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viernes, 30 de junio de 2017

IBARRECHEA: DIÓGENES LOYOLA EN EL BAR DE LA ESQUINA



-Mintaka, Alnilam y Alnitak, mírelas, se ven hermosas, la gente común las llama "las tres Marías" y allá en cada punta, están Rigel y Betelgeuse. Fíjese que hay dos más que forman un rectángulo, una de ellas se llama Bellatrix y la otra es Saiph. ¿Vió usted? Ese conjunto de estrellas se llama la constelación de Orión, que quiere decir el cazador, según quienes se dedicaban a ponerle nombres a las estrellas. He leído por ahí que se trata de una constelación prominente, quizás la mejor conocida del cielo. Sus estrellas son brillantes y muy visibles desde ambos hemisferios, y hacen que esta constelación sea reconocida universalmente -mira el cielo estrellado Diógenes Loyola y se acaricia la barba, luego busca su vaso lleno de cerveza y lo toma en dos tragos-. Anoche soñé que salía a la cabeza de los premios en la quiniela el 777, hoy no lo jugué, por suerte no ha salido, en ninguna de las tres loterías, pero mañana si, sin falta. "Las tres Marías," son estrellas que tienen siete letras cada una. Es un aviso de mi almohada -hace una pausa, busca los cigarrillos en los bolsillos de su viejo saco gris-. Tendrá que prestarme veinte pesos para que pueda jugar en la agencia, los pondré a primera, al todo o nada, ya verá, dejaré de ser pobre un día de estos -lanza una risa fuerte, desde las otras mesas del bar de la esquina nos miran-.

Diógenes Loyola me dice que conoce el nombre de muchas estrellas, me señala a Cánopus, a Sirio, a Aldebarán y a otras más que iluminan la noche. Su cabello largo y desprolijo, es repasado cada tanto con sus manos temblorosas que acuden a cada instante a sostener el vaso con cerveza. Come apresurado seis porciones de pizza, limpia su boca antes de tomar y no para de hablar.

-Acrux, Becrux, Gacrux y Decrux son las estrellas de la "Cruz del Sur." Hay otra más, adentro de la cruz, que se llama Juxta Crucem, es esa pequeña, como si fuese el corazón de la cruz y las otras dos, que conforman la constelación del Centauro la Hadar y la Rigil que es la Alfa Centauro -se pone de pie, me invita a mirar el cielo y me señala la noche estrellada-.

La tercer botella de cerveza era de otra marca, protesté, me dijo que a él, eso no le importaba, vuelve a reír, nos vuelven a mirar mal.. 

-Al fin y al cabo en mayor o menor proporción, todas llevan lo mismo, agua, levadura, lúpulo y cebada. He conocido a un señor, don Amílcar, que vino desde La Pampa y en su casa de la calle Tres de Febrero, había instalado una pequeña fábrica artesanal de cerveza, y tenía la precaución de que quienes lo visitábamos nunca supiésemos las proporciones empleadas. A quién podía importarle eso, mire, era riquísima, gratis, porque no pedía dinero, él simplemente convidaba ese manjar. Después murió por un paro cardíaco, hace ya unos años de esto. Yo salí del velatorio para jugar en las quinielas el 47. Pero no, no salió en ninguno de los tres días siguientes.

Diógenes no cuenta nada de su vida. Pero yo se que estuvo un tiempo preso por haber matado un hombre en una riña callejera cuando tenía dieciocho años. Fue a la salida de un baile. Dijeron los testigos que la pelea fue por culpa de una mujer que les coqueteaba a todos y él se defendió con un simple cuchillo de cocina. No tiene amigos desde entonces.

-Otra cosa que sabía hacer este señor Amílcar, eran las mermeladas. Hacía una de duraznos que era exquisita, deliciosa, a veces yo lo espiaba mientras le podaba las plantas, le arreglaba el jardín y le cortaba el pasto como amigo, nunca le cobré ningún trabajo -me aclara mientras esperamos la segunda pizza-. En una olla grande ponía los duraznos todos cortaditos con azúcar y le dejaba varios carozos enteros, los tapaba y los guardaba en la heladera que tenía en la galería del patio, decía que era para que largue el jugo, después de dos o tres días, volcaba todo eso en otra olla más grande, sacaba los carozos y cocinaba todo a fuego lento, muy despacito. Estaba como dos horas revolviendo con una larga cuchara de madera y con una espumadera iba retirando esa espuma que se va formando arriba. La señora, iba envasando el producto de don Amílcar, que luego se vendía en los festivales y en algunos negocios.

Invité a Diógenes a conversar y tomar algo en el bar de la esquina, porque yo creía conocerlo de antes y pensé que él me reconocería. Un señor al que acudí en busca de información sobre él, me dijo que lo busque en las cercanías de la agencia de loterías y le diga que yo había soñado con mi madre y que le pregunte si sabía que número correspondía a la quiniela. Entonces me dijo el 52, me pidió plata prestada y me dijo que él había soñado con su ex mujer y tenía que jugar al 78 y que no tenía plata. Así es que entramos juntos y todos lo miraban con cierta desconfianza. Jugamos y salimos a caminar.

-Yo jugaba al fútbol en la primera del Atlético, era un wing derecho. Wing, de los que se dicen wines de verdad, me gustaba la velocidad, yo tenía dominio de la pelota y tiraba unos centros maravillosos para los forward y para los volantes que entraban. Pero tuve un accidente y bueno, tuve que dejar de jugar y ya no jugué más. Me volví a conectar con el fútbol y todas esas cosas lindas que tiene este juego, durante el mundial del ochenta y seis, a través del televisor que tenía mi madre. En ese año, yo volví a este pueblo. Pero estoy poco tiempo y me voy, me voy lejos, casi siempre. ¿Sabe las medidas reglamentarias de una cancha de fútbol? Mire, las medidas ideales para jugar son las canchas de 110 metros de largo por 70 de ancho, el círculo central debe tener un radio de 9 metros con 15 centímetros y las áreas son dos circunferencias con un radio de 11 metros, es la "media luna" que se ve fuera del área grande y la línea del arco -dibuja sobre la mesa de madera con trazos que dejan sus dedos, hace un compás con la mano derecha, se entusiasma en el relato, en la exactitud de las medidas-. Los arcos miden 7 metros con 32 centímetros de largo, por 2 metros con 44 centímetros de alto. Hay medidas fijas, y medidas móviles, las móviles son las medidas de los laterales y las fijas son las áreas, el círculo central y los arcos. 

Después de comer dos pizzas y tomar cuatro cervezas, le conté una anécdota de cuando yo era arquero y él volvió a reír a carcajadas, en la mesa del lado hicieron un comentario que no le gustó. Lo vi en sus gestos. Diógenes Loyola, fue conmigo a la escuela hace 48 años atrás, cuando éramos unos pibes de apenas 11, en sexto grado. Recuerdo que se sentaba contra la pared y era prolijo en sus cuadernos. Pero me parece que nunca me reconoció y yo no le había preguntado nada sobre su infancia y la escuela. En realidad, no lo había vuelto a ver, hasta esa tarde y noche. 

-Esta calle se llama Güemes, así, Güemes a secas, al funcionario que se le ocurrió llamar Güemes a esta calle, debieran colgarlo del árbol más alto de este pueblo y que sirva de escarmiento a todos los otros imbéciles que cobran salario por ponerle nombres a las calles. Esta calle debiera tener el nombre correcto del General Martín Miguel de Güemes, eso es lo correcto, aunque usted sabe, su nombre era aún mucho más largo -hace una pausa, se lleva la mano izquierda a la frente, mira de reojo a la mesa de los burlones, y me dice-. Martín Miguel Juan de la Mata de Güemes Montero -toma un trago más, se limpia la boca con la mano y prosigue-. Y todavía me faltan dos apellidos que no recuerdo en este momento y que el funcionario y todos estos hijos de puta ignorantes que están acá, no saben ni nunca sabrán. No saben que el general tenía 34 años cuando murió por una maldita bala que le entró en el culo. ¡No saben estos mierdas que el general por vergüenza no se hizo curar el balazo en la nalga izquierda! ¡Qué van a saber! Solo mariconeadas, charlatanerías como que la mujer de fulano se acuesta con mengano, que zutano cagó a perengano, que yo tomo, que yo juego, que yo mendigo, que yo fumo y ninguno mira la viga de su ojo. Eso si, están mirando la paja en el ojo ajeno. Sepan que lo dijo Lucas, 6, 41 y 42 en la Biblia, ese libro que usan ustedes para golpearse el pecho los domingos en misa. ¡Hipócritas de mierda!

De la otra mesa se levantaron tres hombres furiosos, nos arrojaron las botellas y las sillas, nos empujaron a pelear en la calle. Diógenes se interpuso y me tiró para atrás, me pidió a los gritos que me vaya, que escape. Él tomó un cuchillo de la mesa les hizo frente, y se abalanzó contra ellos, en una formidable escena de riña callejera, que no olvidaré jamás.


