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viernes, 20 de junio de 2014

IBARRECHEA: MALDITO SEAS, MIKE.

La imagen de la película que vi cuando era más que un niño, era ésta.

El tipo entra a su oficina.
Cierra la puerta, todo está a oscuras, pero el director juega con las sombras a través del vidrio de la puerta y de la ventana.
El actor, prende la luz del escritorio, acomoda el cartel que dice Fulano de Tal, Detective Privado.
Se suelta el nudo de la corbata.
Enciende un cigarrillo y se sienta en la silla, pone los pies cruzados encima de la mesa, abre un cajón  y saca una botella de bourbon.
LLena un vaso.
Con el dedo pulgar levanta el sombrero, le vemos la cara.
Mientras bebe, mira su foto vestido de sargento de policía de New York, y después, mientras juega con el vaso vacío en sus manos, dice:
"Maldito seas Mike, te estás enamorando de ella.."

Yo.
Entro a mi departamento.
Ha llovido demasiado y hay cortes de energía eléctrica en todo el barrio, juego con las sombras que se reflejan a través de las ventanas.
Enciendo un cigarrillo y la llama del encendedor hace maravillas y la luz de la linterna del celular otro tanto.
Me suelto el nudo de la corbata.
Me siento frente a un montón de papeles sueltos, es el borrador de mi novela "Cúter." 
Me rasco la barba.
Me digo a mi mismo que mañana me afeito mientras pienso en ella.
La foto que nos muestra juntos y sonrientes permanece en su sitio, custodiando el desordenado paisaje y digo:
"Maldito seas Pibe Ibarrechea, te estás enamorando de ella."

Tanto el actor de aquella vieja película de Hollywood, como yo, tenemos un plan:
Zafar de las situación.

El actor hace lo suyo siguiendo el guión.
Tiene un director que le explica una y mil veces qué es lo que quiere que haga. El director de fotografía, ajusta planos y luces. Las señoras de los camarines lo maquillan. Su amante fuma apoyada en el marco de la puerta.

Yo no. 
Yo soy algo así como el instinto puro que espera agazapado en una trinchera, mientras arriba se desarrolla una cruel balacera entre la razón y el corazón. 
Mientras tanto, una ex amante lanza prolongadas macumbas y hechicerías innombrables por las redes sociales, en nombre de la justicia divina del despecho y los adioses inesperados.
Batalla de final incierto.

He pensado que, hasta que se me ocurra un plan "b", seguiré  buscando quién venda flores de madrugada para llevarle una rosa, cada vez que amanezca, a la dama que elegí.
La apretaré contra mi cuerpo hasta que lanze un suspiro.
Le diré mil veces que la quiero mientras deambulo en la miel de su piel.
Le diré que me encontrará a su lado, cada vez que me necesite.
Seré sus alegrías, contendré sus tristezas -agregaré-.
Gastaré las tintas de las cintas de las impresoras, escribiendo su nombre en papel de barriletes que romperán los cielos.

En cambio.
El tipo de la película que vi cuando era más que un niño, al final, después de haber conocido las verdaderas intenciones de la mujer que lo contrató, se coloca el sombrero, cruza la calle con una campera de cuero al hombro.
Él sabe que fue estafado en su buena fe.
El sol le da en la cara cuando abre la puerta de su auto.
Enciende un cigarrillo y se va por una calle polvorienta.
Entonces ella se para en la mitad de esa calle, y le grita mientras el viento sacude su vestido.
"¡Maldito seas Mike, regresa!"

Mi heroína, en cambio, no sabrá qué decir.
O si, no lo se.
Mientras yo me alejo caminando por las avenidas y cruzo La Cañada con mi corazoncito envuelto en llamas. 
Quizás ella grite algo así como "¡Maldito seas, vete al infierno ya!"
O quizás diga: 
"No te vayas de mi lado, no me dejes José Antonio, no esta noche."
Mientras sus lágrimas de luz de luna, resbalan misericordiosas hasta la redondez de sus pechos. Mientras aferra con sus puños la solapa de mi campera y se para en la punta de sus pies descalzos.

A ver amigos.
¿Quién sabe con certeza, el guión que me toca en este flor de peliculón?














Ibarrechea
dibujo: Angel BOLIGÁN

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