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jueves, 20 de diciembre de 2012

CLUB SOCIAL NOSOTROS LOS MUCHACHOS

Adrián empuja la puerta y grita desesperado anunciando que la policía lo persigue, voltea algunas sillas en su corrida y dobla hacia la derecha, abre una puerta y se mete en el baño, la cierra con fuerza y no sale más. Nosotros nos miramos sorprendidos y nos levantamos a ordenar el desorden ocasionado.

Ernesto me mira, me hace una seña para que me acerque, me quiere contar algo al oído, una especie de secreto que no quiere que el resto de los presentes se entere. Con cierto disimulo me dice que algunos entran al club así, con excusas baratas y otros caen en paracaídas.


De repente se siente un ruido escandaloso producto del mal uso de instrumentos musicales, una especie de banda endemoniada llamada los "Encías Sangrantes" maltrata el tango "La Cumparsita" y así ingresan ochos tipos más, no alcanzo a conocerlos a todos pero el de la trompeta es Toby. Estoy seguro.


Dos bomberos aparecen con un matafuego en las manos y empiezan a revisar el local.
Ernesto me dice que no les haga caso, y agrega que este lugar está lleno de locos.
Hasta que de la planta alta cae al piso envuelto en una tela multicolor, un flaco risueño que aclara estar bien, sentirse bien, nos dice, sacudiéndose la ropa, cuando quisimos auxiliarlo.

Qué te dije, me dice de nuevo Ernesto, sacudiendo la cabeza.

 - Hace mucho que no tomo vodka, amigo. ¿Puede ser una copa ahora?

Algunos empiezan a caminar por dentro del salón, alrededor de las mesas, se miran en los espejos, se acomodan el peinado, la corbata, el saco, controlan el brillo de los zapatos.
No se miran, apenas parecen murmurar.

Alberto es reconocible desde lejos por sus canas casi azuladas, entra al salón del club con una valijita que apoya en la primera mesa que encuentra y nos dice en voz alta que el tiempo se nos acaba, que ya llega el final de las eras y que mejor entonces que esperar ese momento mirando el segundero de sus magníficos relojes Orient, que están a muy buen precio. - aclara con total convencimiento -  Se forma una larga fila para comprárselos, a partir de ese momento todos observan maravillados la hora. 

Un camión blindado transportador de caudales se asoma por la puerta ancha y de allí bajan dos custodios fuertemente armados. Parecen que nos miran con cierto desencanto.  Ernesto los ignora, como a los demás, mientras fuma uno de mis marlboros, indiferente a todo.

Ya somos más de cien y el local ya se encuentra abarrotado, cuando Emilio, el deportista triunfador y de piel bronceada, sube al escenario de madera, agarra el micrófono, dice un hola, hola, hola, un dos tres, probando y el micrófono lanza un chillido hasta que alguien acomoda el sonido y su voz sale grave para decirnos que...

 - "Tras el crimen pasional que lo depositara dieciocho años en la cárcel, hoy sale Fernando. Así es que quienes lo hayan conocido y por supuesto sus amigos, formaremos una comisión para darle la bienvenida nuevamente a este infierno."

"Otra noticia, Luis César está siendo intervenido quirurgicamente, y nadie lo está acompañando ni siquiera sus hijos, entonces les informo que hemos formado una comisión de los que caminan llenos de buena voluntad para que lo acompañen en estas, sus dolorosas y solitarias horas."

 "Hoy recordaremos a los que cayeron en la lucha por defender a sus ideales, de un bando y del otro. Los uniformados y los que se escondían en el uso de su ropa cotidiana."

"Reconoceremos al amigo Naríz de Goma, por ser el naranjita acomodador de coches más exitoso de Córdoba."

"A Ricardo, el mejor bailarín de tangos que le haya sacado chispas incendiarias a estos lustrosos pisos."

" A Claudio, que se levanta a las dos de la mañana a repartir los diarios y nunca faltó a la cita."

 "Al fundador de nuestra ciudad, Don Jerónimo, que perdió la cabeza por los caprichos de su mujer, como todos nosotros." 

"A Juancito, que sigue vendiendo café en la plaza Lavalle, aunque llueva, y desde el cielo del barrio San Vicente, sigan cayendo rayos y su voz se disperse por las centellas y el viento huracanado de la calle San Jerónimo."

" Al amigo Víctor que pinta día tras día, las aguas de la cañada y que una vez lanzó una lágrima azul porque le avisaron que había un globo de ese color en el lecho de cemento resbaloso, porqué no, a la cañada misma caudal de lágrimas."