Ibarrechea
Deán Funes, Córdoba, Argentina. 1955
del "Cuaderno de las malas noticias"

ALEJANDRO DOLINA: REFUTACIÓN DEL REGRESO



No hay sueño mas grande en la vida que el Sueño del Regreso. El mejor camino es el camino de vuelta, que es también el camino imposible. Los Hombres Sensibles de Flores, en sus nocturnas recorridas por las calles del barrio, planeaban volver.
Volver a cualquier parte.
A la adolescencia, para reencontrarse con los amores viejos.
A la infancia para recobrar las bolitas perdidas.
A la primera novia, para jurarle que no ha sido olvidada.
A la escuela, para sentir ese olor a sudor y tizaque no se encuentra en ninguna otra parte.
Volver fue para ellos la aventura prohibida. Cada noche sonaban con patios queridos y cariños ausentes. Y cada mañana despertaban llorando desengañados y revolvian la cama para ver si algun pedazo de sueño se habia quedado enganchado entre las cobijas.
A pesar de todo, los muchachos de Flores habian aprendido a disfrutar de los regresos modestos y cada tanto visitaban antiguas pizzerias, veian peliculasde Paul Muni, cantaban el vals Penas que Matan o examinaban fotos amarillentas en la pieza de Manuel Mandeb.
Desde luego, los Refutadores de Leyendas se burlabande todo esto.
- Saluden a los nuevos tiempos! - gritaban- . El mundo marcha hacia adelante.
La comparsaracionalista acusaba a los Hombres Sensibles de retrogrados y conservadores. Tal vez tenian algo de razon: Mandeb y sus amigosandaban siempre por los mismos lugares, contaban miles de veces las mismas anecdotas y se divertian robando nisperos simpre en la misma casa.
- Marchan ustedes a contramano de la historia- rugian los Refutadores.
Y era cierto. Pero siempre es recomendable recorrer la vida a contramano, sobre todo si uno sospecha quien ha puesto las flechas del transito.
En los años dorados del barrio del Angel Gris, funcionaba en la calle Gavilan la agencia Todo para el Regreso. Esta empresa organizaba unos viajesy peregrinaciones cuyo atractivo principal estaba en la vuelta. Por cierto, solian elegir lugares horrorosos, con alojamiento miseros y comidas inmundas, precisamente para acrecentar el deseo de volver cuanto antes.
Pero el mayor exito se obtuvo con el Servicio de Recuperacion de Vecinos.
La agencia se ocupaba de localizar y entrevistar a pobladores antiguos, alejados del barrio por las perversas mudanzas. Por un precio razonable se les ofrecia una fiesta callejera en su viejo vecindario , con la presencia de todos los personajes de la zona. El servivio incluia la entrega de un pergamino, palabras alusivas a cargo de empleados de la empresa y llegado el caso, indumentaria apropiada para que el vecino emigrante pudiera fingir opulencia si lo deseaba.

Existia -ademas- un plan superior que contemplaba la reinstalacion lisa y llana del vecino perdido en su antigua residencia. Desde luego, los costos eran grandes y no resultaba sencillo vencer las dificultades que se presentaban: desalojo del nuevo ocupante de la finca, abolicion de las eventuales reformas, rescate de los muebles originales y restauracion del exacto grado de higiene en que acostumbraban vivir el cliente y su familia.
Para cumplir con esta ultima pretension, a veces habia que limpiar y otras veces era necesario juntar mugre.
En realidad, hay que confesar que durante todo el tiempo que funciono el Servicio de Recuperacion de Vecinos, solamente una vez se concreto el plan superior. Fue el famoso regreso de lafamilia delingeniero Vaccari a su casa de la calle BoliviaEste servicio fue solventado por los amigos del poeta Jorge Allen, despues de mas de un año de colectas, rifas, prestamos a interes y timbas a beneficio.
No es que a nadie le importara gran cosa del ingeniero Vaccari. Pero Jorge Allen estaba enamorado de Leonor, la mayor de sus hijas y no estaba seguro de poder seducirla en Bancalari.
La historia no tuvo un final feliz. Leonor rechazo tercamente a Jorge Allen y se entrevero con un carnicero que venia a rondarla precisamente desde Bancalari. Alli mismo se fueron a vivir cuando se casaron, un año despues. El resto de la familia Vaccari acabo mudandose mas tarde a San Miguel, barrio del que no fueron rescatados jamas.
El ruso Salzman, legendario jugador de dados, tambien supo hacer un negocio parecido. Sin la intervencion de la agencia, se decidio a comprar la casa de su infancia, ocupada desde hacia años por perfectos desconocidos.
En semejante patriada, el ruso gasto la memorable ganancia de una noche gloriosa en el casinmo de Mar del Plata.
Una vez instalado, comprendio que la inversion habia sido inutil.
- He recuperado mi casa -dijo- . Pero la infancia, no.
Catorce años despues de haber egresado como bachiller, Manuel Mandeb volvio a inscribirse en el Colegio Nacional Nicolas Avellaneda.
El poligrafo de Flores estaba entusiasmado con la ida y propuso a sus antiguos compañeros que hicieran lo mismo, para repetira epoca mas feliz de sus vidas.No tuvo muicha suerte: Avila, Capel, Carrasco, Cichoworsky, Donath, Frascarelli, Frezza... Por orden alfabetico todos se fueron negando y presentando solidos pretextos. El trabajo, la familia, la distancia, el dinero., De algun modo misterioso aquellos atorrantes habian contraido la responsabilidada.
Manuel Mandeb no se achico y comenzo las clases.
Y el primer dia trato de reproducir episodios divertidos que habian ocurrido antes, pero las cosas no eran iguales. Sus nuevos compañeros eran bastantechitrulos y se resistian a secundarlo en sus travesuras, no le llamaban EL Turco sino El Abuelo. Para peor, algunos profesores creian recordarlo vagamente y no sabian si confundirlo con su hijo o con su padre.
Logro -eso si- algunas buenas notas y hasta quince amonestaciones.
Un dia, el jefe de celadores descubrio la verdad.
- No crea que no lo he reconocido, señor Mandeb. Este es otro de sus inventos. Yo pense que el titulo de bachiller iba a servirle de escarmiento, pero veo que no es asi. Usted es de los que siguen jorobando hasta despues de muertos.
Mandeb contesto llorando:
-Usted es el unico que me ha comprendido. Gracias.
-Callese la boca, señor -grito el jefe de celadores- Vuelva a clase.
El pensador de Flores fue expulsado poco despues. Pero a pesar de su fracaso, la segunda inscripcion es una maniobra que merece ser estudiada por los melancolicos cabales. Sostengo que con el apoyo de sus viejos condiscipulos, la experiencia de Mandeb hubiera sido emocionante.
La agencia Todo para el Regreso se fundio por falta de clientes. En un ultimo esfuerzo, sus dueños ofrecieron servicioseconomicos. Eran retornos fingidos, vueltas sin ida, reencuentros sin ausencia. El interesado podia simular su viaje al Africa. La empresa se encargaba del recibimiento, los abrazos y las lagrimas. EL exito fue nulo. Por esos dias, Manuel Mandeb escribio su oscuro ensayo Nunca se Vuelve. Leamos algunos parrafos:
"No es posible regresar a ninguna parte. Los puntos de partida no se quedan quietos y a la vuelta ya no estan, para poder volver se necesita, por empezar, un punto de partida eterno e inmutable. Pero todo se mueve y no hay forma de detener el Universo. Creanme si les digo que nadie ha efectuado nunca jamas un verdadero regreso. EL hombre que lo consiga cumplira la hazaña mas grande de la historia."

