La conciencia que no cesa
(Poema de mi libro Vocación de noria)
Me pregunto por mí
investigo los pasos hacia
atrás donde hay vestigios brumosos
desparramando sus
investiduras de arena sobre la huella
que sólo se forma con la
forma del deseo
Este hueco este abismo
esta atadura
Mordida desdentada que
desgarra
Silueta que se yergue
impiadosa
Imperantes mandatos
llegados desde un fondo
Otro mundo, otra edad
con identidades muertas
que me resucitan para ser esta suma
donde restar se vuelve
necesidad obsesiva
Porque este que soy
mano abierta y extasiada
cuello apolíneo y rítmico
conjunto de músculos
imponentes
son sólo un nudo de
átomos asimilados por materiales oficios
incapaces de cubrir la
ardorosa desventura del alma
Habitante eterna
vibración incesante
Explosión que aventa las
cenizas por las grietas
haciendo sonar esos
goznes que cierran los recuerdos
sin lograr sepultar los
estados de conciencia
que despiertan impiadosos
y desnudan los vértices
donde quedé oculto para
mi propia mirada
Pero aquí estoy, los ojos
están mirando
por mi alma alguna
revelación me hace voltear la cabeza
cerrar el párpado.
ANGY
(Poema de mi libro
Vocación de noria)
Una melancólica mano con
olor a jazmín del cabo
Una sombra sedienta que
se recuesta a mi lado
Tu cuerpo
tu sombra, tu forma
grande y precisa
La certeza de tu ser ahí
en la noche ojerosa
mezclado con todas las lujurias
puntual y cierto, aunque
muchos otros quieran penetrar y romper
el secreto de ese yo y el
mío aquí y ahora
Tu fina elegancia cae en
medio de mi plexo
Y me socavas
Diligente lámpara que se
enciende siempre
Porque sos vos único e
irrepetible absoluto y perfecto
arrebatando a las sombras
una porción más de tierra virgen
para los dos
Convocados por sembradíos
de alabastros estelares
por ángeles multicolores
y custodios
para el juego de los
cuerpos en los cuerpos y en las almas
con los auspicios de
tiempo formulando goces
Poseído el día y
confiscada la noche
las boreales crestas no
interfieren nuestro abrazo invisible
hasta las últimas luces
Los lujos de espirituales
cavaduras se descubren en ardiente
despliegue
El indiscutible ser del
amor
sufragado en un
reelección permanente
como un mascarón de proa
que abre surcos
en tranquilas aguas
y atraviesa sorpresivas
tempestades
sin volcar la nave sin
quebrar los mástiles
Supremos santos y
profanos siempre.
La permanencia
(De mi
libro Vocación de noria)
Nada se ha perdido de
todo lo que fui,
El pasado es una mentira
grande,
un recurso de la mente
para no caer
en hondas galerías
penumbrosas,
donde monstruos
repentizados
por un filtro de luz
impredecible,
se asoman para asustarme.
NO. El pasado con sus
voces y gritos lanzados no puede
haberse esfumado por la
magia del olvido. No es suficiente
no comprender para borrar
y matar o esconder en baúles cerrados
por mil candados, cuyas
llaves son tragadas por peces que se tragan
otros peces, en el fondo
de algún mar de algas corrosivas.
No es así como se cree.
Nada ha pasado todavía.
No es el reloj el que marca
los sudarios
No hay que llorar sobre
los soles que yacen en la memoria
ni vociferar por los
actos en sepia que me muestra el presente
devorado por sí mismo.
Aún están aquí los pasos
briosos recorriendo las aulas y salones
de mosaico desteñido, en
los que enjambré mieles deleitosas y
lágrimas oxigenadas.
No ha desaparecido la
cama de mis padres, que en las noches
de angustia y miedo,
buscaba en la oscuridad, para dormirme finalmente,
entre esos cuerpos que
imponían respeto a mis fantasmas.
Ni han desaparecido los
juegos en el largo patio de la casa
con mi hermana.
Ni siquiera se ha
transformado mi soledad
Aquella con la que me
dejaba transcurrir por horas.
Nada falta.
Ni las navidades con mi
árbol luminoso y mi pesebre en el
rincón de la sala.
Las tías los primos. La
abuela materna y el recuerdo de los otros
abuelos que no conocí.
Cada vez descubro algo más
que suena con los mismos sonidos.
y rondan mi nariz aquellos mismos olores
con sabor a puchero con
choclos y primaveras con jazmines.
Las calles de mi pueblo
ahora, son las mismas de mi pueblo entonces
Aunque haya cambiado.
El cementerio donde no
está mi padre tiene más habitantes.
En la casa de al lado de
la escuela, la misma
estrella federal me produce los mismos escozores de placer.
La iglesia. La plaza con
sus cuatro glorietas
y el perfume lila de las glicinas.
Mis primeros amores
desfilan a veces con la misma tersura
Los albores sexuales con
este fuego que aún me enciende.
Y en la misma conciencia
de entonces sólo llenos casilleros
En el espacio todo se
conserva intacto
y vuelve a mí cada vez que soy en cada soplo de
ser que expongo al viento.
Autor: José Luis THOMAS
Poemas publicados en mi libro "Vocación de noria" de 1992 -
Faja de Honor de SADE Bs. As.
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