 "La lista sigue, señores socios y no debemos dejar de reconocer a Marcelo, que se trepa en un canasto de plástico y hace de estatua en la peatonal."

" A Jorge, el enfermero que llena de ilusiones las vidas de sus pacientes leyéndoles poemas olvidados del Pasen y Vean."

 Hugo le alcanza un vaso con agua fría.

" A los muchachos músicos de la peatonal. A los que pasarán la Navidad internados, a los que no tienen quién los visite, a los que sufrimos la falta de amor, a los pintores, los que son artistas y los de brocha gorda, a los electricistas, a los que pagan almuerzos y cenas por el solo hecho de sentirse acompañados y a los que lo hacen por amor."

" Nos reconoceremos hoy nosotros, bancarios, comerciantes, arquitectos, cuentapropistas, ingenieros, abogados, tercermundistas, evangélicos, sinvergüenzas, caraduras, mal llevados, políticos, caras de piedra, buenos tipos, estrafalarios, timberos, esperanzadores, soñadores, caballeros, iconoclastas, locutores, escritores, médicos, profesores, matarifes, deportistas, fotógrafos, periodistas, locutores, constructores, mecánicos, caníbales, vendedores, cazadores, barrenderos, camioneros, colectiveros, taxistas, haraganes, navegantes, cantores, aviadores, enamoradizos, francotiradores, explosivistas, extravagantes, extravagos, zonzos, vivillos, pendejos, laburantes, y los que hacen de todo con o sin titulo habilitante."

Se produce un generalizado aplauso.

" Porque somos eso, somos antihéroes. Antihéroes ante las demás personas, por no tener un hogar constituído y por merodear estas calles como cartoneros del amor, según manifestara el socio Eduardo en su poema, Te Busco Por Las Veredas..."

Escriba sobre eso jefe, me dice Emilio mientras toma otro trago de agua. 

"Nos reconoceremos por haber combatido y ganado y perdido miles de batallas, como tristes vigiladores nocturnos que plasman sus sueños en un papel."

"En fin, todos los etcéteras señores, que ustedes merecidamente quieran agregar."

"Hoy nos reconoceremos muchachos, porque estamos aquí los que caminamos llenos de buenas intenciones, llevando en nuestra piel las profundas cicatrices de nuestras noches solas y desamparadas, nuestras noches huérfanas de todo cariño..."

"Sepan todos ustedes que este es un homenaje que nos debíamos, nosotros, los sin careta, los que hemos llegado hasta el club,  llenos de voluntades honestas, producto de nuestros fracasos amorosos y porque somos mayoristas a granel en desamores."

" Hemos llegado todos, para que en esta asamblea general, le entreguemos la presidencia a nuestro querido amigo, que regresa con el ego herido, pero con su interminable sonrisa ganadora y su porte de caballero de fina estampa."

"Aquí está nuestro poeta, aquí está el indomable creador del Manual Para Seguir Siempre Enamorado... Señores, vamos a brindarle un cálido y fuerte aplauso a nuestro inestimable amigo."  

Emilio, el secretario, deja el micrófono sobre una mesita redonda de chapa y se sirve agua.

Atrás de todos, por el fondo, entran los policías de la Guardia de Infantería,mientras que desde el camión que hace sonar las estridentes bocinas, se arrojan miles y miles de cartas de amor,  que son recibidas entre aplausos y vítores.


Los agentes controlaban la distribución de todas esas cartas, entre apretujones desesperados. Un uniformado se me acerca  y se identifica como el Inspector Alcides.  

 - ¡Señor presidente del Club Social Nosotros Los Muchachos.!

 Dice Alcides a los gritos por el barullento acontecimiento surgido.

 ¡Afuera hay más de cuatrocientas mujeres histéricas esperándolo, parece que quieren aclarar algunas cosas! 
¡Yo le propongo amigo que apaguen las luces y salgan todos corriendo, y usted caballero, se me esconde en el medio del montón. Porque vienen con una fiscal y una orden para cerrar este club.! 
¡Eso es  por andar adoctrinando en el amor a todos estos locos!
¡Salve su pellejo, ídolo! 


José Antonio Ibarrechea
diceelwalter@gmail.com
Copyright 2012

2 comentarios:

  1. ja ja seguramente que ese club existe en algun barrio de verdad. Tu nota y lo que pusiste de Salzano están muy lindas.

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  2. Buena lectura para acompañar mi desayuno. Gracias señor.

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