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viernes, 9 de agosto de 2013

JUEGOS DE SEDUCCIÓN

Mientras el señor José Antonio, encendía el horno de la cocina para poner un pollo relleno acompañado de papas y manzanas, la señora que esa noche estaba invitada a cenar con él, elegía la ropa y el calzado que luciría para ir a visitarlo. Así, una vez que se sintió segura en la elección, que se vio en el espejo armónica y elegante, tomó la cartera, salió a la calle, y llamó un taxi.

En cada acontecimiento de este tipo, el señor José Antonio lucía afeitado, él se veía distante de aquel tipo bohemio, que se había dejado crecer la barba y el pelo, que usaba sombrero, vestía bermudas y ojotas aun, cuando llevaba sus discos y algunas notas escritas a último momento para su programa de radio, en Brasil.

Se consideraba un hombre distinto, ante la vista de sus nuevas amistades, aparentaba haber olvidado aquello y se mostraba coherente, tanto en su vestimenta, ahora más sobria, como en sus actos, alejados de las contravenciones. Buscaba enderezar ciertos rumbos y caminos errados, redimirse ante sus hijos y amigos y hallar en su derrotero, una mujer a quién acompañar y sentirse pleno de confianza.

En eso pensaba, mientras ponía la mesa para dos.

Por eso, no lo sorprendió el llamado por el portero, el ruido que hacen los ascensores cuando suben, ni la cierta belleza de la dama, que apenas conocía a través de fotos por internet, cuando la encontró parada en el palier.

Se dieron la mano, un simple beso cordial en la mejilla y la invitó a pasar.

El señor José Antonio se mostró atento y locuaz, y ella le manifestó que sentía cierto temor por haber tomado ésa decisión, ya que según confesaba, era la primera vez que visitaba a un señor en su departamento, sola y de noche. Entonces él le agradeció cálidamente ese gesto, y la invitó a conocer la vivienda. Le pidió que se ponga cómoda y le hablo de lo que estaba cocinando para cenar, mientras abría el horno para enseñarle la comida. Ella aprobaba con gestos, y mostraba cierta candidez en el rostro perfectamente maquillado.

Conversaron entusiasmados sobre la receta. Él le decía que una de las cosas que consideraba primordial en la cocina, era hacer comidas rendidoras, especialmente los fines de semana y cuando tenía invitados. Seguía hablándole de que para él, era muy importante recibir a la gente, compartir una conversación amena, y mostrar lo que estaba cocinando. En cambio ella le decía que tenía por costumbre rellenar el pollo el día anterior y que lo cocinaba y guardaba en la heladera. Normalmente lo sirvo frío, decía con una agradable sonrisa en su rostro inspirado, pero para quienes lo quieren consumir caliente se lo puede cocinar unas horas antes. - Como haces vos. 

El señor José Antonio, le decía que esta vez había empleado un pollo deshuesado, queso de barra, jamón cocido, zanahorias ralladas, pickles, huevos duros, mostaza, algo de provenzal y sal y pimienta. También le comentaba que para él era fundamental tomar una copa de vino mientras preparaba todo. Le ofreció algo para tomar, desde una variedad de tragos que podía hacer para la previa de la cena, lo que ella le pidiese. Pero ella se negó argumentando su escasa afición a las bebidas alcohólicas, y le aceptó de buena gana una gaseosa helada.

La velada había comenzado de forma estupenda para ambos que se sentaron a hablar sobre las ocurrencias escritas por él, y que ella leía con cierto entusiasmo, mientras él le explicaba que algunos escritores tratan de seguir un orden lógico que normalmente comienza con los orígenes del motivo por el cual se escribe y terminan con la solución o comprensión del mismo. En cambio, - le aclaró - Los míos, no se de que diablos se tratan. Le dijo elevando los hombros para que ella lance una frase, que él tomó como de aprobación.

 "Eres un tonto," le contestó sonriente y siguieron la conversación animada, recordando aquellos primeros contactos y algunas frases que se habían mandado por la red social y que hicieron que ella se distendiese y lanzara algunas risas cantarinas, mientras controlaban la cocción del pollo, y hasta que finalmente, convinieron en cenar, escuchando música chillout, la preferida del señor José Antonio.

