Podría haberle preguntado si era corintiano.
O si sabía sambar
¡¡Pero no!!
Fui al interrogatorio tipo paternal.
Jovencito, sin barba, alineado en mi habitación. Atento y erguido
- ¿Nombre? ¿Edad? ¿Signo solar? ¿Tiene ahí un certificado de buenos antecedentes?
Pausa dramática. "Seguramente mi hija al muy maldito a ensayado !! ".
Respondió que se llama Cauã. Que tenía, sí, un certificado. Que era un año y dos meses más joven que mi hija. Signo y ascendente en el signo de Escorpio. "Intenso, rencoroso y vengativo. Siempre seguirá la revancha con persistencia ".
Respondió que se llama Cauã. Que tenía, sí, un certificado. Que era un año y dos meses más joven que mi hija. Signo y ascendente en el signo de Escorpio. "Intenso, rencoroso y vengativo. Siempre seguirá la revancha con persistencia ".
Finge.
- ¡Amo y respeto mucho a su hija, señor!
Mi pequeña hija tiene la luna en el signo de Piscis. "Empáticos, son tocados por los sentimientos y emociones de los demás "
- Si...¿dónde vive?
- En la calle Gamboa -en este momento apliqué la trama del "Morde y Assopra" (telenovela brasileña)
- Conozco ... mi viejo barrio !! Yo viví en Ibiapava
- Sí, sí señor ...
- Estuve en la Escuela del Barrio Paraíso. ¡Siglo pasado!
- Mi madre también. Ella siempre vivió allí
- ¿Cuál es el nombre de su madre?
- Gloria.
- Glorinha o Gloria?
- El nombre de mi madre es Glorinha Rosa
Quedé helado
"Estaba encajado en Gloria.
que es del signo de Piscis
Se trataba de tres meses de mirarla al balcón y sólo algunas cartitas.
Tres meses de parque y abrazos en la rueda gigante.
Tres meses atrás de la escuela y no le toqué ni los pechos.
Cuando se quedó acostada, le introduje mi "babado"
Después hubo días cabreros. No hablaba nada.
Otros días de mal humor. Sólo gemía.
- ¿Qué fue de mi ladrillito? - solté mi texto
- Es que no sé si vos me amas..
- ¿Cómo?
- Es que no lo se... - Mi furia salió a la luz - Necesito una prueba de su amor por mí.
- ¿Qué prueba?
Más algunos días fingiendo estar desconcertado, hasta que ella cedió.
Dejó.
Traté con desdén. Me pintó el miedo. Capoté en el área. Me comí a la Glorinha.
Después pasó.
Comenzó a quedarse chatita.
Sin sal.
Y yo ya le estaba arrastrando el ala a Helena.
Dejé las conversaciones falladas.
- El problema no es usted: soy yo!
Gritó y apeló a la ignorancia: se burló de mi madre.
Tuve que tomar una actitud.
- Ya fué, Glorinha.
Glorinha Rosa secó las lágrimas y me mandó una mirada llena de odio.
Lanzó la maldición
- Un día mi hijo va a hacer con su hija lo mismo que usted está haciendo conmigo.
- Padre, ¿usted está bien?
- Todo bien, hija. ¿Vio mi remedio para la presión?
- No padre -y dirigiéndose para el Cauã- ¿Vamos mi ladrillito?
- Con su permiso, señor
Salen y en la espera del ascensor ella le da un beso como los de la novela "De dónde habrá aprendido mi bella flor a dar estos besos ¿!? ".
Ella llegó un minuto antes de las cuatro y treinta y dos.
A la mañana siguiente.
- ¡Muchacho distinto!
- ¿Quién?
- Su amigo Cauã ...
- Novio, padre, N-O-V-I-O.
- Educado también ...
- ¿Me esta tratando de sacar padre?
- No te ...
- Si ...
A la tarde siguiente
- Mira, tu madre se presentará con su grupo de baile folclórico de Paraná la semana que viene, podría invitar a su N-O-V-I-O.
- Puede ser...
Una noche después
- Hijita, su hermano va a promover una churrasqueada vegetariana el viernes. El Cauã podría venir ... ¿le gusta la zanahoria?
- No lo se …
En la mañana después de dos noches
- Querida, su prima va a cantar en un sarao hoy ...
- Es que no ... porque he pensado hacer otra cosa ...
- Tu eres la que sabe …
Muchos días después.
- ¿Y el Cauã?
- ¡Olvídate!
- ¿Cómo?
- ¡¡Ya fue!!
- ¿Qué?
- ¡Padre! ¿Por qué?
Plinio Camillo
Nací el 26 de noviembre de 1960. A los tres años descubrí que las letras tenían significados. A los cinco, la interrogación. A los nueve, no era sintético. A los 12, quise ser espacial. A los 15, conquisté la exclamación. A los 17 vi los morfemas. A los 20 estaba en el escenario. A los 22 me vi como un adverbio. A los 25 desenredé la Lingüística. A los 27 redescubrí las reticencias. A los 30, la juventud. A los 35 recibí el mayor regalo: Beatriz Camillo, aquella que me trajo la felicidad. A los 40 desentendí una ligera madurez. A los 41 volví a Sampa !!!. A los 45, recibí el placer de vivir en compañía. A los 50 años, uso gafas hasta para atender teléfono. Hoy: escribo.
Fuente: colectivoclaraboia.wordpress.com - Traducido por: Ibarrechea
Foto: Plínio Camillo
Foto: Plínio Camillo
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