo en asno por las calles, más otras torturas y humillaciones degradantes eran el pan de cada día en las colonias españolas. Las ejecuciones eran modelos de crueldad. Los inquisidores quemaban y descuartizaban a los hombres, les descoyuntaban los miembros en la "cruz de San Andrés", los atormentaban en el potro, y en un agujero que les hacían en el pecho les echaban plomo derretido, tortura a la que dieron el santo nombre de "suplicio de Prisciliano".

Todo ello sin mencionar la muerte o esclavitud de millones de aborígenes de todas partes. En tan sólo veinte años después de la llegada de Colón, el desastre provocado por la colonización militar y religiosa ya era irreversible. Y está también la sabida cuestión del robo de las riquezas de los pueblos americanos. Según el Archivo de Indias, sólo entre 1503 a 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 toneladas de oro y 16 millones de kilos de plata, provenientes de América. ¿Qué se habrán llevado de lo que es hoy Cruz del Eje?

Juguemos de locales. En su poema de Córdoba Colonial de Ataliva Herrera, encontramos la leyenda de "La Cruz del Eje". Juguemos a la guerra;

Rataplán, rataplán, rataplán
Que pronto va a empezar.
Rataplan, rataplan, rataplan, plan, plan!
El rayo de la guerra
Fue a la sierra a pelear,
Va para los dos años:
¡No vuelve el capitán!
Desde el alcor más alto
Lo van a divisar.
De lejos viene un chasque,
Sangre y sudor la faz.
La dama al chasque dice:
¿Qué nuevas traerás?
el chasque le responde,
que apenas puedes hablar:
a las nuevas que traigo,
tus ojos llorarán.
Con el crespón más negro
Tus ojos cubrirás.
¡El capitán ha muerto!
Lo fueron a enterrar.
Siguiendo la carreta
Sus oficiales van.
Uno lleva su lanza,
El otro su alazán.
Subiendo por la sierra
El carro se quebró;
Y allí lo sepultaron
Sin darle bendición.
La Cruz, hecha del Eje,
Al frente se plantó.
Cantaba una calandria
Encima de un mistol.
Volar vieron su alma
Entre un cardón en flor.
Todos besan la tierra
Transidos de dolor.
Del suelo se levantan
Al doble del tambor,
Cantando las victorias
Que el capitán ganó.

Veamos, porque uno siempre encuentra algo interesante; el poema dice que el gobernador era Luis de Tejeda, (nuestro primer poeta) pero resulta que este falleció el 10 de septiembre de 1680. Que en 1628, se dedicó a la administración de la fortuna heredada y entre 1634 y 1660, desempeña numerosos cargos públicos: procurador, alcalde ordinario, regidor y protector de naturales. Ejerciendo funciones municipales se ocupó de la construcción de diques de cal y canto para la irrigación y provisión de agua en Córdoba, que en septiembre de 1661 es actor de un grave episodio político. Se extralimita en sus facultades y toma medidas que le valen el dictado de prisión, confiscación y venta de los bienes muebles de sus estancias en Saldán y Soto. Aparece la palabra Soto. ¿Por eso vino entonces el capitán Allende?

¿Qué día de qué año fue la feroz pelea entre Allende y Olayón?

Pero resulta que es recién el 22 de septiembre de 1735, que don Francisco de Baigorri se apodera de las tierras en que se encuentra situada hoy Cruz del Eje, y es así que se considera a esta, como fecha de su fundación. 

"Cortas milicias a la lid arroja
Luis de Tejeda, entonces gobernante,
Para auxiliar de súbito a La Rioja,
Que clama contra el calchaquí tonante,
Nube que truena la norte, amenazante.
Y envía al capitán Tristán de Allende,
Bien apodado el rayo de la guerra,
Porque si el brazo belicoso extiende,
Tiembla a su paso la espantada tierra,
Y ha de morir o domeñiar las sierras.
Bagaje de carretas y ganados,
El pelotón de los arcabuceros
Se apresta por incógnitos senderos
A descubrir sus pechos denodados
A las mil flechas de salvajes fieros".

El próximo 12 de octubre se conmemora el Día de la Diversidad Cultural. A decir de Ataliva Herrera, mis ancestros eran unos "salvajes fieros". Qué cosa, coso y yo tan bello. 

Tiene razón Gullo, los españoles no nos deben nada.

Si los comparamos con algunos de nuestros políticos.




(Imagen: "Azteca" de Jesús Helguera)



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