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viernes, 31 de octubre de 2014

CHUÑI BENITE: EL VIEJO PIROPEADOR QUE TIENE 87 CAUSA ABIERTAS POR ACOSO, VIOLENCIA DE GÉNERO Y DISCRIMINACIÓN



Salustiano siempre fue muy formal. Aquí, una foto suya a los 11 años de edad.
"Gordita preciosa, le dije. O sea, algo lindo. ¿Cómo me pueden hacer todo este quilombo por decirle gordita preciosa?" Salustiano Bermúdez habla con su hija, Concepción, en la antesala del Juzgado Federal de Resistencia, donde fue citado a declaración indagatoria a raíz de un piropo pronunciado siete semanas atrás. Se lo dirigió a una estudiante de enfermería que alquila un cuarto en una pensión próxima a su casa, en Villa Centenario.
Salustiano, a sus 72 años, siente que le cambiaron el mundo. Y que a éste nuevo que lo rodea ahora no le encuentra la vuelta. O que le metieron un universo distinto al de siempre, sin manual de instrucciones. "Gordita preciosa, le dije", le insiste a su hija, como si esperara que sea ella quien lo absuelva.
El drama de don Bermúdez no es menor. Su pasión por el piropeo, que tantas satisfacciones le diera en gran parte de su vida, le vino generando en los últimos tiempos un cúmulo de denuncias policiales y judiciales, de la mano de nuevas legislaciones contra la violencia de género, las propuestas sexuales no consentidas y la discriminación.
El resultado fue que expresiones que antes él manifestaba con cierta candidez y ansias de seducción, y que las mujeres que se cruzaban por su vida recibían con un pacífico fastidio o con pudorosa vanidad, comenzaron a ser vistas de otro modo en el nuevo contexto social y cultural.
La rima que le soltó a la joven vecina es un ejemplo. "Yo no quiero ser la plata/adherida a una luna sosa/Quiero ser la afortunada faja/de esta gordita preciosa", lanzó, con aire ganador. Sólo Salustiano sabe cuántas bellezas rellenas planearon sobre sus sábanas gracias a esos versos en décadas ya amarillentas. Pero esta vez fue distinto. "La gorda le bajó todo el puente dental derecho de una cachetada y le metió una denuncia por 'discriminación en razón de aspecto físico'", cuenta Concepción.
Con Salustiano su abogado fue directo: para el profesional, si tienen suerte, se podrá llegar a un arreglo por el cual Bermúdez tendrá que pagar a la joven una indemnización de 12.000 pesos (que tendrá que afrontar con su pensión de 1.600 mangos) y brindar servicios comunitarios durante dos años limpiando cacerolas y utensilios en un comedor de marineros jubilados de Barranqueras.
Riesgo de prisión
Pero para Salustiano hay un horizonte mucho más preocupante. Es que tiene otras 86 causas abiertas, que avanzan en distintos tribunales como si formaran parte de una carrera de hormigas. "Podrá zafar con una probation en una causa, pero si le cae alguna condena en cualquier otra, irá en cana. Entonces lo único que quedaría sería conseguir la prisión domiciliaria. Y todo por pelotudo", resume Concepción. Hay también un centenar de carpetas con su nombre en el Inadi.
El viejo no lo ve así. "Un piropito no le hace mal a nadie, señor. Al contrario, le adorna el día a cualquier dama", dice él con tono dulzón. Fanático de D'arienzo y Pugliese, se nota el esfuerzo cotidiano por evitar el derrumbe final de una elegancia que en otra era debió haber tenido lo suyo. El rostro ajado pero la afeitada perfecta, el cabello escaso pero peinado con furiosa disciplina gomineril, el saquito celeste gastado y decolorido pero limpísimo, los zapatos deformados por el uso pero lustrados a nuevo. La fragancia velatoria de todas las colonias que usan los hombres que, como él, ya pasaron el minuto noventa y juegan su tiempo suplementario.
"Yo no entiendo, le juro que no entiendo -nos dice él ahora a nosotros-. La otra vez, ¿te acordás Concepción?, le dije a la señora de la vuelta, que trabaja en el Banco Francés, 'se ve que se rompieron las macetas del cielo porque están cayendo las flores', y ella no me dijo nada y se metió en la casa. A la tarde me vino a buscar un patrullero por una denuncia de acoso sexual y tentativa mental de violación. Me dijo el doctor que me pueden dar hasta 15 años. Y le juro, don, que ni las nalgosidades le miré".
No tan simple
Peor le fue cuando en un arrebato hormonal de ésos que lo sacuden una vez cada 90 días, se entusiasmó con una joven descomunal que salía de un gimnasio con una pequeña calza roja que cubría solamente el 47% de la superficie traseril, más un top elastizado debajo del cual respiraban 92 centímetros de primavera pura. A Salustiano se le desmadró la vena poética, pero sin dejar de aferrarse como un náufrago a los restos de respeto que flotaban en su mente escaldada. "Como quien mira una fresca sandía/en el verano de ardiente esquirla/no sabe usted cuán intenso/es mi deseo de partirla", susurró al cruzarse con ella.
El resultado fue una seguidilla de trece aeróbicas patadas en los testículos, media docena de impactos de salsa-boxing en el cuello y una denuncia por violencia de género. El fallo se leería este mes, y sería condenatorio.
El desvencijado galán se siente acorralado. "Si les decís gordita, las agredís; si les decís flaca, las humillás tratándolas de anoréxicas; si les elogiás las glándulas tetosianas, las cosificás; si les decís que parecen interesantes, se cabrean porque dicen que no valorás cómo se cuidan el físico; si les pedís que paren un poquito, para hablarles, creen que las vas a asaltar y te pegan un ladrillazo en el coco antes de salir a correr; si les ofrecés una flor, piensan que es un truco para dormirlas y sacarles los órganos, y entonces te llenan la caripela de gas paralizante; si les decís 'morocha divina' sos racista; si les decís 'gringa hermosa', sos xenófobo; si las apurás en el zaguán sos un adicto al sexo; si les decís para leer un libro dicen que no hay química; si hablás poco no las contenés; si hablás mucho sos muy invasivo; si vivís solo sos un insociable; si sos familiero no cortaste el cordón umbilical; si les hablás de una ex las estás usando para olvidar; si no les hablás de tus ex estás ocultando algo jodido; si les presentás a tus hijos las estás queriendo meter en un rol que no les corresponde; si no los presentás significa que no querés nada serio; si tenés guita te creés que todo se compra; si sos un seco se nota que nunca tuviste iniciativa; si le decís para pagar la cena a medias sos un rata; si la pagás vos sos un turro que cree que así la vas a sobornar; si sos viejo es una lástima que no tengas más energía; si sos joven es una lástima que te falte experiencia; si no las llamás sos abandónico; si las llamás no les dejás su espacio; si las querés poco sos un desgraciado; si las querés mucho las hacés sentir responsable de vos... Antes era quererse o no quererse, nomás", dice, y la catarsis lo deja jadeando suavemente.
El pasillo judicial huele a desinfectante lavanda, y hay pasos de hospital que van y vienen. Concepción, después de suspirar profundamente, interviene con total fidelidad a su condición de mujer: "Papá, callate. Y hablá, que te hace bien".















Chuñi Benite 
Literato 
www.angaunoticias.com

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