Ahí estás, implacable como siempre, contando mis horas, mis días, mis años. Burlándote cuando llego enojada o estoy muy seria.
Claro, total siempre estás impávido, no me has acompañado en mi buen humor, ni aun cuando me eligieron reina en el baile de graduación del secundario.
Ahí estás, frío y distante cuando estoy angustiada y ves que mis ojos se nublan, mi rostro se humedece, mis frases tartamudean, y en un mar de llanto te cuento lo que me pasó… ni siquiera eres mi paño de lágrimas.
Por tu culpa quise ser actriz, y me mostraste todos mis defectos, te recitaba la letra sin equivocarme ni en un punto y nada parecía conmoverte.
Cuando quise ser maestra y me colocaba el guardapolvo blanco de mamá, sacaba una tiza del costurero, y con ella te señalaba, te retaba, porque no me prestabas atención.
Y cuando también quise ser bailarina, pero no de ballet, ¿recuerdas? … Usaba aquella ropa negra adherida a mi cuerpo de niña y me deslizaba por el suelo, y me mirabas, solo eso. Nunca hiciste más que eso.
Maldito seas, me conoces desde mis moños escoceses y el flequillo mal cortado, de mis paseos con mi muñeca de porcelana a upa en una mano, en la otra, con frutos de pino que usaba como municiones para jugar a la guerra con los chicos del barrio y ya me ignorabas.
Hasta me ignoraste cuando llegaba con las rodillas raspadas, con mi carita llena de barro y mi mirada feliz.
Hoy soy una mujer que me visto y me despojo de la ropa, me quedo totalmente desnuda, entro al baño y luego salgo envuelta en una toalla blanca -siempre es blanca-, y con el pelo revuelto y húmedo que cepillo cientos de veces delante de ti. Que te miro con sonrisa intrigante y atrevida, y me insinúo tal vez demasiado, buscando una respuesta, buscando tu alma.
Ahí estás. Y yo que pienso, a pesar de todo, que tú sientes lo que yo siento, que hay un pájaro en cada uno de nuestros corazones.
No me lastimes más, ladrón de quimeras, objeto infeliz. No me muestres que el tiempo ha pasado, que mis sueños son utopías, que mis deseos están coartados, que mis esperanzas se han quebrado.
Si un conjuro eres capaz de hacer, acepta un trato, de una buena vez. Restituye mi juventud ahora, y yo, yo te entregaré mi alma, maldito espejo.
Al Ibarguren
aliciauv@yahoo.com.ar
Gracias Al !!! Muy bueno lo tuyo!!!
ResponderBorrar