La idea de no bañarse dos veces en el mismo rio no constituye ninguna novedad filosofica. Pero adviertase que Mandeb deseaba en verdad volver a bañarse. Esta fue su mayor obsesion y siempre lamento amargamente no poder remontar los tiempos.
Los Refutadores de Leyendas se alegran de la dinamica universal y esperan el futuro con impaciencia. Desean liberarse del pasado, romper las cadenas. Pero si esto encierra la idea de libertad, hay que reconocer que Manuel Mandeb fue mucho mas lejos:
"Por que no puede uno estar en varios lugares al mismo tiempo? Que es esto de no poder volver al pasado ni visitar el futuro? Por que no es posible extraer de las premisas de la razon las consecuencias que a uno se le antojen?
"Ah, la libertad...la libertad sin tiempo, ni espacio, ni logica. La libertad de vivir todas las vidas, de estar en todas partes, de recorrer las edades. Que dicen a esto los libertarios sin frontera?"
Pero las cosas son como son. Esa es la pena de lso Hombres Sensibles.
La misma de los viajeros que no pueden volver atras. Ellos, no han nacido para viajar. Y sin embargo, ahi andan con la vida llena de extraños, ansiando la inmortalidad, solamente para poder regresar.
Algunos tratan de no partir: amor...quedemonos aqui... Pero el que no parte tambien se queda solo.
En Flores se suele contar la leyenda de Anton Raffo, quien segun parece poseia el Secreto del Regreso. Mandeb y Jorge Allen llegaron a conocerlo.
Es cierto que el hombre usaba en su conversacion algunos giros inquietantes.
-Ya voy a arreglar eso cuando sea un poco mas joven.
- He besado muchas veces a Monica. Pero sera mucho mejor cuando le de el primer beso.
-Ya estoy harto de nacer, caballeros.
Los muchachos de Flores no pudieron indagardemasiado. Raffo desaparecio y si es que posee el Secreto, tal vez ande en otros tiempos mas prometedores.
Aqui cabe una modesta reflexion. Aun cuando fuera posible volver al pasado, nada seria igual. Todos los actos de nuestra vida repetidos minuciosamente, serian distintos al estar ocurriendo por segunda vez. Esta diferencia es sustancial. Llevariamos con nosotros la carga de la experiencia anterior. Nos estaria negada la ansiedad y la esperanza. Con que entusiasmo apostriamos a las cartas que ya sabemos perdedoras? Alguien dira:
seria preciso borrar la memoria y volver al pasado sin recordar que ya lo vivimos. Respuesta: de que sirve volver si uno no sabe que vuelve? Para el caso es posible pensar que ahora mismo estamos viviendo por segunda o quinta vez la misma vida.
Quien les escribe ha soñado muchas veces este episodio:
Camino por la calle Urquiza, en Caseros. Soy como ahora, un grandulon melancolico. Pero descubro que no estoy en el presente sino en los primeros años de la decada del 50. Llego ante la casa que lleva el numero 68 y toco el timbre. Al rato sale a recibirme un nene mugriento y deconfiado.
Soy yo mismo. Abrazo emocionado al chico. Desde adentro oigo la voz del abuelo que pregunta:
- Quien es , Negro?
Nunca he podido imaginar que algo mejor pudiera ocurrirme. Los funcionarios del paraiso no tendran que ponerse en grandes gastos conmigo.
El libro de aventuras del regreso sigue en blanco.
Ni los Hombres Sensibles, ni los Pensadoresdel Eterno Retorno, ni muchos de nosotros -que a veces creemos volver- hemos podido dar un solo paso. Esto no nos impide ser dichosos algunas veces, a pesar de todo. Las personas decentes nos piden madurez y resignacion . Quieren que olvidemos nuestras tragicas ensoñaciones. Pero nosotros no queremos olvidar. Y el que olvide, jamas, jamas podra ser nuestro amigo.
Ni siquiera cuando volvamos a encontrarnos otra vez y para siempre.


Alejandro Dolina
Alejandro Dolina nació en Baigorrita y se crió en Caseros. Ha publicado cuentos y notas en diferentes revistas. Desde 1985 ha conducido programas de radio y televisión.Ha compuesto numerosas canciones y ha integrado distintos grupos musicales como director y arreglador. En 1988 publicó su primer libro, “Crónicas del Ángel Gris”. Una edición corregida y aumentada de esta misma obra apareció en 1996.Es autor también de las comedias musicales “El barrio del Ángel Gris”, que obtuvo el premio Argentores en 1990; y “Teatro de Medianoche”, que protagonizó él mismo como actor y cantante. En 1998 grabó su opereta “Lo que me costó el amor de Laura”. En esa grabación representaron los papeles de la obra Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Ernesto Sábato, Les Luthiers, Horacio Ferrer, Sandro, Julia Zenko, Juan Carlos Baglietto y muchos otros artistas, acompañados por la Orquesta Sinfónica Nacional. En 2000 fue llevada al teatro y obtuvo el premio Argentores a la mejor obra del año. En 1999 editó “El libro del fantasma”. Y en 2002, una recopilación de historias musicales escritas para la radio bajo el título de “Radiocine”. Durante el año 2003 realizó el ciclo televisivo “Bar del infierno”, con relatos, tangos y canciones compuestas especialmente para el programa. En el 2010 realizó, para Canal Encuentro y bajo la dirección de Juan José Campanella, una serie de trece capítulos que fue ternada para los premios Martín Fierro. En 2004 se editó el disco “Tangos del Bar del Infierno” y se representó el espectáculo teatral “Bar del Infierno” -a partir de la misma temática- en toda la Argentina, en Montevideo, en Sevilla, en Madrid y en Granada. Este espectáculo formó parte del 6º Festival Internacional del Tango de Buenos Aires, del cual Dolina fue padrino. Su programa de radio “La venganza será terrible” se mantiene desde hace veinte años al frente de las mediciones de audiencia de la medianoche. Alejandro Dolina es Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, distinción que le fue otorgada en 2001. Asimismo, en 2003 fue declarado Visitante Ilustre de la ciudad de Montevideo, Uruguay. Ha obtenido, además, distinciones tales como el premio Martín Fierro –en siete oportunidades-, el premio Coral del Festival cinematográfico de La Habana, el premio Argentores a la trayectoria, el premio Sadaic en 1997 y numerosos galardones por su labor radial, literaria y musical. Es también profesor honorario de la Universidad CAECE. Ha cantado y formado dúos o grupos musicales con Héctor Stamponi, Virgilio Expósito, Osvaldo Tarantino, Sebastián Piana, Lolita Torres, Nelly Omar, Suma Paz, Antonio Agri, la Orquesta del Tango de Buenos Aires, la Orquesta Juan de Dios Filiberto, José Luis Castiñeira de Dios, el cuarteto Zupay, los Huanca Hua, Horacio Molina, entre otros.En el cine, en el teatro, en la televisión y en la radio actuaron junto a él y representaron sus obras figuras como Alfredo Alcón, Julio Bocca, China Zorrilla, Jairo, Tincho Zabala, Lito Cruz, Lorenzo Quinteros, Esther Goris, Diego Maradona, Jorge Luz, Cecilia Milone, Gogó Andreu, José Ángel Trelles, Víctor Heredia, Guillermo Fernández, etc. Fue el más joven de los miembros fundadores de la Academia Nacional del Tango, en 1990. Ha dado charlas y conferencias en infinidad de foros académicos y culturales. Su presentación en la Feria del Libro de Buenos Aires convoca cada año a miles de personas. En 2004 su conferencia fue la de mayor asistencia en toda la historia de la Feria del Libro. En el 2005 publicó “Bar del Infierno” y en marzo de 2012 publicó su cuarto libro y primer novela CARTAS MARCADAS, ambos libros bajo el sello de editorial Planeta. Cartas Marcadas fue elegida por los lectores de la Feria del Libro de la Ciudad de Buenos Aires, la mejor Novela del año. Fuente: alejandrodolina.com.ar - galeon-com 








JORGE LUIS BORGES: EL MUERTO



Que un hombre del suburbio de Buenos Aires, que un triste compadrito sin más virtud que la infatuación del coraje, se interne en los desiertos ecuestres de la frontera del Brasil y llegue a capitán de contrabandistas, parece de antemano imposible. A quienes lo entienden así, quiero contarles el destino de Benjamin Otálora, de quien acaso no perdura un recuerdo en el barrio de Balvanera y que murió en su ley, de un balazo, en los confines de Río Grande do Sul. Ignoro los detalles de su aventura; cuando me sean revelados, he de rectificar y ampliar estas páginas. Por ahora, este resumen puede ser útil.

Benjamín Otálora cuenta, hacia 1891, diecinueve años. Es un mocetón de frente mezquina, de sinceros ojos claros, de reciedumbre vasca; una puñalada feliz le ha revelado que es un hombre valiente; no lo inquieta la muerte de su contrario, tampoco la inmediata necesidad de huir de la República. El caudillo de la parroquia le da una carta para un tal Azevedo Bandeira, del Uruguay. Otálora se embarca, la travesía es tormentosa y crujiente; al otro día, vaga por las calles de Montevideo, con inconfesada y tal vez ignorada tristeza. No da con Azevedo Bandeira; hacia la medianoche, en un almacén del Paso del Molino, asiste a un altercado entre unos troperos. Un cuchillo relumbra; Otálora no sabe de qué lado está la razón, pero lo atrae el puro sabor del peligro, como a otros la baraja o la música. Para, en el entrevero, una puñalada baja que un peón le tira a un hombre de galera oscura y de poncho. Éste, después, resulta ser Azevedo Bandeira. (Otálora, al saberlo, rompe la carta, porque prefiere debérselo todo a sí mismo.) Azevedo Bandeira da, aunque fornido, la injustificable impresión de ser contrahecho; en su rostro, siempre demasiado cercano, están el judío, el negro y el indio; en su empaque, el mono y el tigre; la cicatriz que le atraviesa la cara es un adorno más, como el negro bigote cerdoso.