Ella le decía en cambio, que no estaba acostumbrada a ésa música, que era algo nuevo para sus oídos, ya que sus preferencias radicaban en los románticos Latino Americanos pero para la ocasión le parecía perfecta, y le pidió que le hablase de su vida aventurera, - para conocerte un poco más. - Argumentó.

Con la suave música de fondo, él comenzó un extenso relato que por momentos la hacían mostrarse alegre y que por momentos parecía sentirse compungida, emocionada. Como si hubiese visto las cicatrices que él llevaba guardadas en el corazón. Así es que rescató una frase que le había escuchado decir y que se la repitió mientras él cambiaba el disco compacto en el equipo musical. - Dijiste que eres un experto en cometer errores, que te perfeccionas en eso, que cada vez te equivocas mejor, y que tal vez por eso es que vives solo.- 

Hubo un tiempo pequeño, pero eterno a la vez, de un raro silencio, donde la música jugó el papel de acompañar los pensamientos. Ella se puso de pie y avanzó hacia él. Le pidió que no le cuente nada, si lo lastimaba. Pero volvieron a la mesa y él le dijo que se prepare a oír todos sus tropiezos amorosos. Entonces, ella le prestaba mucha atención. Una enorme atención.

Y mientras él hablaba estaba segura de que aceptar la invitación había resultado ser una idea magnífica, incluso para él, que le hablaba con simplicidad y un alto estado de ánimo, casi con una completa sinceridad y sintió que ella también debía mostrarse más auténtica y que en realidad, también ella añoraba no tener alguien con quien hablar así, de repente, de su fracaso matrimonial y algún atisbo amoroso que dejó pasar.

Por momentos, pensaba en sus hijos, aquellos que no sabían dónde estaba ella, aquellos que sólo la llamaban para que cuide de sus nietos. Y por momentos abría los ojos bien grandes para observarlo y convencerse de que estaba sola, en la casa de un hombre a quién recién conocía y que presumía, era un hombre bueno.  

A los postres aceptó con ganas un helado de dulce de leche y dos bombones y disfrutó el momento en que de una forma casi mágica, él le alcanzó una rosa, mientras lavaban juntos los platos. - Para usted, señora. - Le dijo sonriente. Ella tomó la flor, la aprisionó contra sus pechos y buscó absorber el aroma de sus pétalos. Le agradeció con una sonrisa encantadora y soportó los embates de otros recuerdos, de otras flores, de otros hombres, de proyectos truncos y descorazonadores que merodearon por su vida. 

Ahora si te acepto ese trago, - Le dijo cuando finalizaron la tarea en la mesada -. pero con poco alcohol, por favor.

El señor José Antonio, le preparó un trago con base frutal para ella y uno algo mas especial para él, y brindaron por ese momento, por esa primera cita, por esa linda amistad.

Se quedó apoyada en una de las paredes observándolo, mientras él le hablaba sobre un intérprete que ahora iban a escuchar, lo vio caminar hasta el equipo musical, veía sus movimientos mientras buscaba entre sus discos, mientras encendía un cigarrillo, cuando él le entregaba uno y cuando se le acercó para ofrecerle fuego, y casi sin darse cuenta, por primera vez en la velada, sus cuerpos se rozaron y en ése roce, iniciaron los movimientos acompasados que la música sugería y decidieron bailar sobre la alfombra.

Algo ruborizada, le preguntó si le molestaba que ella baile sin los zapatos. Él, con un gesto natural y espontáneo la ayudó a descalzarse.

Bailaban. Bailaban apretados, y él le contó que la música le gustaba desde que era pequeño, le decía que recordaba a sus padres bailando la "Serenata a la luz de la Luna", que estaban pasando por radio El Mundo, y que él los veía tan juntos y mirándose a los ojos, que en silencio se fue a dormir, y que los dejó solos, ensimismados, con la música de la orquesta de Glenn Miller. - Hay pequeños instantes, muy felices en mi vida, que quedaron capturados para siempre en mi memoria, verlos a ellos bailar, es uno de ésos momentos Inolvidables. - Le dijo. 

