TEJEDA: PRIMER POETA ARGENTINO

Por Walter R. Quinteros

Siguiendo con el tema de nuestros primeros hombres de letras, y ya entrado el siglo XVII, la etapa de la conquista con sus expediciones, la fundación de ciudades y la lucha contra los aborígenes, cede su espacio a otra más sedentaria y pacífica, aunque no menos peligrosa y forzada de la colonización y desarrollo de las nuevas tierras y poblados, a la labor de la Iglesia se la llamó "La conquista espiritual", sin dejar por ello, de contribuir a la misma empresa de las armas "conquistadoras".

"Cuando el cañón habla, la poesía calla". 

Y este asomar de la poesía se produce por conducto de un poeta nacido en Córdoba en 1604, considerado el primer poeta argentino, el precursor de nuestra tradición lírica, Se llamó Luis de Tejeda. Descendía de los primeros conquistadores y era biznieto del capitán Hernán Mexia y Miraval, que se habría casado con una aborígen santiagueña y que tuvieron varios hijos, entre ellos; Tristán de Tejeda, abuelo del poeta cordobés. Tenemos entonces que por su sangre corría cierto coeficiente de mestizaje por el lado paterno y, por el materno estaba emparentado nada menos que con Teresa de Jesús.

Hacia la segunda década de XVII, habíase fundado en Córdoba, la universidad regenteada por los jesuitas, donde asistió el joven Luis de Tejeda y pudo cursar, latín, filosofía, teología, artes y literatura. Con 19 años se recibe de bachiller y licenciado. 

Rico y de buen aspecto, con dotes de seductor, se ve envuelto en aventuras galantes que provocaban toda clase de comentarios. Es decir, que desde nuestros comienzos, parece ser que nada hemos inventado los cordobeses. Su padre lo obliga a contraer enlace con una adinerada joven riojana. Poco le dura, pues mantuvo un idilio con la mejor amiga de su mujer. Tuvo diez hijos con su esposa, a pesar de eso, su espíritu estuvo siempre ligado a la aventura.

Al frente de tropas reclutadas en Tucumán, marchó al Río de la Plata a luchar contra portugueses y holandeses que amenazaban a Buenos Aires. Luego, y de regreso, se alista en las filas para lanzarse a la guerra en la frontera contra el "indio" en lo que es hoy Rio Cuarto. De regreso, incurre en la política donde se le ordena arresto y embargo de bienes.

Lo cierto es que sea cual fuere la razón de sus andanzas, su vida aventurera concluye para siempre en el momento en que por eludir la prisión, huye a las sierras en busca de refugio e ingresa en la orden dominicana. El fin del muchachito aventurero sucede en 1663. Ya era viudo, su esposa falleció dos años antes, él muere veinte años después.

Luis de Tejeda fue un auténtico poeta.

De su producción poética solo se conoce hasta hoy, la que elaboró en su retiro conventual y que puede considerarse tardía. De carácter místico o sagrado, esta poesía permite conjeturar la existencia de su anterior vida azarosa y de naturaleza profana, presumiblemente amatoria y anacreóntica. Nada se ha encontrado de la producción anterior de Tejeda a los domínicos. Es probable que él mismo la haya destruído en razón de sus votos religiosos. Tampoco es aventurado suponer que esa producción profana debió tener méritos superiores a los de su obra sagrada, la cual se advierte como constreñida por el compromiso religioso.

Ricardo Rojas, al hallar los manuscritos de Tejeda en un códice colonial que editó en 1916, denominó a este poema como "El Peregrino en Babilonia". El poeta adopta la forma del romance tradicional, permitiéndose el alarde de prolongarlo. Luis de Tejeda concibe esta parte autobiográfica como una confesión pública de sus culpas y, a la vez, como acto de contrición. 

A través de sus versos el romance surge fluído y libre, siempre en alguna medida tocado de gracia y encanto:

La ciudad de babilonia,
aquella confusa patria,
encanto de mis sentidos,
laberinto de mi alma;
aquella que fue mi cuna
al tiempo que el sol pisaba
la cola del escorpión
y él le miraba con rabia...
.............................................
Para contarlas me siento
sobre la arenosa falda
de este humilde y pobre río
que murmura a sus espaldas.
No para cantar como él
que entre dientes siempre habla,
porque jamás desengaños
piden verdades más claras.

En fin, si consideramos a Tejeda como un  poeta místico por la naturaleza de los temas que trata y el lenguaje que emplea, debemos admitir que es el primer poeta místico de la literatura argentina. Da para mucho más, pero el espacio es el que manda.

Tomado de Rojas, Ricardo: Historia de la literatura argentina. Ediciones Peuser 1958 / Imagen: Cultura.




5 SENTIDOS: "Por esas calles de Córdoba"



(diceelwalter.blogspot.com)


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