Proyección o error del alcohol, el altercado cesa con la misma rapidez con que se produjo. Otálora bebe con los troperos y luego los acompaña a una farra y luego a un caserón en la Ciudad Vieja, ya con el sol bien alto. En el último patio, que es de tierra, los hombres tienden su recado para dormir. Oscuramente, Otálora compara esa noche con la anterior; ahora ya pisa tierra firme, entre amigos. Lo inquieta algún remordimiento, eso sí, de no extrañar a Buenos Aires. Duerme hasta la oración, cuando lo despierta el paisano que agredió, borracho, a Bandeira. (Otálora recuerda que ese hombre ha compartido con los otros la noche de tumulto y de júbilo y que Bandeira lo sentó a su derecha y lo obligó a seguir bebiendo.) El hombre le dice que el patrón lo manda buscar. En una suerte de escritorio que da al zaguán (Otálora nunca ha visto un zaguán con puertas laterales) está esperándolo Azevedo Bandeira, con una clara y desdeñosa mujer de pelo colorado. Bandeira lo pondera, le ofrece una copa de caña, le repite que le está pareciendo un hombre animoso, le propone ir al Norte con los demás a traer una tropa. Otálora acepta; hacia la madrugada están en camino, rumbo a Tacuarembó.

Empieza entonces para Otálora una vida distinta, una vida de vastos amaneceres y de jornadas que tienen el olor del caballo. Esa vida es nueva para él, y a veces atroz, pero ya está en su sangre, porque lo mismo que los hombres de otras naciones veneran y presienten el mar, así nosotros (también el hombre que entreteje estos símbolos) ansiamos la llanura inagotable que resuena bajo los cascos. Otálora se ha criado en los barrios del carrero y del cuarteador; antes de un año se hace gaucho. Aprende a jinetear, a entropillar la hacienda, a carnear, a manejar el lazo que sujeta y las boleadoras que tumban, a resistir el sueño, las tormentas, las heladas y el sol, a arrear con el silbido y el grito. Sólo una vez, durante ese tiempo de aprendizaje, ve a Azevedo Bandeira, pero lo tiene muy presente, porque serhombre de Bandeira es ser considerado y temido, y porque, ante cualquier hombrada, los gauchos dicen que Bandeira lo hace mejor. Alguien opina que Bandeira nació del otro lado del Cuareim, en Rio Grande do Sul; eso, que debería rebajarlo, oscuramente lo enriquece de selvas populosas, de ciénagas, de inextricable y casi infinitas distancias. Gradualmente, Otálora entiende que los negocios de Bandeira son múltiples y que el principal es el contrabando. Ser tropero es ser un sirviente; Otálora se propone ascender a contrabandista. Dos de los compañeros, una noche, cruzarán la frontera para volver con unas partidas de caña; Otálora provoca a uno de ellos, lo hiere y toma su lugar. Lo mueve la ambición y también una oscura fidelidad. Que el hombre (piensa) acabe por entender que yo valgo más que todos sus orientales juntos.

Otro año pasa antes que Otálora regrese a Montevideo. Recorren las orillas, la ciudad (que a Otálora le parece muy grande); llegan a casa del patrón; los hombres tienden los recados en el último patio. Pasan los días y Otálora no ha visto a Bandeira. Dicen, con temor, que está enfermo; un moreno suele subir a su dormitorio con la caldera y con el mate. Una tarde, le encomiendan a Otálora esa tarea. Éste se siente vagamente humillado, pero satisfecho también.

El dormitorio es desmantelado y oscuro. Hay un balcón que mira al poniente, hay una larga mesa con un resplandeciente desorden de taleros, de arreadores, de cintos, de armas de fuego y de armas blancas, hay un remoto espejo que tiene la luna empañada. Bandeira yace boca arriba; sueña y se queja; una vehemencia de sol último lo define. El vasto lecho blanco parece disminuirlo y oscurecerlo; Otálora nota las canas, la fatiga, la flojedad, las grietas de los años. Lo subleva que los esté mandando ese viejo. Piensa que un golpe bastaría para dar cuenta de él. En eso, ve en el espejo que alguien ha entrado. Es la mujer de pelo rojo; está a medio vestir y descalza y lo observa con fría curiosidad. Bandeira se incorpora; mientras habla de cosas de la campaña y despacha mate tras mate, sus dedos juegan con las trenzas de la mujer. Al fin, le da licencia a Otálora para irse.

Días después, les llega la orden de ir al Norte. Arriban a una estancia perdida, que está como en cualquier lugar de la interminable llanura. Ni árboles ni un arroyo la alegran, el primer sol y el último la golpean. Hay corrales de piedra para la hacienda, que es guampuda y menesterosa. El Suspiro se llama ese pobre establecimiento.

Otálora oye en rueda de peones que Bandeira no tardará en llegar de Montevideo. Pregunta por qué; alguien aclara que hay un forastero agauchado que está queriendo mandar demasiado. Otálora comprende que es una broma, pero le halaga que esa broma ya sea posible. Averigua, después, que Bandeira se ha enemistado con uno de los jefes políticos y que éste le ha retirado su apoyo. Le gusta esa noticia.

Llegan cajones de armas largas; llegan una jarra y una palangana de plata para el aposento de la mujer; llegan cortinas de intrincado damasco; llega de las cuchillas, una mañana, un jinete sombrío, de barba cerrada y de poncho. Se llama Ulpiano Suárez y es el capanga o guardaespaldas de Azevedo Bandeira. Habla muy poco y de una manera abrasilerada. Otálora no sabe si atribuir su reserva a hostilidad, a desdén o a mera barbarie. Sabe, eso sí, que para el plan que está maquinando tiene que ganar su amistad.

Entra después en el destino de Benjamín Otálora un colorado cabos negros que trae del sur Azevedo Bandeira y que luce apero chapeado y carona con bordes de piel de tigre. Ese caballo liberal es un símbolo de la autoridad del patrón y por eso lo codicia el muchacho, que llega también a desear, con deseo rencoroso, a la mujer de pelo resplandeciente. La mujer, el apero y el colorado son atributos o adjetivos de un hombre que él aspira a destruir.

Aquí la historia se complica y se ahonda. Azevedo Bandeira es diestro en el arte de la intimidación progresiva, en la satánica maniobra de humillar al interlocutor gradualmente, combinando veras y burlas; Otálora resuelve aplicar ese método ambiguo a la dura tarea que se propone. Resuelve suplantar, lentamente, a Azevedo Bandeira. Logra, en jornadas de peligro común, la amistad de Suárez. Le confía su plan; Suárez le promete su ayuda. Muchas cosas van aconteciendo después, de las que sé unas pocas. Otálora no obedece a Bandeira; da en olvidar, en corregir, en invertir sus órdenes. El universo parece conspirar con él y apresura los hechos. Un mediodía, ocurre en campos de Tacuarembó un tiroteo con gente riograndense; Otálora usurpa el lugar de Bandeira y manda a los orientales. Le atraviesa el hombro una bala, pero esa tarde Otálora regresa al Suspiro en el colorado del jefe y esa tarde unas gotas de su sangre manchan la piel de tigre y esa noche duerme con la mujer de pelo reluciente. Otras versiones cambian el orden de estos hechos y niegan que hayan ocurrido en un solo día.
Bandeira, sin embargo, siempre es nominalmente el jefe. Da órdenes que no se ejecutan; Benjamín Otálora no lo toca, por una mezcla de rutina y de lástima.

La última escena de la historia corresponde a la agitación de la última noche de 1894. Esa noche, los hombres del Suspiro comen cordero recién carneado y beben un alcohol pendenciero. Alguien infinitamente rasguea una trabajosa milonga. En la cabecera de la mesa, Otálora, borracho, erige exultación sobre exultación, júbilo sobre júbilo; esa torre de vértigo es un símbolo de su irresistible destino. Bandeira, taciturno entre los que gritan, deja que fluya clamorosa la noche. Cuando las doce campanadas resuenan, se levanta como quien recuerda una obligación. Se levanta y golpea con suavidad a la puerta de la mujer. Ésta le abre en seguida, como si esperara el llamado. Sale a medio vestir y descalza. Con una voz que se afemina y se arrastra, el jefe le ordena:

-Ya que vos y el porteño se quieren tanto, ahora mismo le vas a dar un beso a vista de todos.

Agrega una circunstancia brutal. La mujer quiere resistir, pero dos hombres la han tomado del brazo y la echan sobre Otálora. Arrasada en lágrimas, le besa la cara y el pecho. Ulpiano Suárez ha empuñado el revólver. Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo, porque ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto.

Suárez, casi con desdén, hace fuego.


