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viernes, 27 de febrero de 2015

B. WEBER: LEYENDA AMERICANA, LA YERBA MATE

Había una vez un señor que tenía una hija muy hermosa y muy buena; era su alegría y toda su esperanza. 

Para cuidarla mejor y alejarla de todos los peligros de la vida fue con su esposa y la joven a vivir en medio de una gran selva, cerca de los Saltos del Guairá. 
Allí el hombre cultivaba maíz, mandioca, zapallo y otras plantas para el sustento diario. Eran pobres, pero libres y felices.
Si el tiempo era favorable, había abundante cosecha y lo pasaban bien; pero había temporadas en que la cosecha era muy escasa, entonces se alimentaban con frutas y miel que encontraban en el monte. 

Un día fue llegando al rancho una persona de presencia agradable. 
Con suaves palabras pidió al dueño de casa que le permitiera pasar la noche con ellos, que al día siguiente, al salir el sol seguiría su camino. 

Aceptó el dueño de casa y le dio el mejor trato posible al forastero. 
Al amanecer, tomó el viajero su bastón y su alforja para proseguir su camino, pero antes le dijo al dueño de casa: 
Yo soy un enviado del cielo, y he venido a enseñar y premiar a los buenos. Me llaman en estas tierras Pa’i Zume. Como sabía que estabas viviendo en la soledad para salvar a tu querida hija de toda clase de peligros, he llegado hasta aquí donde encontré el más generoso hospedaje: me has ofrecido la única gallina que tenía, y me has dado tu cama. En premio a lo que he recibido de ti, haré que tu hija no muera jamás: la convertiré en planta. Los hombres cortarán sus ramas y le arrancarán las hojas, pero ella volverá a brotar más lozana. 

El personaje se despidió y siguió andando su camino. Se fue hacia el lado del alba, a otros remotos lugares, quien sabe adónde, llevado por la mano de Dios. Y la hermosa joven se convirtió en la planta del Ka’a. Desde entonces, las ramas y las hojas cortadas de la yerba mate son tostadas y molidas para que después de cebadas, ya sea con agua caliente o fría, y que sirvan al hombre de bebida reparadora y estimulante. 



















Berenice Weber
www.diceelwalter.blogspot.com


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