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viernes, 19 de febrero de 2016

OKSANA ZABUZHKO: POEMAS

Clitemnestra

  Tú no eres realmente una mujer
Agamenón regresa a casa,
Va subiendo las escalas, el sol
Está tras él, tintinea su atuendo de metal
Como un presuntuoso ídolo-guerrero, las correas de cuero
De su armadura chirrean.
¡Sáquenlo, no lo quiero!
No quiero el olor animal de su boca,
O sus manos de uñas orladas de negro - Esas manos
Arrancaron mi ropa como a un cadáver en el campo de batalla,
Y debajo de las uñas los jirones
Y pelusillas de la ropa y cabellos del crimen probablemente aún se pudren.
Quizás no soy realmente una mujer.
No quiero gritar y torcerme de mortal placer,
Clavada por su arma fulgurante en medio de cantidades de apestoso sudor
Bajo una carga más arrolladora que el Poder Real-
            Bajo su cuerpo
Escurriendo sus pegajosos jugos letales en mí - Odio
El quejido de puta en tono agudo que de mi garganta escapará,
Odio la languidez que me embargará,
La nuez de su cuello pastoso sobre mí
Cuando abra los ojos. ¡Oh hijo de Atreus!
Así es como Troya, tendida, agonizaba debajo de ti.
Elásticas y rápidas tus flechas apuntan a toda cosa viva-
¿Es de cierva o de mujer, esta sangre caliente
Chorreando por los muslos lo que te hace vencedor,
Capaz de extraer sangre de un cuerpo como un inocente el agua de una piedra?
No fue lujuria o brutalidad sino bestialidad
Haber conquistado a Clitemnestra, y a la Cierva, a Casandra, Micenas y Troya.
Quizás no soy realmente una mujer.
Agamenón está llegando a casa, y las sombras oliendo oscuridad
                                                y sudor se están expandiendo.
Estoy fría.
Tiemblo al comprender: ¡Matar también es un oficio!
Hilando, tejiendo
Destejiendo (como la mujer de Itaca), frotando el cuerpo rosado de Aegisthus
             (qué tiene que ver él con esto?)
Con aceite suavizante-
Estos son placeres para manos, ocupaciones para manos - Pero no para
Las de una reina.
Ellas no son más nobles, por ejemplo, que palpar hoyuelos.
Sería cien veces mejor escaparse con algunos peregrinos,
Digamos, a Delfos, y hacerse Sacerdotisa,
Pertenecer a cada festín, a cada lisiado que pasa,
Rendirme a esa fuerza sin rostro
Sin malevolencia
Omnipresente - Desviándose, corriendo, inadvertida...
Oh, ¡cuán fría soy!
Tú asciendes las escalas, con el sol a la espalda -
Oh endiosado, más endiosado, más odioso, más tiránico
Es tu tranco subiendo las escalas (cada paso pesa
un año de guerra Troyana) - Oh ven más cerca, más cerca...
Deslumbrada por el blanco y el negro - este dibujo de sombras, manchas
De sol sobre las losas de mármol -
Guardo en mi vista, con la fuerza completa de mi imaginación,
Justo este pequeño cuarto
Donde la cortina es como un estallido carmesí - cuando te paras tras ella,
Con un gesto señorial único
De mi mano, rígida con el frío del obediente acero,
Yo mejoraré todo lo que has hecho,
Erigiré otro reino -
Un mundo sin Agamenón.

En la versión del gran poeta y dramaturgo ucraniano Lesya Ukrainka (1871-1913), estas son palabras dichas por Casandra a Clitemnestra cuando las dos se encuentran cara a cara en el umbral del Palacio de Micenas durante el retorno de Agamenón.


Carta desde la casa de verano

Querido-------,
La tierra está mohosa de nuevo.
Lluvia ácida: nuestros emparrados de pepinos negros
Sobresalen de la tierra como alambre rechinado.
Y no estoy segura de la huerta este año.
Necesita una buena limpieza,
Pero estoy temerosa de esos árboles. Cuando paseo
Entre ellos, parece como si fuera a pisar
Algún animal muerto pudriéndose en la alta hierba,
Algo con gusanos que se arrastra, algo sonriendo
Con insania bajo el sol caliente
Y los sonidos me ponen nerviosa:
Anteayer, en la espesura maullando,
El monótono chirrido de un árbol,
El escándalo interrumpido de los gansos - todos constantemente
Estirándose por la misma nota. ¿Recuerdas
El olmo seco, el que un rayo convirtió
En un gigantesco hueso carbonizado el último verano?
A veces pienso que se enseñorea
Sobre el jardín completo, infectándolo todo con rabiosa insania.
¿Los arboles locos cómo actúan?
Tal vez corren con furioso arrebato como tranvías descarrilados. En fin,
Guardo un hacha junto a la cama, nunca se sabe.
Al menos las mariposas se aparean: Tendremos
Orugas pronto. Oh, sí, la hija del vecino
Dio a luz - un niño, un poco exagerado. Tenía dientes y pelo
Ya, y podría ser un mutante,
Porque ayer, teniendo nueve días apenas, gritó,
"Apaguen el cielo" y no volvió a decir una palabra.
Aparte de todo es un niño saludable.
Bueno, eso es todo. Si puedes salir
El fin de semana, tráeme algo para leer,
Preferiblemente en una lengua que yo no sepa.
Las que llamo mías se encuentran agotadas.
Besos, amor, O.



 Oksana Zabuzhko
Nació en Ucrania en 1960. Graduada en Filosofía de la Universidad de Kyiv Shevchenko. Enseñé cultura ucraniana y literatura como escritora en residencia en Penn State University. Becaria Fulbright en los Estados Unidos. Libros de poesía: May Hoarfrost (1985); The Conductor of the Last Candle (1990); Hitchhiking (1994); y The new Archimedes´ Rule, Selected poems, 1980-1998 (2000). Novelas: Extraterrestrial Woman (1992), The tale of the reed pipe (2000) y la muy reconocida Investigación de campo en sexo ucraniano (1996), que la estableció como una de las más controvertidas figuras de la Literatura ucraniana actual. A Kingdom of Fallen Statues, fue publicado en Toronto en 1996. Es coeditora de la antología From Three Worlds: New Writing From Ukraine (1996, Zephyr Press, Boston, Massachusetts). Ha ganado prestigiosos premios literarios. Por sus poemas vertidos al inglés recibió el premio de poesía del Global Commitment Foundation.
Fuente:jehat.com - Foto:wpm2011.org

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