Jorge Luis Borges
(Buenos Aires, 1899 - Ginebra, Suiza, 1986) Escritor argentino considerado una de las grandes figuras de la literatura en lengua española del siglo XX. Cultivador de variados géneros, que a menudo fusionó deliberadamente, Jorge Luis Borges ocupa un puesto excepcional en la historia de la literatura por sus relatos breves.Aunque las ficciones de Borges recorren el conocimiento humano, en ellas está casi ausente la condición humana de carne y hueso; su mundo narrativo proviene de su biblioteca personal, de su lectura de los libros, y a ese mundo libresco e intelectual lo equilibran los argumentos bellamente construidos, simétricos y especulares, así como una prosa de aparente desnudez, pero cargada de sentido y de enorme capacidad de sugerencia.
Recurriendo a inversiones y tergiversaciones, Borges llevó la ficción al rango de fantasía filosófica y degradó la metafísica y la teología a mera ficción. Los temas y motivos de sus textos son recurrentes y obsesivos: el tiempo (circular, ilusorio o inconcebible), los espejos, los libros imaginarios, los laberintos o la búsqueda del nombre de los nombres. Lo fantástico en sus ficciones siempre se vincula con una alegoría mental, mediante una imaginación razonada muy cercana a lo metafísico.
Ficciones (1944), El Aleph (1949) y El Hacedor (1960) constituyen sus tres colecciones de relatos de mayor proyección. A pesar de que su obra va dirigida a un público comprometido con la aventura literaria, su fama es universal y es definido como el maestro de la ficción contemporánea. Sólo su ideario político pudo impedir que le fuera concedido el Nobel de Literatura.

Fuente: biograiasyvidas.com - Foto y Texto: archivos del blog

HORACIO QUIROGA: LAS MOSCAS



Al rozar el monte, los hombres tumbaron el año anterior este árbol, cuyo tronco yace en toda su extensión aplastado contra el suelo. Mientras sus compañeros han perdido gran parte de la corteza en el incendio del rozado, aquél conserva la suya casi intacta. Apenas si a todo lo largo una franja carbonizada habla muy claro de la acción del fuego.

Esto era el invierno pasado. Han transcurrido cuatro meses. En medio del rozado perdido por la sequía, el árbol tronchado yace siempre en un páramo de cenizas. Sentado contra el tronco, el dorso apoyado en él, me hallo también inmóvil. En algún punto de la espalda tengo la columna vertebral rota. He caído allí mismo, después de tropezar sin suerte contra un raigón. Tal como he caído, permanezco sentado -quebrado, mejor dicho- contra el árbol.

Desde hace un instante siento un zumbido fijo -el zumbido de la lesión medular- que lo inunda todo, y en el que mi aliento parece defluirse. No puedo ya mover las manos, y apenas si uno que otro dedo alcanza a remover la ceniza.

Clarísima y capital, adquiero desde este instante mismo la certidumbre de que a ras del suelo mi vida está aguardando la instantaneidad de unos segundos para extinguirse de una vez.

Esta es la verdad. Como ella, jamás se ha presentado a mi mente una más rotunda. Todas las otras flotan, danzan en una como reverberación lejanísima de otro yo, en un pasado que tampoco me pertenece. La única percepción de mi existir, pero flagrante como un gran golpe asestado en silencio, es que de aquí a un instante voy a morir.
¿Pero cuándo? ¿Qué segundos y qué instantes son éstos en que esta exasperada conciencia de vivir todavía dejará paso a un sosegado cadáver?
Nadie se acerca en este rozado: ningún pique de monte lleva hasta él desde propiedad alguna. Para el hombre allí sentado, como para el tronco que lo sostiene, las lluvias se sucederán mojando corteza y ropa, y los soles secarán líquenes y cabellos, hasta que el monte rebrote y unifique árboles y potasa, huesos y cuero de calzado.

¡Y nada, nada en la serenidad del ambiente que denuncie y grite tal acontecimiento! Antes bien, a través de los troncos y negros gajos del rozado, desde aquí o allá, sea cual fuere el punto de observación, cualquiera puede contemplar con perfecta nitidez al hombre cuya vida está a punto de detenerse sobre la ceniza, atraída como un péndulo por ingente gravedad: tan pequeño es el lugar que ocupa en el rozado y tan clara su situación: se muere.

Esta es la verdad. Mas para la oscura animalidad resistente, para el latir y el alentar amenazados de muerte, ¿qué vale ella ante la bárbara inquietud del instante preciso en que este resistir de la vida y esta tremenda tortura psicológica estallarán como un cohete, dejando por todo residuo un ex hombre con el rostro fijo para siempre adelante?

El zumbido aumenta cada vez más. Ciérnese ahora sobre mis ojos un velo de densa tiniebla en que se destacan rombos verdes. Y en seguida veo la puerta amurallada de un zoco marroquí, por una de cuyas hojas sale a escape una tropilla de potros blancos, mientras por la otra entra corriendo una teoría de hombres decapitados.

Quiero cerrar los ojos, y no lo consigo ya. Veo ahora un cuartito de hospital, donde cuatro médicos amigos se empeñan en convencerme de que no voy a morir. Yo los observo en silencio, y ellos se echan a reír, pues siguen mi pensamiento.

-Entonces -dice uno de aquéllos -no le queda más prueba de convicción que la jaulita de moscas. Yo tengo una.

-¿Moscas?…

-Sí -responde-, moscas verdes de rastreo. Usted no ignora que las moscas verdes olfatean la descomposición de la carne mucho antes de producirse la defunción del sujeto. Vivo aún el paciente, ellas acuden, seguras de su presa. Vuelan sobre ella sin prisa mas sin perderla de vista, pues ya han olido su muerte. Es el medio más eficaz de pronóstico que se conozca. Por eso yo tengo algunas de olfato afinadísimo por la selección, que alquilo a precio módico. Donde ellas entran, presa segura. Puedo colocarlas en el corredor cuando usted quede solo, y abrir la puerta de la jaulita que, dicho sea de paso, es un pequeño ataúd. A usted no le queda más tarea que atisbar el ojo de la cerradura. Si una mosca entra y la oye usted zumbar, esté seguro de que las otras hallarán también el camino hasta usted. Las alquilo a precio módico.

¿Hospital…? Súbitamente el cuartito blanqueado, el botiquín, los médicos y su risa se desvanecen en un zumbido…

Y bruscamente, también, se hace en mí la revelación. ¡Las moscas!
Son ellas las que zumban. Desde que he caído han acudido sin demora. Amodorradas en el monte por el ámbito de fuego, las moscas han tenido, no sé cómo, conocimiento de una presa segura en la vecindad. Han olido ya la próxima descomposición del hombre sentado, por caracteres inapreciables para nosotros, tal vez en la exhalación a través de la carne de la médula espinal cortada. Han acudido sin demora y revolotean sin prisa, midiendo con los ojos las proporciones del nido que la suerte acaba de deparar a sus huevos.

El médico tenía razón. No puede ser su oficio más lucrativo.
Mas he aquí que esta ansia desesperada de resistir se aplaca y cede el paso a una beata imponderabilidad. No me siento ya un punto fijo en la tierra, arraigado a ella por gravísima tortura. Siento que fluye de mí como la vida misma, la ligereza del vaho ambiente, la luz del sol, la fecundidad de la hora. Libre del espacio y el tiempo, puedo ir aquí, allá, a este árbol, a aquella liana. Puedo ver, lejanísimo ya, como un recuerdo de remoto existir, puedo todavía ver, al pie de un tronco, un muñeco de ojos sin parpadeo, un espantapájaros de mirar vidrioso y piernas rígidas. Del seno de esta expansión, que el sol dilata desmenuzando mi conciencia en un billón de partículas, puedo alzarme y volar, volar…

Y vuelo, y me poso con mis compañeras sobre el tronco caído, a los rayos del sol que prestan su fuego a nuestra obra de renovación vital.


