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viernes, 2 de diciembre de 2016

MANUEL BANDEIRA: POEMAS



ARTE DE AMAR 


Si quieres sentir la felicidad de amar, olvida tu alma,
el alma es lo que estropea el amor.
Sólo en Dios puede encontrar satisfacción,
no en otra alma.
Sólo en Dios -o fuera del mundo.
Las almas son incomunicables.
Deja a tu cuerpo entenderse con otro cuerpo.
Porque los cuerpos se entienden, pero las almas no.



PREPARACION PARA LA MUERTE 

La vida es un milagro.
Cada flor,
con su forma, su color, su aroma,
cada flor es un milagro.
Cada pájaro,
con su plumaje, su vuelo, su canto,
cada pájaro es un milagro.
El espacio, infinito,
el espacio es un milagro.
El tiempo, infinito,
el tiempo es un milagro.
La memoria es un milagro.
La conciencia es un milagro.
Todo es milagro.
Todo menos la muerte.
-Bendita muerte, que es el fin de todos los milagros.



Manuel Bandeira

(Manuel Carneiro de Sousa Bandeira Filho; Recife, 1886 - Rio de Janeiro, 1968) Poeta brasileño que destacó también como ensayista, cuentista, crítico, traductor, periodista y docente; representante de la primera fase del modernismo en Brasil, fue un maestro del verso libre e influyó en varias generaciones de escritores de su país. Estudió en Río de Janeiro y en Sao Paulo pero no finalizó los estudios de ingeniería por los mismos motivos de salud que, más tarde, lo obligaron a buscar climas más benignos en varios lugares de Brasil y, en 1913, en Suiza. En este país conoció a P. Éluard, quien posteriormente confesó haber entrado en el mundo de la poesía precisamente gracias a Bandeira. En 1914 regresó a Brasil y se dedicó a la poesía y al estudio. Colaboró, como crítico literario, musical y cinematográfico, en varios periódicos y revistas. Enseñó literatura en Río de Janeiro (1938), y literaturas hispanoamericanas en la Universidad de Brasil (1943-1956). Recibió diversos premios y reconocimientos a su obra. Fue miembro de la Academia Brasileña de las Letras desde 1940. Autor de ensayos, antologías de poetas brasileños, composiciones teatrales clásicas y modernas, biografías, historias de la literatura, quince novelas, y traductor de obras de Schiller, Shakespeare, Inés de la Cruz y Omar Khayyan, su fama se halla ligada a la poesía, para la que había mostrado cierta predisposición desde la infancia. Personalidad artística de primera línea y difícilmente catalogable, cabe ubicarle dentro del Modernismo por sus ideales estéticos y ciertas soluciones formales, como el uso del verso libre, aspecto en el que, de manera personal e independiente, se adelantó a su tiempo, vinculándose a Cruz y a Sousa, y proponiendo una nueva poesía que superase el espíritu ochocentista y burgués. Ello explica que se abstuviera de participar en las manifestaciones de la Semana de Arte Moderno del año 1922, a las que no necesitaba sumarse. Ya en 1917 había publicado A cinza das horas que, a pesar de mostrar la búsqueda de nuevas formas poéticas, ponía de relieve sus fuentes simbolistas y, por determinados aspectos, románticas, expresadas a través de formas casi parnasianas. Con Carnaval (1919) la dubitativa búsqueda se transformaba en abierta intención renovadora. En los nuevos ritmos, llenos de lirismo y emoción, que la ironía impedía que se convirtiera en sentimentalismo, aparecían el sentimiento de la muerte y la consiguiente ansia de redescubrir, revalorizándolos y viviéndolos intensamente, todos los aspectos de la realidad, en un intento de identificarse con ella y sobrevivir. Además del poeta G. C. Cros, conoció, por medio de su amigo Ribeiro Couto, la poesía de vanguardia italiana y la de los crepusculares. Leía los versos de Palazzeschi, Soffici, Govoni, Ungaretti y Corazzini. Su colaboración en la revista Klakson y la publicación del libro O ritmo dissoluto (1924) marcaron su participación activa en el movimiento modernista, aunque en dichas creaciones mantenía, impuestos por su intrínseco intimismo, temas ya presentes en otros libros de poemas. Con Libertinaje (Libertinagem, 1930) el período de transición quedó superado; Bandeira, que ya en la poesía Poética (1925) había manifestado la exigencia de encontrar un lenguaje poético liberador, mostraba una estabilidad poética y técnica que coincidía con el momento de mayor identificación con el Modernismo y se hacía patente en la superación del sentimentalismo original gracias al fino sentido de la ironía, la depuración de los motivos perturbadores y la profunda musicalidad del verso. El poeta ya no se aferraba a la realidad para huir de la enfermedad, sabía que tenía que distanciarse de la misma y se proyectaba hacia mundos irreales e ideales, como en Estrela de Manhã (1936), donde alcanza la plena madurez poética y técnica resultante de la perfecta fusión de su formación simbolista con los modos de la nueva poesía. Lirismo y simplicidad, junto con una extraordinaria variedad de ritmos, fueron los rasgos sobresalientes de su expresión poética modernamente clásica. Con ella Bandeira alcanzó la cima de la poesía brasileña y ejerció una profunda influencia sobre los mayores poetas modernistas. Dicho clasicismo se mantuvo en sus siguientes libros de poemas, desde Mafuá de Malunga(1948), pasando por Opus 10 (1952), hasta Estrela da Tarde (1963). A pesar de que en estas obras aparecen temas sociales y del folclore, prevalecen los de la muerte, la vida, el amor anhelado, la soledad, la nostalgia y la memoria, que hacen que su poesía exprese fundamentalmente su experiencia individual, aunque a menudo convertida en experiencia de validez universal por la filtración de los elementos más subjetivos. Entre sus obras en prosa cabe recordar: A presentação da poesia brasileira (1944), Literatura hispano-americana (1949), De poetas e de poesia (1954) e Itinerario de Pasargada (Itinerário di Pasargada, 1957). Fuente: poesialat.tripod.com - biografiasyvidas.com - Foto: algumapoesia.com.br

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