TRADUCTOR

viernes, 8 de septiembre de 2017

PLÍNIO CAMILLO: ÓMNIBUS


Mi madre siempre me llevaba en autobús a la escuela.

Allí me quedaba todo el día. Jugaba, bebía, tomaba mis medicinas, almorzaba, jugaba, echaba y tomaba otros de mis remedios.

La canoa se volvió
Por dejarla girar
Fue por causa de Luiz que no supo remar.
Si yo fuera un pececito
Y supiera nadar
Tiraba al Luiz al fondo del mar.

Las tías, que no eran hermanas de mi madre ni de mi padre, más tarde: me daban baños, intercambiaban mis pañales y la cena.

En medio de la siesta, casi de noche, mi madre me cogía y en autobús me llevaba a casa.

Siempre en la ida y muchas veces en la vuelta, en el autobús estaban: la moza de pantalón apretado, la de barriga afuera, con cara de pez, la delgada de blusa florida, la gordona con la bolsa grande, la vieja que se tiraba pedos finos, la pareja de pichones, el viejo que hablaba solo, el hombre que rezaba bajito, el chico con una tiara en el pelo, el viejo maloliente, la chiquilla y su madre tierna.

El conductor siempre era el mismo y sólo cambiaban los cobradores.

Yo prefería a la muchacha con un pendiente en la nariz. A ella le gustaba cantar y contar chistes.

El viejo de bigote pintado de negro, era muy rabioso, pero siempre me daba caramelos.

¡Mi madre no le gustaba! ¡La amiga de ella sí!

- ¿Qué pasó que no vino ayer?

- Me quedé enfriada ...

- ¡Vaya piloto! La gente tiene familia para cuidar!

- ¿No vino ayer?

-Me desperté atrasada, mi nieto lloró toda la noche.

- Conductor, para de golpear. ¡Vamos! ¡Vamos!

- ¿Qué sucedió?

- Mi marido volvió ayer ...

- Un paso hacia adelante por favor.

- Conductor! Esto aquí no es avión, no;

- Un pasillo hacia atrás, por favor!


Otro día, en una ida:

- Él me dejó - dijo el muchacho con una tiara blanca en el pelo, uñas pintadas y los ojos hinchados

- Así es que no - dijo la muchacha de pantalón apretado que estaba con una falda blanca también apretada.

- Habló que no aguantaba más vivir conmigo

- Queda así no

- Quiero morir ... mi Dios ... morir!

En la vuelta de otro día, el muchacho con una tiara verde en el pelo y con las uñas borrosas conversaba sobre flores y semillas con el hombre que rezaba bajito.

En el asiento trasero, vi a la niña que le cantaba a su muñeca.

Mariposita
En la cocina
Hacer chocolate
Para la madrina
Poti
Poti
Pata de palo
Ojo de cristal
y nariz de pica palo
Palo.

- Conductor! ¿Está casado con mujer fea? ¡Senta la ripa!

Una noche fría y lluviosa. Todas las ventanas estaban cerradas. Miraba hacia el techo y el autobús paró en un punto. Entró un hombre muy grande, muy bonito y muy barbudo que cargaba una bolsa sucia. ¡La amiga de mi madre habló que él tenía olor a pis!

Todos se quedaron con miedo. No tenía miedo del hombre del saco.

Él fue caminando por el pasillo de cabeza erguida, mirando a todos.

Paró del lado de mi madre.

- ¿Cuál es su nombre?

- Luiz - dijo a mi madre no mirando al hermoso hombre del saco

- ¿No es muy grande para quedarse en el regazo?

- ¡No es de tu incumbencia!

- ¡Es muy niñero también!

- No es de tu incumbencia.

- Parece medio ...



Mi madre miró feo al hombre hermoso con el olor de pis.

Él se quedó mirando hacia mí. Sonrió.

Sonríe.

Rió

Grité.

Rió más.

Sonreí y grité.

Luego bajó. El olor del hombre hermoso se quedó.


- Conductor! La próxima vez que abra la puerta para ese sujeto, voy a reclamar con el fiscal.


Otra ida.

- ¡Me dejó! - dijo la muchacha de pantalón ajustado con un vestido crema muy apretado, que daba para ver la bombacha roja y con los ojos hinchados.