Horacio Quiroga
(Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) Narrador uruguayo radicado en Argentina, considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos, cuya obra se sitúa entre la declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias. Las tragedias marcaron la vida del escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.
Estudió en Montevideo y pronto comenzó a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribió Una estación de amor (1898), fundó en su ciudad natal la Revista de Salto (1899), marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de viaje a París (1900). A su regreso fundó el Consistorio del Gay Saber, que pese a su corta existencia presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas con el grupo de Julio Herrera y Reissig.
Ya instalado en Buenos Aires publicó Los arrecifes de coral, poemas, cuentos y prosa lírica (1901), seguidos de los relatos de El crimen del otro (1904), la novela breve Los perseguidos(1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera hasta la frontera con Brasil, y la más extensa Historia de un amor turbio (1908). En 1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por sus ruinas de las reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.
Nuevamente en Buenos Aires, trabajó en el consulado de Uruguay y dio a la prensa Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), los relatos para niños Cuentos de la selva (1918), El salvaje (1920), la obra teatral Las sacrificadas (1920), Anaconda (1921), El desierto (1924), La gallina degollada y otros cuentos (1925) y quizá su mejor libro de relatos, Los desterrados(1926). Colaboró en diferentes medios: Caras y Caretas, Fray Mocho, La Novela Semanal y La Nación, entre otros.
En 1927 contrajo segundas nupcias con una joven amiga de su hija Eglé, con quien tuvo una niña. Dos años después publicó la novela Pasado amor, sin mucho éxito. Sintiendo el rechazo de las nuevas generaciones literarias, regresó a Misiones para dedicarse a la floricultura. En 1935 publicó su último libro de cuentos, Más allá. Hospitalizado en Buenos Aires, se le descubrió un cáncer gástrico, enfermedad que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a sus días ingiriendo cianuro.

Fuente: biografiasyvidas.com - Foto y texto: archivos del blog

MÚSICA: HANG MASSIVE


"Kanthi Song"
Featuring:  Craig R Ninjah
Subido por: Hang Massive
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CHECK OUR WEBSITE FOR LOADS OF MUSIC & DOWNLOADS
Thanks to Maria Massouh for the epic video. We filmed in a busy day in Moscow in the autumn of 2013!

The instrument played is called Hang and originates in Switzerland!
Gentileza: YouTube




"Once Again"
Subido por: Hang Massive
Enjoy a short hang drum duo video filmed on an autumnal morning in the beautiful town of Bath Spa, UK 
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The instrument played is called a Hang. It is a new hand crafted instrument, made in Switzerland since the year 2000. The music is by the duo Hang Massive - Danny Cudd and Markus Offbeat. 
In the time since releasing this video we have recorded and released a great range of music in a variety of styles. All can be listened to and enjoyed freely on our website audio player:
http://hangmusic.com/music
We have CDs of all of the music available and many of our downloads can be enjoyed on a donation basis.
http://hangmusic.com
Thank you for all of the shares and likes and comments on this video. It is an amazing thing how we can share our art with so many around the world regardless of our physical location. In more and more ways we become interconnected with the whole world and can share our experience of that. Sharing and liking and posting the video helps us out in so many ways supports us to continue on. Thank you to all that support our mission.
Gentileza: YouTube



Danny Cudd y Markus Offbeat Johansson han estado tocando juntos como dúo desde el verano de 2010 y desde entonces han actuado en todo el mundo. Han ganado reconocimiento a nivel mundial, cautivando a sus audiencias con sus actuaciones únicas y entretenidas. Hang Massive están ahora en una gira Global y actuando en muchos lugares interesantes y variados y eventos. Su estilo único de música y la fusión más reciente con la producción electrónica ha establecido Hang Massive en un mundo y género propio.
Fuente: YouTube - last.fm - Foto: wikiwand.com

viernes, 16 de junio de 2017

STAFF DEL BLOG: CUATRO CUENTOS DE IBARRECHEA Y VÍDEO MUSICAL




RÁFAGA

Tu madre me dijo que la primera vez que desapareciste, fue una tarde de otoño.
Ella estaba calentando el agua en la pava para tomar unos mates y que a vos te miraba a través de la ventana. y veía cómo jugabas con la soga para saltar debajo del fuerte sol de la siesta. Cuando de repente llegó una fuerte ráfaga de viento que te levantó envuelta en una blanca nube que pasaba y te alejó de ella para siempre.

Por eso, ella guarda tus zapatillas en la mesita de luz. 

En la secundaria me dijeron que también te recuerdan.
Ellos dicen que una tarde, mientras arriabas la bandera, llegó una fuerte ráfaga de viento, que te envolvió en ella, y que te elevó hacia al cielo, ante el griterío ensordecedor de tus compañeros asombrados. 
Compungidos, me afirmaron que nunca más tuvieron noticias tuyas.

Por eso, la Directora, guarda tus guillerminas en la Dirección.

Algunos recuerdan tu paso por la Facultad de Arquitectura.
Dicen, haciendo un gran esfuerzo en recordar con sincera certeza, que vos estabas dibujando en tu tablero, cuando de repente por los amplios ventanales, entró una fuerte ráfaga de viento que te arrojó hacia afuera envuelta en una de las cortinas.

Por eso, El decano entregó tus mocasines a la Policía.

Anda dando vueltas por aquí, un señor que dice ser tu marido legal, para ello, me muestra la libreta de casamiento expedida por el Registro Civil de la Seccional Novena.
Fue una mañana, dice, y que por la noche se iban a casar en la Parroquia Santa Inés, cuando de repente y ante los ojos de todos los invitados, llegó una fuerte ráfaga de viento que te elevó envuelta en tu blanco vestido de novia y con un ramillete de violetas en las manos.

Por eso, el cura Ramón, guarda tus zapatos en la sacristía.

La prensa se hizo eco de tus desapariciones y brindó una amplia cobertura del caso.
La policía aún mantiene un hermético silencio.
La Iglesia estudiaba los acontecimientos en sus archivos.
La oposición elevó un pedido de informes al oficialismo, para que se le brinde a la opinión pública, explicaciones sobre lo ocurrido, llamándole a tus desapariciones causa de interés Nacional. Las presiones sobre las instituciones se fueron haciendo insoportables y se registraron algunas renuncias a ciertos cargos.

Nosotros, los que te queremos, los que te conocimos, cada vez que hay un fuerte viento, miramos hacia el cielo con la secreta esperanza de volverte a ver, envuelta esta vez en vaya a saber qué cosa. Pero aspiramos a volverte a ver.

Yo te recuerdo cariño. Te recuerdo cuando una vez, de madrugada, abriste la ventana del dormitorio de mi casa del barrio Rosedal, y envuelta en una de mis sábanas, te fuiste con la fuerte ráfaga que soplaba desde el sur. Sin decirme adiós.

Por eso, tus sandalias, están guardadas en mi placard.
(año 2004)



FOTOGRAFÍA
Miremos esta fotografía.
Pero la miremos de atrás hacia adelante, dejemos el primer plano para el final.
Como acostumbramos a recordar.
Como si estuviésemos memorizando, con un dejo de nostalgias rumorosas.

Esta fotografía es de color sepia y les pido que presten atención a los detalles que podamos observar.
La pared del fondo, por ejemplo.
Es de color crema claro y el cielorraso se ve más claro aún pues es de color blanco.
Hay un cuadro grande colgado en la pared. Ese cuadro tenía un marco de madera, que contenía una lámina imitación con un hermoso dibujo de un florero con girasoles, creo. A pesar de la mala calidad, el colorido que tenía, ambientaba muy bien la pared y le daba algo así como un toque de buen gusto.
Luego se ve una puerta, por ella se podía salir hacia otras dependencias de la casa y más hacia la izquierda, hay una ventana sin cortinas.

Ahora venimos nosotros, las personas que estábamos allí. y que no dejamos ver los otros muebles. Pero de nosotros hablaremos después.

Prestemos atención a la mesa.
En la mesa que rodeamos entre todos, hay un montón de cosas, como verán la misma es ovalada. Está cubierta con un grueso mantel bordado con hilos, a la usanza, que yo no sé bien como describirlos.

Probablemente, si le preguntasen a ella, sabría contarles mejor, pues a eso, ella le daba más atención que a otras cosas.
Pero miren, hay varias botellas de vino fino y de champán, copas y algunos platos con resto de comida.
El menú fue variado en esa cena.
Comprendía desde fiambres, quesos, pizzetas, pollo, carne, helados y masas finas.
Todo abundante para una simple reunión de amigos. 

A alguien, en este momento no recuerdo bien, se le ocurrió lo de tomar esta fotografía.
Ahora, pensándolo bien, creo que no era el momento para tomarla, pues como verán, todos estaban absortos mirándola a ella, que se había puesto de pié para hablarnos y que al final, lanzara aquella frase inesperada, cargada de una relevante insensatez, que nos fue llevando a un desconcierto casi inocente de la situación planteada.

No habíamos puesto música.
Nos parecía que era mejor así y conseguimos con eso, prestarnos una mayor atención, sin incurrir en suficientes distracciones.

Ahora, como pueden ver, los que estamos alrededor de la mesa, somos siete.
Para presentarlos, voy a iniciar un recorrido anti horario, de derecha hacia la izquierda.

Este es Gabriel.
Antes de la foto habló pormenorizadamente de la situación política del país, dando su particular punto de vista del gobierno nacional y populista, como se hacía llamar.
Cuando ella acertó a pararse para hablar, Gabriel dejó la copa de champán en la mesa, como pueden ver. La mira fijamente, como buscando en las frases que ella pronuncia, algún indicio.

