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viernes, 11 de abril de 2014

POEMAS DE LEONOR MAUVECIN


Leonor Mauvecin





EL PUENTE

Intimo puente, la palabra
Intimo puente
sobre la boca del averno:

Donde hiberna el caos
donde sostiene la noche
el ala de la sombra.
Donde crujen los dientes y
alimenta el deseo su boca siniestra.
Su boca
que devora nuestra condición de vuelo.

Y sobre el puente
nosotros, ángeles desterrados
contemplamos:

Los salmos del diluvio.
El trazo de la noche.
Los reptiles.
Las flores azules que deslíen.

Y nosotros,  los insomnes
     (Sobre el puente)
                           levitamos.


 Leonor Mauvecin

Foto: EL  UMBRAL
 


Celebremos el umbral, 
la simple posibilidad de la partida
la textura gastada del mármol de la puerta
su leve curvatura, su porosidad añeja
eso que sugiere la íntima belleza en la huella del tiempo 
y el paso inevitable.
Detrás de él quedó: 
la casa solariega y el murmullo del agua
algún septiembre y aquellas primaveras,
la noche cargada de perfumes y tanta mínima historia 
con que tejemos la vida.

Celebremos el umbral,
 por donde volverán y volveremos.
Los amigos, los hijos  a buscarnos
y nosotros a transitar los sueños.
Por donde vendrá – qué duda cabe-
con su cuota de renuncias y de olvido, la muerte
a soplar el polvo del umbral sombrío.
Y cuando cante el gallo, entonces, nos iremos 
volveremos a cruzar el umbral tranquilamente.
 
            Leonor Mauvecin

 EL UMBRAL

Celebremos el umbral, 
la simple posibilidad de la partida

la textura gastada del mármol de la puerta
su leve curvatura, su porosidad añeja
eso que sugiere la íntima belleza en la huella del tiempo
y el paso inevitable.
Detrás de él quedó:
la casa solariega y el murmullo del agua
algún septiembre y aquellas primaveras,
la noche cargada de perfumes y tanta mínima historia
con que tejemos la vida.

Celebremos el umbral,
por donde volverán y volveremos.
Los amigos, los hijos a buscarnos
y nosotros a transitar los sueños.
Por donde vendrá – qué duda cabe-
con su cuota de renuncias y de olvido, la muerte
a soplar el polvo del umbral sombrío.
Y cuando cante el gallo, entonces, nos iremos
volveremos a cruzar el umbral tranquilamente.


















Leonor Mauvecin


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