- Así que no - dijo el muchacho con una tiara de color rosa en el cabello

- Habló que no aguantaba vivir conmigo.

- Queda así no

- Quiero morir ... ¡Dios mío ... morir!

En la misma vuelta, la muchacha de pantalón ajustado con uno con un vestido crema muy apretado que daba para ver la bragas negras conversaba con la cobradora y reía alto de las bromas.

En el asiento trasero, oí de la niña que jugaba con la muñeca: 

Fui una vez en la casa del japonés
Y el japonés taco cigarrillo en el suelo
La japonesa empezó a amenazarme
Y el japonés quiso poner la bomba en mi mano
y dijo entonces: Cata allí
en el caso
cata
en el caso
cata
en el caso
cata
cata
cata ya
¿Me enviaste a Japón?
Cata ahí tú que tú que taco en el suelo

Otro día mi padre me llevó a la escuela. Fue el mismo día que mi madre cayó de la escalera y se quedó con el ojo morado.

Entramos en el punto de vista.

Él me puso sentado solo en el banco. No pude quedarme parado. Quería quedarse, pero no podía. Mi padre me arregló y se puso de pie. No quería dejar a mi padre enojado. Siempre que se ponía enojado mi madre caía de la escalera.

Por la noche, mi padre tardó mucho.

En la escuela quedaron: la tía Dalva, yo y el vigilante, su José.

La tía Dalva habló a mi padre que no podía hacer aquello conmigo.

Mi padre gritó a la tía Dalva que era un retrasado.

Tía Dalva gritó que no podía decir esas cosas delante de mí.

Mi padre gritó más alto que yo era una bolsa de resortes.

Tía Dalva lloró y su José mandó a mi padre a llevarme pronto.



Mi padre me cargó.

Cargó muy apretado. Bufó y habló bajito que yo era un imbécil.

En el punto, dijo que estaba muy pesado.


En la última vuelta, el conductor dejó el autobús caer en una corriente.

Voy del cuello de mi madre y golpeé la cabeza y después todos jugaban de rueda

Rayo Cururu
En la orilla del río
Cuando el sapo grita: / oh Maninha
Dice que está con frío
la mujer del sapo
es quien está dentro
Haciendo rendirse
Manuela
para su boda.

Busqué a mi madre y ella saltaba la cuerda con el muchacho con una tiara azul celeste en el pelo.

Me vio, me besó y volvió a saltar.

Quise llorar y me llamaron para jugar a la rueda.

Ciranda
Cirandinha
todos vamos a regular
Vamos a dar media vuelta
Vuelta y media vamos a dar
El anillo que me diste
era cristal y se rompió
El amor que tú me tenías
era poco y se acabó
Por eso tu Luiz
haz el favor de entrar en la rueda
di un verso muy bonito.
Di adiós y vete.

Fui al centro de la rueda y dije que soy un pequeñito con la cabeza torcida y que eso a mi padre no le gusta.

¡Todos se dieron las manos y con un gran salto llegaron hasta la luna!


Al final, fui a vivir con la madrina de mi madre. Ella cree que mi padre se fue a Paraná.


Plínio Camillo
"Nací el 26 de noviembre de 1960. A los tres años descubrí que las letras tenían significados. A los cinco, la interrogación. A los nueve, no era sintético. A los doce, quiso ser metonimia. A los quince, conquisté la exclamación. A los diecisiete, vi los morfemas. A los dieciocho, fue liberado del tiro de guerra, vendré perifrase. A los veinte estaba en el escenario. A los veintidós, me vi como un adverbio. A los veinticinco, he desencadenado la lingüística. A los veintisiete, redescubrió el eufemismo. A los treinta, a y la onomatopea. A los treinta y dos, mejoré mi caligrafía. A los treinta y cinco, recibí el mayor regalo: aquella que me trajo la felicidad. A los treinta y seis, no morí, como amenazaba al anacoluto. A los cuarenta, desentendé una ligera madurez e ironía. A los cuarenta y cinco, recibí el placer de vivir en el adamado adverbial de compañía. A los cuarenta y siete abrí mi discurso.que se puede ver. 
Fuentes: http://pliniocamillo.wordpress.com http://cervejaerua.wordpress.com http://negrosoutrasvozes.wordpress.com/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

El comentario estará sujeto a la aprobación del equipo y su administrador. Gracias.