Mateo es el que sigue.
Apreciamos que acaba de dejar, por la posición de las manos, una botella en la mesa.
Casi toda la cena, Mateo habló de fútbol y se mostró muy interesado en la política y en mis cuentos de "Peremerimbé", insistiéndome también en que quería saber algo más sobre "Cúter" mi personaje que obraba de asesino serial.
Igual que los demás, sale en la fotografía mirándola atentamente, como procurando en las palabras de ella, alguna señal.

Ahora vemos una silla vacía.
Allí estaba Magdalena, que se levantó a tomar la foto, lo hizo segundos antes que ella se pusiese de pié, y me siguió con la mirada, como toda la noche, quizás Magdalena recordaba nuestro pasado. Habló poco, se reía nerviosa y afirmaba siempre con la cabeza, las otras conversaciones.

La que sigue es Mónica.
La dueña de la casa, vemos que tiene una taza de te entre sus manos y parece mirarla de reojo a ella, en una actitud examinadora, como buscando en cada manifestación, interponer su opinión. Pero permaneció callada, sin esgrimir conceptos y con una clara candidez en su rostro, registrando el discurso, buscando algún signo.

A su lado está Perla.
Perla y ella fueron las más locuaces de la noche, ayudaron siempre a Mónica con la comida, cambiaron los platos, intercambiaron comentarios de sus vidas y de la actualidad, rozando temas alegres y riéndose por todo. Perla algo sabía del asunto.
Y aparece en la foto adoptando una posición expectante, como para precisar sus sospechas. Con los brazos cruzados.

Semi tapada está Berenice.
Berenice se había alegrado al verme. No sabía que ella estaba conmigo, y su presencia esa noche debió sorprenderla, quizás porque pensaba que la visita perturbadora de Magadalena y mi inscontancia en esos asuntos, marcaría algún reinicio en la relación antigua, frustrada tantas veces.
Berenice había permanecido esa noche registrando cada detalle y ahora, mientras ella hablaba, aparece en la foto como exasperada, escudriñándola.
Segundos antes que Magdalena se ofreciera a tomar la fotografía, ella se puso de pié. Estaba vestida con esmero y prolijidad.

Ella es la que sigue ahora.
Cuando comenzó a hablar, todos hicimos silencio para escucharla.
Ensayó un gesto tierno y conmovedor que aún hoy recuerdo.
Apoyó su mano derecha en mi hombro. Como puede verse, y con la izquierda entrelazó los dedos de mi mano derecha, que yo cruzo como bandolera sobre mi pecho.
¿Lo ven?
Y ella habló con claridad, aún con algunos momentos de tartamudez nerviosa, sin gesticular.

Un segundo antes del disparo, yo bajo la cabeza buscando los dibujos de las baldosas.

Entonces, éste soy yo.
En primer plano.
Tengo un traje de saco cruzado y pantalón de corte italiano color tabaco, medias claras y zapatos de cuero color marrón. Mi mano izquierda está apoyada en la mesa, mi mano derecha toma una de las suyas, mis ojos están cerrados, había cruzado mis piernas, y si se fijan bien, si observan con detenimiento en mi cara, que está algo inclinada hacia abajo, notarán que hay un detalle.
Un detalle que la mismísima Magdalena toma al apretar el disparador.

¡Clic!

El flash impertinente muestra un punto luminoso en mi mejilla.

¿Ven?
Observen con atención.
¡Aquí, miren!

Es una lágrima.
¿Vieron?
Es una lágrima. Solitaria y triste.
Apenas eso.
Apenas eso.
(año 2013)


LA CAPILLA
-Al comienzo de los tiempos de los desamores, estas tierras eran de nuestros aborígenes que convivían en una extraordinaria paz y armonía con sus vecinos. Después vinieron los españoles con sus espadas y lanzas, y los Jesuitas que se apropiaron de todo. Entonces construyeron grandes iglesias y caseríos a fuerza de látigos y duros castigos, hasta que nuestros primitivos hombres fueron muriendo. Después, cuenta la historia, los jesuitas también fueron expulsados y todas aquellas construcciones y campos se fueron vendiendo a manos privadas.

-"Mire señor, el primero que llegó fue el Melchor Reyes, -dice el único sobreviviente de aquellos años-, con su mujer y sus hijos pidiendo trabajo y que le asignaron tareas propias de la estancia que este hombre supo resolver con gran habilidad, entonces lo tomaron y lo alojaron en las dependencias destinadas a los empleados."

-Esta tierra en particular, recayó primero en una familia que curiosamente tenía cierto parentesco con la curia, usted sabe. Y así fue pasando de manos en manos, hasta que el señor Onésimo Ramos, pone un establecimiento ganadero en el lugar.

-"Que era muy bien considerado este tal Melchor, que en la familia Ramos aceptaron mande a llamar a su hermano Baltazar, para que le ayude en las tareas del campo de unas tres mil hectáreas, aproximadamente."

-Don Onésimo Ramos era un buen hombre, temeroso de Dios y sus designios, es así que con su esposa, doña Mercedes Domínguez, mandan a construir una capilla en agradecimiento a la Virgen del Rosario del Milagro de quién eran fervientes devotos.

-"Que resultó ser que ese Baltazar Reyes era un gran trabajador, un muy buen domador de caballos y de grandes conocimientos en el manejo del ganado caprino, bovino y ovino de la estancia."

-La capilla se fue construyendo con ladrillones anchos, grandes, y tiene un techo a dos aguas, con alfajías de madera desde donde se sostienen las bovedillas y tejas, es austera, rectangular, es simple.

-"Que según los dichos de mi madre, Felicia, la única hija de don Onésimo, se enamora de Baltazar y que la familia acepta de buen modo tal unión. Ellos viven en el casco de la estancia." 

-La devoción a esta Virgen, excelsa protectora de Córdoba, se remonta a más de cuatro siglos, culminó con la coronación pontificia que el Papa León XIII le otorga por disposición del 1º de octubre de 1892. La familia Ramos, aparentemente, consigue una imagen allá en Buenos Aires y la llevan para su estancia.

-"Que a finales del siglo XIX, la señora Mercedes Domínguez y el señor Onésimo Ramos fallecen, y es entonces que pasa a ser dueño de la estancia, por papeles de heredad y por costumbres mismas, Baltazar Reyes, el yerno." 

-Posteriormente se inician las gestiones ante la Diócesis correspondiente y desde Córdoba, envían al cura de una población cercana, para que pueda celebrar misa, llevar la palabra de Dios, fortalecer y expandir la Fe Cristiana entre los habitantes de este poblado. 

-"Estando el establecimiento bajo la administración, si podemos decir así, de este nuevo y afortunado dueño, todo era prosperidad, en hacienda y en las finanzas, se trabajaba mucho y bien, no había quejas entre los empleados."

-Por aquellos años, la Santa Sede acababa de elevar a trono arzobispal a la antigua Diócesis de Córdoba del Tucumán y Córdoba, y el Papa Pío XI declara a la Santísima Virgen del Rosario del Milagro, Como la Patrona Principal de la Arquidiócesis. 

-"Todo estaba bien, No había celos ni discusiones ni deslealtades a la vista, pero de repente, sin que nadie sospechase nada, Baltazar Reyes entró a la capilla de la estancia, revólver en mano, se plantó delante del Altar y se descerrajó un disparo mortal."

-Esta es la Oración a nuestra Santísima Virgen María, Nuestra Señora del Rosario del Milagro, en homenaje a su celestial protección.

Santísima Virgen María,
Nuestra Señora del Rosario del Milagro,
por tu travesía sobre las olas del mar,
por tu arribo al Puerto del Callao,
por la veneración que te tributaron en Lima
Los primeros santos latinoamericanos.

-"Que según se cuenta, estando todos consternados por lo sucedido, la imaginación y los rumores maledicentes, dieron espacio para que a los pocos días de esa tremenda tragedia, de la cual nada ni nadie hacía sospechar semejante desenlace, en el silencio de esta llanura bravía por el tiempo inclemente, nuevamente se oye un disparo frente al Altar y cae herido de muerte, el señor Melchor Reyes." 

Y, en nuestra Córdoba, San Francisco Solano
y los santos Alonso Rodríguez y Juan del Castillo,
por los méritos de tu Hijo crucificado
cuya imagen acompañabas hasta nuestra patria Argentina,
por haber elegido esta ciudad
para establecer tu trono de misericordia,
escucha la oración de tu Pueblo.

-"Que, como se puede ver, por estos restos de mármol blanco que eran de las lápidas, que los Hermanos Reyes fueron sepultados aquí, en la capilla, juntos, entre la sacristía y el presbiterio, envueltos en el más absoluto misterio, por lo inexplicable de sus suicidios".

Ten misericordia de los tristes y abatidos,
De quienes están solos o encarcelados.
De los pobres y desamparados.
De los enfermos y discapacitados.
De nuestros familiares y amigos difuntos.

