RAYAS Y PUNTOS

A ver todos, oremos.
Oremos para que le vaya bien al señor José Antonio en su viaje de vacaciones. 

Que no se tope con las hostilidades propias de los adioses.

Que si se le da por jugar al básquet, emboque con un doble o triple. vale lo mismo, pero que la emboque.

Si boxea por ahí, cosa a la que está acostumbrado, lo veamos irse al rincón neutral, solito y cansado, mientras cuenta más rápido que el árbitro los segundos en que su rival apoya la espalda en la lona.

Que si tiene que patear un penal lo haga fuerte y a uno de los palos, inalcanzable para el arquero de gorra y guantes. Que si tiene que atajar un penal use el superpoderoso imán para pelotas de cuero en sus manos, active los resortes de sus piernas y vuele mientras grite mía, eres mía, solamente mía.

Que no fume. Adivinen qué pasó la noche triste de Navidad cuando me pidió fuego.

El encendedor taiwanés se activó varias veces y sólo lanzó chispitas.

Me dijo que Dios, a veces se ponía gracioso, mientras arrojaba la etiqueta casi llena de cigarrillos al tachito de la basura. No importa si hizo un doble o triple, vale lo mismo.  

Los jefes del lugar donde trabaja le desearon buenas vacaciones, le dijeron que se las merecía, pero le reprocharon el momento. "Ni la mujer que uno ama es imprescindible," dicen que les contestó y les dejó las planillas de logística actualizadas a pasado mañana del día de mañana y bajó las escaleras hacia la calle.

Los últimos en saludarlo lo vieron cruzar hacia el quiosco de revistas, gambeteando los automóviles de la avenida como Maradona en el gol a los ingleses en el mundial del ochenta y seis. A ver muchachos, para que el viejo tenga buenas vacaciones, oremos.

A la mañana siguiente, los asociados al "Club Social Nosotros Los Muchachos" fuimos los primeros en llegar, le preparamos un rico desayuno y le ayudamos a armar el globo aerostático. La enorme bolsa que contendría el gas, que según nos explicaba, aplicaba una energía cinética que obligaba a la expansión de las paredes de la bolsa de tela y que por la forma de la misma y también porque el común de la gente así lo denomina, se convertía en un enorme globo, por el principio de que el gas es más liviano que el aire y que mediante el uso de sogas, se sostenía una coqueta barquilla de aluminio, plástico y mimbre, donde él viajaría con sus escasas pertenencias, los botellones de gas y una valija llena de poemas para ser lanzados sobre los pueblos. 

Nos dejó sus teléfonos celulares para que lo guardemos en las vitrinas de los desencantos y subió un aparato similar al que usaban los telegrafistas y que emplea el alfabeto Morse de rayas y puntos. Nos dijo que es bueno siempre tener uno de estos a mano por si uno llega a enamorarse y desea mandar mensajes inentendibles. Rayas y puntos.

Como último argumento de que todo estaba bien, nos mostraba los instrumentos en servicio para conocer la presión, la velocidad del viento y la temperatura.

Después no nos dijo más nada y se sentó silenciosamente en un rincón a zurcir su corazoncito temeroso y desconfiado.

Cuando todo estuvo listo, el ingeniero le dio las últimas directivas para el vuelo, cartas, mapas, estado del tiempo, velocidad del viento, y finalmente un fuerte apretón de manos, El médico aseguró que por ahora estaba bien de salud y que siguiera al pié de la letra las indicaciones.

Todos lo saludamos, y le deseamos buen viaje. 

Para la ocasión, vestía un traje de color beige con corbata moño, de seda oscura. 
El día estaba claro, sin nubes y había una leve brisa que venía desde el norte.

En el primer movimiento de despegue, nos preguntó si sabíamos para dónde quedaba la felicidad.

¡Dicen que para allá! -le dije-.¡Para allá!

Estoy seguro que alcancé a ver sus ojos nublados cuando se elevaba iniciando el viaje.

Que por fin llegue, oremos.

Ibarrechea

diceelwalter@gmail.com

JAIRO Y GRACIELA BORGES
"Raya puntito te quiero"
Autor: Daniel Salzano


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