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viernes, 25 de diciembre de 2015

EGIDIO CERRITO: PINTURAS


Duraznero en flor


Paisaje


Ascochinga


Paisaje


Cosecheros

Egidio Cerrito 
Había nacido en Nápoles, Italia, pero vino aquí cuando tenía tres años de edad. Me recibió en su departamento de un piso alto con vistas a La Cañada y a lo que fuera la Plaza Vélez Sarsfield, cuando todavía no estaban ni el hotel del bulevar, ni el Patio Olmos, que por entonces seguía siendo la escuela. Eran tiempos de predominio de las fotos monocromas. Estas son algunas de sus definiciones. "Hay quienes no quieren a la juventud por su natural rebeldía. Yo pienso que son sus estados perceptivos tan agudos los que producen esa rebeldía y si no la tuviese, nocrearía sino que repetiría todo lo anterior. La humanidad no tendría estados evolutivos. "Dos cosas me sorprendieron en mi Nápoles natal. La primera fue encontrarme en el Museo San Martino con un cuadrito, una pequeña obra popular, que parecía haber sido pintada por mi: la técnica y el estilo eran similares, el ancestro volvía. La otra fue encontrarme con un grato museo musical donde, introduciendo en unas máquinas una fichitas, se podían escuchar las antiguas canzonettas interpretadas con los instrumentos originales "Para mi, la pintura y la fotografía se complementan. Cada una de ellas tiene sus ventajas. En la pintura, el color lo decide el autor y esa es una ventaja, pero además el sentido de los ángulos, de la perspectiva, de la luz y el color nos da un handicap considerable por sobre alguien que se inicia en este arte. Es más sencillo que un pintor se convierta en un buen fotógrafo, que a la inversa. Cierta vez debía pintar un cuadro sobre la campiña santafesina. Tela tras tela inutilizadas y trigal tras trigal que no me convencían. La última tela la había colocado frente a la pared y una noche, cuando yo acostumbraba a dormir en mi atelier, me quedé dormido y al despertar vi sobre la tela todo lo que iba a pintar. Allí mismo comencé a hacerlo. Se llama "Campo Argentino" y está en el Museo Provincial de Santa Fe". "Actualmente ya no existen los ismos en pintura. Pienso que la gente ya se ha cansado de los modernismos, que más que eso son macaneos y de eso el público se da cuenta aunque no tenga profundos conocimientos pictóricos. Es muy difícil decir cuál es el pintor cordobés que más admiro, porque sería mencionar un sólo nombre y dejar de lado, injustamente, a otros que también son excelentes. Lo que sí puedo decir es que toda la obra de Fernando Fader me emociona. Recuerdo haber asistido a un remate en Buenos Aires donde había todas las firmas que uno se puede imaginar y perdidas entre ellas una obrita, por las dimensiones digo, de fernando Fader, que debe haber sido uno de los tantos apuntes que realizó antes de pintar su Corral de Cabras. Una tras otra salían las obras al remate y volvían al lugar sin ser vendidas ni siquiera por su valor de base. Apareció el casi diminuto Fader y su base era de un millón y medio. Las ofertas llegaron en tropel y finalmente fue vendido en cuatro millones ochocientos mil pesos" (*) "Como pintor no me sirven los viajes programados por excursión porque muestran sólo el costado bonito del país de que se trate. A los pintores nos hace falta lo espontáneo, lo fresco, lo natural y esto se suele encontrar más asiduamente en los lugares por donde no cruzan los senderos turísticos".  
Reportaje de Ramón Verdú
Fuente: www.ramonverdu.com
(*) Reportaje del año 1978, de ahí la cifra enunciada.
Imágenes extraídas de internet

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