-"Que habiendo tomado conocimiento de tales hechos, el clero ordena un castigo canónico sobre la capilla condenándola con severidad, ordenando su cierre. Dios, enojado con sus fieles, se retiraba de esta pampa y se llevaba, la patena, el leccionario, el misal, la vinajera, los candeleros y el digno mantel, señor."

Sostén con tu intercesión
a quienes se esfuerzan cada día por vivir el Evangelio,
Que se mantengan unidos los esposos.
Que han recibido el sacramento del matrimonio.
Que los niños y jóvenes asuman los ideales evangélicos.
Que no falte disponibilidad para consagrarse
en la vida sacerdotal y religiosa.

-"Que dicen que todos los habitantes de este pequeño poblado fueron a la última procesión, con las imágenes de Vírgenes y Santos que abandonaban la capilla en manos de hombres rudos que arrastraban sus pies desconcertados, murmurando la oración a la Virgencita, hasta una dependencia de la estancia donde permanecerían guardadas, en custodia." 

Te pedimos que haya paz, alegría y prosperidad
en nuestros hogares, nuestra patria y el mundo entero.
Virgen del Milagro, ruega por nosotros que acudimos a ti. 
Amén.

-"Tiempo después, las tumbas fueron profanadas, alguien se robó los cadáveres."
(año 2015)




BOMBONES DE CHOCOLATE RELLENOS
Elvira Suárez se casó a los veintiún años con el hijo del puestero de la estancia "Rosendo" a quien todos en el pueblo llamaban "el vasco" Irigarribia.

Había sido su primer novio. 
A él le hizo sus primeros bombones de chocolate rellenos copiando recetas de la abuela.

Discutió varias veces con su padre porque nunca quiso al vasco como su compañero. 
Le decía que era un bruto, un cabeza dura.

El matrimonio duró quince años.

El vasco murió una tarde de otoño, cuando cayó de cabeza desde su caballo.

Su madre tenía artritis. La llevaron sus hermanas.
Su padre, ya viejo y cansado también se fue con ellas. 

Elvira tenía dos hijos varones. 
Ellos siguieron cumpliendo con las tareas de su finado padre.

Después, Cristian, el hijo mayor, se enroló en la Armada.
Era un eficiente suboficial de una nave torpedera.

Mauro, conoció una señora mayor que por largas noches de placer lo llevó a vivir a la ciudad. 
Lo llevaba de vacaciones al mar.

Elvira, tenía cuarenta y seis años cuando quedó sola en la casa de campo.
Cobraba la pensión, los hijos le enviaban dinero, decía que nada le faltaba.

La abordaron varios hombres por su madura belleza.
A todos los rechazó.

Hombres casados, no. Solteros, no. Divorciados, no. Viudos, no. Separados, no.
Rubios, no. Morenos, no. Colorados, no.
Con mucho dinero, no. Con poco dinero, no.

Ni altos, ni bajos, ni con ojos azules, ni marrones, ni negros, no.
Al médico clínico, no. Al ingeniero agrónomo, no. Al veterinario, no.
Al poeta de los endecasílabos, no. Al mecánico de piropos apasionados, no.
No, no y no.
Muchas gracias caballero por prestarme su amable atención.

Elvira hacía las compras y todos murmuraban, nadie se atrevía a preguntarle nada.
No tenía amigas, solo algunas conocidas, eso alimentaba la máquina de chismes.

No concurría a la Iglesia.
Estaba enojada con Dios y sus hermanas por la muerte de sus padres en un geriátrico.

Había que verla caminar para imaginarla desnuda en la cama.
Sonrisa atrayente, modales elegantes, carnes vigorosas, cabello suelto.

La espiaban, estaba sola.
Vivía sola.

Sola, lo que se dice sola, tampoco. Cuatro gatos, dos perros, un caballo viejo al fondo, al lado del granero y los ratones de siempre. Por el maíz, vienen por el maíz.

A veces, cuando venían sus hijos a visitarla, ella preparaba unos ricos bombones de chocolate rellenos para convidarlos. 

Preparaba los moldes.
Los limpiaba con alcohol y los secaba.
Derretía el baño de repostería, templaba el chocolate elegido.
Colocaba una pequeña cantidad en cada hueco de los moldes.
Realizaba unos suaves movimientos, para que se cubran de chocolate. 
Cuando comenzaban a orearse, los rellenaba.
Utilizaba una bolsita o una manga para eso. 
Empujaba el relleno a la punta para que salga con facilidad. 
A veces mezclaba dulce de leche con algún licor o cognac para darle un toque especial.
Pasas de uva, nuez, almendras.
Finalmente, los dejaba secar y los desmoldaba.

Cristian la hizo abuela, cerca de la Navidad.
El niño fue bautizado como Ignacio Irigarribia.

Mauro, sonriente, le mostró el auto importado que le regalaron algunas señoras de la ciudad, por sus servicios sexuales descontrolados.

Cristian murió en la guerra.
Ahogado en las frías aguas del Atlántico.

Mauro, murió al año siguiente, le contaron cuatro balazos en la espalda, en una cama ajena, arriba de una mujer ajena.

Su esposo el vasco, el féretro vacío y embanderado de Cristian, y el de Mauro, dormían en los nichos del Panteón Social del cementerio. En un manso silencio.

Allí, envuelta en todo su dolor, compartió algunas veladas con sus vecinas y el cura Aparicio.
Rezaban novenas.

Cuando Elvira cumplió cincuenta años, invitó a ciertas señoras del pueblo a festejar su medio siglo de penurias. Fue casa por casa, golpeaba las manos. Tocaba timbres.

En la ferretería y forrajería "La Rueda", compró warfarina y brometalina.
En la panadería "San Cayetano", compró los elementos para hacer los bombones rellenos.

Asistieron en total catorce vecinas y conocidas, todas ellas muy curiosas.
Estaban bien vestidas para la ocasión. Volverían a sus casas con chismes frescos.
Le llevaron costosos regalos.
Le hablaban de las bondades de los productos.

Ella les agradeció la visita.
Les convidó sus sabrosos bombones de chocolate rellenos.

Elvira Suárez separó los suyos.
Los comió y brindó con sidra en una amigable reunión.

Cayó muerta envenenada.
Cuarenta minutos después que la última vecina se retiró, chau flaca, contó esta que le dijo.

Algunas dijeron que los bombones estaban exquisitos.
Formidables, riquísimos.
(año 2015)

José Antonio Ibarrechea
(Los cuentos seleccionados pertenecen a la serie "Cuaderno de las malas noticias")














Y ahora un poco de música

Bent es un dúo de música electrónica de Nottingham, Inglaterra , integrado por:  Neil "Nail" Tolliday y Simon Mills. Ganaron la aclamación crítica de su álbum debut programado para amar en el año 2000. El dúo se destacó inicialmente por su capacidad para crear su propio estilo travieso de grabaciones por muestreo de sus colecciones de discos privados (que ellos mismos se han referido como "dudoso"). En el single de 2003 "Magic Love" que muestra a una Toni Tennille en gran rendimiento. También Nana Mouskouri es una de las artistas que han probado más hasta ahora. Otro artista notablemente muestreado es la cantante canadiense Anne Murray, cuya canción "Just Bidin 'My Time" es muy utilizada para las letras de "Leavin' Me".
Con el lanzamiento de Ariels 2004, Bent dio un giro brusco a la grabación en vivo utilizando material predominantemente original. ¡ Intercepción de 2006 ! Vio al dúo dar un paso atrás en el estilo que recuerda a los dos primeros álbumes, aunque añadiendo un toque más de música disco. Su reputación de bromista se repite con la canción "Stay Out All Night", en la que la única letra (repetida dos veces) es "La gente que tiene miedo de la oscuridad envía a sus hijos a la cama y se queda toda la noche".
Siguiendo el relativo hiato de la banda (un "Mejor de" en 2009 fue seguido 4 años más tarde por un doble CD con canciones inéditas), tanto Nail como Simon Mills han mantenido una actividad musical propia, Simon Mills encabezando un proyecto en solitario Llamado Napoleon, con un auto-titulado primer álbum lanzado digitalmente en 2011, muy similar a los primeros de Bent en su mezcla delicada de música electrónica suave y muestras vintage. Un segundo álbum, "Magpies", también cerca del sonido de Bent, siguió en 2013, y 2014 vio para Napoleon el lanzamiento de doce EPs, al principio de cada mes.
Fuente: wikipedia - Foto: last.fm.com 



"Kisses"
Subido por: Hanife LTJ
a Music-Video-Clip by Hanife LTJ
Music : BENT, " Kisses "
edited Visuals : Kultmovie HAROLD AND MAUDE
Imágenes de la película "Harold y Maude"
Gentileza: YouTube estándar