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viernes, 13 de julio de 2012

MI PAPÁ, EL VIAJERO

Dice mi papá.
Vos escribí lo que estás pensando y contálo, ésa es la escritura del blog.
Mi papá me dió un beso y se fue despacio por la Duartes Quiroz.
Voy a escribir lo que estoy pensando, que papá, por dos días se va a Buenos Aires.
Y que este es otro viaje más. Papá conoce desde Rio Gallegos hasta Bolivia y norte de Chile, Paraguay Misiones y Brasil. Uruguay y toda Argentina menos San Juan y Tierra del Fuego. Una noche, después de cenar juntos, me contó algunas anécdotas de aquellos viajes. Yo estoy conociendo a mi papá. Desde Bolivia por seiscientos dólares cruzó dos escopetas a Brasil. De Brasil a la Argentina cruzó caminando dos veces por la frontera, en una de esas veces, lo acompañó un perro brasilero que se quedó en Paso de los Libres. De Paraguay a Brasil cruzó por Pedro Juan Caballero. Viajó al Chaco con seis fusiles Máuser y soportó diez controles policiales. Trajo un cadáver en el asiento trasero desde Santiago del Estero, con un amigo al que no conozco. No conozco todos los amigos de mi papá.
A veces, lo llaman por teléfono y él cuando contesta no le responden, cuando llama, da ocupado.
A mi me hizo llamar varias veces a esos números, no contestan.
El dice que no sabe quienes son.
Suena un poco misterioso, pero papá dice que solo le tiene miedo a Dios.
Ya está viajando a Buenos Aires.
Hay dos nietos por conocer, y se va alegre, con esa sonrisa que tiene el viejo y llenándome de tareas y de promesas. Aquí va la primera.
Tengo que escribir y contarles cosas de él.
Una noche, viajando por Brasil, papá venía a ciento cuarenta kilómetros por hora y empezó a frenar pero no pudo evitar pisar un animalito, yo viajaba sentada atrás.
Después de frenar y estacionarse cerca de Cacequi, se bajó y fue a verlo, de allá vino y nos contó que había pisado una raposa. Que qué es una raposa? Zorra, dijo el viejo. Recuerdo que todos nos despabilamos a la orilla de la ruta, el se alejó un poco, hizo pis por el costado del camino y se fumó un cigarrillo.
Después seguimos y para no perder la costumbre, nos hablaba que en esos terrenos fue la Batalla de Ituzaingó. De los Generales Argentinos que le ganaron a los del Imperio Brasileiro y del Traidor que trazó mal la frontera de Uruguay.
No, pobre la amiga que viaja al lado de él.
La que le espera... Aunque ya lo conoce de varios años...
Otra cosa que me olvidaba, es mentira que el corazón de mi papá late así: taca taca click click como dice él.
Yo me apoyé un rato largo en su pecho, mientras nos despedíamos y suena así: no me sale.
Pero son tambores de guerra.
Feliz viaje, papi.












Que lo parió.
Araceli Micaela

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