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viernes, 3 de junio de 2016

LUIS ANTONIO: ALTISIDORA, ACOSO SEXUAL Y MORAL A DON QUIJOTE



El titulo de esta entrada puede parecer sensacionalista, pero se ajusta a la realidad de la ficción quijotesca. Ya en la II parte, cuando nuestros "héroes" se hallan en casa de los duques, Don Quijote sufre numerosos escarnios y burlas, al igual que Sancho, pero el más cruel de todos, en mi opinión, es el acoso a que se ve sometido por una dama de compañía de la duquesa que tiene el pomposo nombre de Altisidora. Creo que es uno de los episodios que me causa más pena y desazón. Los numerosos lances que protagoniza el caballero, las más de las veces acompañados por el fracaso, pueden provocar risa - no en mi caso - o lástima, pero el acoso desmedido que sufrió por esta moza desvergonzada “dama de compañía” de la duquesa supera todos los límites de la crueldad física y moral.

Altisidora fingirá estar perdidamente enamorada de Don Quijote y presentándose en su habitación lo someterá a un acoso insufrible. Se dirigirá a él con palabras zalameras y mostrando sus cabellos al varón como signo de ofrecimiento descarado, amedrentándolo más si cabe. Y por si fuera poco y paralelamente, se da un proceso de máxima crueldad al cuestionar la virilidad de nuestro caballero, cuando Altisidora le ofrece un calzado y una indumentaria típicamente femeninos para que se los ponga. Es una manera descarnada y cruel de poner en cuestión la virilidad del atribulado caballero...

Es un episodio subvertido, con marcado carácter erótico, y en el que Altisidora llega a ser muy atrevida, transgrediendo la norma del pudor femenino, lanzando requiebros sin recato alguno al apesadumbrado caballero, muy lejos ya de aquellos episodios felices de la I parte en que mostraba un orgullo y una osadía propia de caballeros genuinamente engreídos.

Mártir de su honestidad y de la fidelidad, Don Quijote no puede sino seguir firme en su propósito de apartar de sí a Altisidora y para ello, aun haciéndolo con una voz ridícula (II, 46), le canta el romance que ha compuesto, y en el que afirma su indeclinable amor por Dulcinea al tiempo que lanza una perorata moralizante sobre cuáles han de ser las actividades y el comportamiento de las mujeres recatadas.

Altisidora, truhanesca, atrevida y descarada como pocas, da un paso más cuando éste se marcha definitivamente del palacio ducal. Desdeñada por el rechazo del héroe, (II, 70), además de acusar al caballero de haberse quedado con tres tocadores y unas ligas, no vacilará en servirse de la técnica del insulto más procaz espetando a don Quijote una sarta de improperios de esta guisa:

“don bacallao, alma de almirez, cuesco de dátil, más terco y duro que villano rogado cuando tiene la suya sobre el hito"

Toda esta sarta de insultos no tienen más finalidad que la de humillarlo hasta lo indecible.

Esta es la primera y única vez en la novela en que una mujer con inaudita claridad le ha hecho a Don Quijote una declaración de amor, le ha dicho que lo quiere. Y no se trata de ninguna princesa o “fermosa” señora imaginaria, sino de una mujer de carne y hueso, tan real que don Quijote pudo identificarla desde el principio como “una doncella de la duquesa”. 

Altisidora, indignada y despechada, manifestará en un momento dado sus celos hacia la amada de Don Quijote a la que desea que

“... nunca salga de su encanto esta tan amada Dulcinea, ni tú lo goces, ni llegues a tálamo con ella, a lo menos viviendo yo, que te adoro”

Don Quijote, ante los malvados deseos de Altisidora, la rechazará, pero incluyéndola en una referencia plural un tanto delicada que dice mucho y bueno de su cortesía con el género femenino:

" las feas, las necias, las livianas, las de peor linaje"

Luis Antonio 
Barcelona, España
Fuente: lperezcerra.blogspot.com

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