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viernes, 13 de febrero de 2015

JORGE COSTA: DESDE AQUÍ

Desde aquí
Atardecer como un centro de luz que se encuentra al final de la arena dorada. Hacia el imponente atardecer surge una mancha especialmente dirigida hacia su mirada. Se encuentra lejos de establecer un diálogo mas si se concentra podría entender su susurro. El mar apenas se agita y su centro de vida es solo su carne apenas emprendida con algunas cicatrices del pasado y aun así, listas para recordar todo aquello que ama y que existe. El son del oleaje apenas perceptible, se ha impuesto ante todo lo que lo rodea y solo algunos pequeños alados amigos, se acercan solo para corroborar su existencial quietud. Su mirada apenas se observa y así su pequeño cuerpo aún existe sin inmutar al transeúnte.
Suele ser un pequeño grupo de personas que están buscando algunos moluscos necesarios para su colección o tal vez para su más tarde cena, ligera para poder escudriñar en la lujuria, suficiente para aguantar el galope de la reproducción. Están todos alrededor de un fuego latente y sin percepción de ningún visitante. La compañía es suficiente y aquel enrejado de brazos solo es comparado con los cantos de los ausentes en la visión del atardecer.

Desde allá
Las torpes sonatas cubiertas de algún licor expuesto al sol han de producir cantos sin sentido y hasta algunas rimas que suelen acompañar alguna inspiración revuelta de embriaguez. Sus brazos son nudos entre ellos y no se puede distinguir cuántos jóvenes están ante el volcán de leña que, como supernova, solo los envuelve sin dejar que escapen a su libertad. Más allá algún iluso solo esconde su timidez bajo la guardia de la indiferencia. Pobre incauto que será envuelto por la ironía y al fin ser presa de la más bella de las princesas. El fuego se atiza, la arena fría por la noche es solo parte del entorno juvenil y aun así, aquel no se ha despertado y su ausencia innata no es notada.
Alguien por las cercanías entona un pequeño grito de exclamación que se ahoga entre la espuma del oleaje y de los vasos de reciclable valor. Sin embargo aun así, un pequeño grupo de cangrejos son el escenario de un pequeño festín de tal vez inexplicable suceso. Solo acuso de que algo suele estar en sí mismo sin despertar pero más allá de las críticas, aun está ahí.


Desde adentro

Pequeño el zumbido de un ángel que se acerca y una pequeña luz que no se puede explicar. Su aparición solo es parte de todo el escenario tártrico y evolutivo. Demasiada sabiduría y aun así tan simple su situación. Su pequeño cuerpo aún está sin mutilar y su esencia sin corromper. Su pequeña densidad solo lo acostumbró a sentir cuando aquellos días de tanta convulsión le hicieron pensar sobre la eternidad. Religiones y santos especialmente diseñados para expiar la culpa, cosas que solo nosotros los seres humanos entendemos. Porque entender algo tan sencillo si es tan simple que lo complicado es pensar en lo difícil que es entender lo claro que significa. Amor por doquier, dulzura de sonrisa que expresa aquella luz que se acerca. Noble sensación de estorbo ante lo grandioso y excelso. De donde es aquella luz promiscua, llena de tanta belleza y sabiduría que tanto me asombra.
Eres aquel que estuvo allí cuando te necesité y culpé al universo por tu ausencia. Ahora vienes por mí sin excusa solo para encontrarte conmigo. Bien lejos de mis sentimientos estás, más lejos aún de mis necesidades y osas aparecer sin particular búsqueda solo para encarar tu llamado. Osas perturbar mi tranquilidad y estar conmigo para llevar alegría a tu creador. Osas permitir estar conmigo cuando hace un tiempo solo quería tu compañía y ahora solo te atreves a venir sin aviso.


¿Dónde estabas cuando te necesité?



RESPUESTA:

Hola, sin nombre, estoy porque solo te tengo a ti y a ti es que deseo llevar tu alegría. Solo un hombre como tú es apenas necesario para encarnar belleza y amor. Tú solo estabas donde yo estuve y solo estoy donde tú estuviste. Porque la pregunta y las dudas si cuando preguntaste siempre escuché y para responder solo terminé las frases que respirabas.


Todos

Hey, vengan acá. Es esto lo que parece o solo es uno de nosotros jugando una broma pesada.
¡No! Es solo un anciano.
Pobre, murió solo. ¿Quién sería?
No sé, pero vean su sonrisa.

© Jorge Costa.
Heredia – Costa Rica
www.anaquelliterario.blogspot.com 
http://anaquelliterario.blogspot.com/2014/12/antologia-microfono-abierto-2014.html

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