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viernes, 11 de abril de 2014

LAS MAÑANAS DE LOS DOMINGO




Las mañanas de los domingo, son las únicas horas de la semana en la que la humanidad es sincera.

Las personas no son como tienen que ser, sino como son nomás. 
El que es buenazo se da el gusto de seguir siendo buenazo todo lo que quiere, porque ninguna circunstancia “de la vida diaria” le obliga a encularse con alguien. 
El hijo de puta "hijaputea" a rienda suelta, si total no está la culona del escritorio junto a la ventana, a la que le quiere hacer creer que él es flor de gente.
En la ciudad, de tanto en tanto, mientras uno se hace acariciar la "jeta" por el viento arriba de la bicicleta, vemos ese espectáculo hermoso de los hijos paseando del brazo a los viejitos que ya apenas caminan. Le sostienen de una forma que es como si mitad le agarraran pa' que no se caigan de la vida, y mitad le ayudan a llegar a la muerte de la manera más dulce posible, porque no debe haber nada peor que morirse sin cariño.
Los borrachos abren las bocas hacia el cielo en las plazas.
Los chicos vuelven a las casas con las vida hirviéndole en todas partes.
Los "chorros" duermen o "ligan" en las comisarías.
El pobrerío atrapa en los colchones todos los sueños que les pasan cerca.
Los "garcas" juntan fuerza pa' "joder" a todas las personas posibles desde el lunes.
En las misa se mezclan los que van a sentirle un sentido al universo lento, y los que van con la ilusión de que Dios sólo vea lo que hacen en ese "ratito" y no lo que hacen en el resto de la semana.
Nadie dice –calculo que pa' que no suban el aceite y el azúcar-, pero los sábado a la madrugada nos morimos todos. 
En las horas negras, después del vino, de la soledad o del amor, todo nos quedamos duro mirando al techo con los ojos apagados, el alma quieta como un agua encerrada, la sangre endurecida de tanta caminata en círculo.
Dejamos de ser. Sólo los bebés se despiertan, y presienten tanto tanto toda esa muerte, que no lloran. Parpadean en la oscuridad, y piden, piden, piden, piden y piden que el mundo vuelva a girar.
Después amanece, y ellos, aliviados, se vuelven a zambullir en las nubes del tiempo, que todavía es tanto y tan blandito.
Nosotros, el resto, resucitamos, ponemos la pava al fuego, miramos la lucesita que vuelve a treparse por los muros.
El corazón bombea otra vez. El espejo del baño nos dice que vamos perdiendo el partido, pero el amor guardado en el pecho y en las manos no dice que no importa. 
Le volvemos a prometer a la canilla de la piletita que esta semana sí o sí le vamos a arreglar el "cuerito."
Sacamos el agua del fuego. Un hombre perdido dice “buen día."
Servimos el primer mate verde, y nos decimos pa' "dentro" que, hoy.
A lo mejor hoy. 
Quién te dice que hoy.

Chuñi Benite
www.angaunoticias.com.ar
"acsión ñerética Resistencia"
Adaptación: Ibarrechea

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