Se sintieron bien, se miraban, ya sin hablarse, moviéndose cadenciosamente y ella apoyó su cabeza en el hombro de él, y tuvo allí un instante más para pensar en sus hijos, en su vida y en darse cuenta de que, de ella, no habían hablado, y que él tampoco le había preguntado nada. 
No sabes nada de mi - le dijo despacio, al oído, mientras se dejaba guiar con el ritmo de la música. - Tus ojos ya me han contado todo.- Le contestó él, casi en un murmullo. - Gracias.-

Luego de sentirse cautivos del momento, hubo una pausa serena y conmovedora, que él aprovechó para ofrecerle un café. La notaba algo confundida, quizás nostálgica.

La dama en cuestión, le pidió un té con edulcorante, y lo tomaron sentados en los sillones.
Ella le dijo que estaba haciendo un curso de Programación Neuro Lingüística, como queriendo de ese modo, dar lugar a que se le calme, aquel latido intenso que sentía en todo su cuerpo, como queriendo aplacar cualquier impulso desacostumbrado.

El señor José Antonio, le dijo que recordaba haber leído en un manual de PNL, algo que hablaba sobre la estructura gramatical de las proposiciones. - Si mal no recuerdo, una proposición se hace en primera persona, se emplea, yo te propongo, yo deseo. Eso, nos va llevando a la acción directa, a la acción deseada. Para eso, debemos sincronizar la postura, los gestos, la voz y la respiración. Y también leí que hay que estar atentos a las reacciones de la persona a quién nos dirigimos, porque hay ciertas palabras que tienen un efecto mágico. Entonces, a una proposición la debemos expresar claramente, en un estado mental positivo, con el mismo timbre de voz, con la misma entonación y acompañar todo con el gesto específico. Y además, me hiciste recordar un proverbio Japonés, que dice. "Pedir, sólo cuesta un instante de molestia. No pedir, nos lleva a estar molesto toda una vida." - Le dijo mientras dejaba la tacita de té en la mesa, y la de ella también, que se paró delante de él.

Con una mensurable ternura, se tomaron de las manos, se preguntaron si se sentían bien, si ambos estaban a gusto. - Que un hombre y una mujer estén juntos, es un hecho natural. Si lo hacen porque a la vez, le han agregado todo el inmenso valor del amor, es seguro que Dios verá eso con buenos ojos. - replicó ella convencida.

Y en un acuerdo común, salieron al balcón.

Miraron la Luna, que brillaba en todo su esplendor, a esa hora quieta de la madrugada.


- Jorge Luis Borges le decía a María Kodama que, a la Luna, ha través de tantos siglos, la vigilia humana la ha colmado de un antiguo llanto. Si yo pudiese escribir mensajes en la luna, lo haría, para que todo el mundo los lea. - Dijo él, y señalando hacia el cielo totalmente estrellado, continuaba - Fíjate bien, aquella de allá, ésa es la constelación de Escorpio.


El rostro de ella pareció iluminarse, por su enorme sonrisa.

Y de repente se sintió animada en cuerpo y alma, como envuelta en un manto de algarabía juvenil, y se despojó de todas sus preocupaciones. 

Se sintió parte del universo, y levantó los brazos como queriendo alcanzar las estrellas. Como sabiéndose una más de ellas.


Hizo dos o tres giros completos sobre si misma, con los brazos abiertos, hasta que finalmente se detuvo frente a él y los dos se estremecieron en un abrazo intenso.

Y en aquel abrazo, ella se sorprendió diciéndole:

- Lléveme adentro caballero, tengo frío en mis pies descalzos. 

Una tenue brisa, venida desde el sur, hacía flamear su pollera, mientras cerraban la puerta.

Fin

"JUEGOS DE SEDUCCIÓN" Autor: IBARRECHEA. Todos los derechos reservados. Copyright 2013 diceelwalter@gmail.com - http://diceelwalter.blogspot.com  PASEN Y VEAN de Ibarrechea & Al Ibarguren; Tema musical: Obsession; Intérprete: GIACOMO BONDI. myspace.com/giacomobondi bajo licencia de YouTube estándar. Imágenes de Google.(regiayfashion)



Hasta la próxima entrega. Buenas noches.


2 comentarios:

  1. Muy sutil,donde la seducciòn envuelve el momento y
    la soledad de las personas...se sienten atrapadas y misteriosamente llegan donde sus emociones se sueltan y dejan volar la imaginaciòn...

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  2. Gracias por tu comentario, Johanna. Un fuerte abrazo!!! Ibarrechea.

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