B. WEBER; IBARRECHEA DIXIT

ELLAS, MIS COMPAÑERITAS

Ellas, mis compañeritas de grado, decían que Normita y yo éramos novios.
Porque en los recreos, ella, María y Estela nos miraban jugar a los varones con la pelota de trapo.
Porque la señorita maestra de piernas fascinantes, nos había elegido como la "parejita" de cada acto.
Ella, la señora Perichom, yo Liniers.
Ella, Merceditas,  yo San Martín.
Ella, La Patria que reclama, yo Belgrano que le regalo una bandera.
Yo, que pasaba al frente y escribía en el pizarrón, ella que me hacía la tarea.
Yo, que llevaba una manzana a mi maestra y otra para ella.
Yo, que buscaba los elementos de geometría en la portería, ella que me ayudaba.
Ellas, mis compañeritas de grado, parecían estar en todos lados.
A mi me parecía que entraban al aula por las ventanas.
Que cantaban el himno más fuerte que nosotros los varones. 
Que jugaban como si fuesen ángeles. 
Que escribían como Rosario Vera Peñaloza(1), que se peinaban como Ethel Rojo(2), que caminaban como la Faiad (3).
A mi me parecía que las había dibujado Divito(4), que estaban en la colección Robin Hood,
en la revista D'Artagnan, en la revista Intervalo, en la Vosotras.
Entonces, un día cualquiera, las reuní a todas cerca del mástil, y les saqué una foto.
Las fotos en blanco y negro, con el tiempo pierden contrastes, se arrugan con las mudanzas, se desesperan guardadas, se vuelven tiernas y mansas. Se van borrando.
Por eso, cuando miro una ventana, me parece verlas a todas, asomadas, sonrientes y cómplices. Como siempre.
-¡Te manda saludos Normita!
Y el recuerdo me despierta una sonrisa.

José Antonio Ibarrechea
Julio 2014
(Especial para Escritores Argentinos)

(1) Maestra Argentina, Nacida el 25 de diciembre de 1873 en Atiles, La Rioja, Argentina y fallecida el 28 de mayo de 1950 en Chamical, La Rioja, Argentina.
Educadora, creadora de Jardines de Infantes, Escuelas y Bibliotecas en todo el país.

(2) Actriz, vedette.

(3) Actriz, vedette.

(4) Dibujante que marcó una época.

HASTA QUE TE CONOCÍ

(Fragmento de una carta)

"...Te cuento que cada vez que aparecían en mi vida algunos conatos de amor, éstos se debían sin lugar a dudas, a haber vivido aquellos repentinos abandonos, rupturas lastimosas, largos adioses y otra torpezas que ilustran mi vida de hombre solitario.
Por eso, a veces mi comportamiento es parco, hasta pendenciero, si podemos llamarlo así y más algunas otras precisiones que se puedan argumentar.
Para mayores datos, también te digo y un poco apesadumbrado, que a pesar de esas desgraciadas circunstancias, mi corazón siempre se mantuvo intacto y fuerte.
En realidad fue mi ego, el que cayó dolorido por haber recibido aquellos tremendos golpes, por las malas experiencias vividas.
Tal es así, que hasta hubo un momento que, para ahuyentar cualquier llegada del amor por donde fuere, decidí tenderle algunas trampas y hasta recurrí a crear ingeniosos escondites secretos para que no me sorprenda.
Como por ejemplo, arrojarme debajo de la cama, meterme en el ropero o taparme hasta la cabeza, antes de entrar en el escandaloso pánico que me producía el temor a las nuevas pasiones trágicas por venir.
Hasta que te conocí.
Como verás, dentro de este cuadro conmovedor, y en este contexto, tengo la prematura certeza, que valió la pena resistir.
A pesar de tus inquietantes ronquidos, que seguramente esconden... Algún temible secreto."

José Antonio Ibarrechea

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Copyright 2012

Recopilación:
Berenice Weber

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