TRADUCTOR

jueves, 24 de noviembre de 2011

IBARRECHEA: POBRES DIABLOS

La mañana se presentaba esplendorosa.
Se olía el aire de primavera.
Sólo la brisa que lanzaba las aspas del helicóptero en pleno vuelo, refrescaba la humedad de los sudores marcados en los uniformes verdes.

("...El casco de acero, lleva debajo otro de fibra de plástico y allí tiene un arnés que lo ajustás al tamaño de tu cabeza y todo eso te lo sujetás con el barbijo para que no se te mueva más.")

Abajo, el espeso follaje se sacudía al paso de la nave y mas allá, se divisaba la silueta de un pequeño río, que se asemejaba a una cicatriz llena de brillo por los rayos del sol.

("...A los borceguíes hay que usarlos con dos pares de medias, es mejor,  tampoco debes dejar ningún ojal sin utilizar, tienen que estar bien acordonados, especialmente si tenés que saltar.")

Aparece en el paisaje un camino de forma irregular, por momentos parece solo un estrecho sendero, una simple huella  a la que le arrojaron grandes ramas para ocultarlo.

("...El cinturón de tu correaje, nunca debes estar flojo, recuerda que allí llevas la pistolera, los porta cargadores, la vaina de l cuchillo y fundamentalmente, te sostiene el pantalón de combate.")

Pero entre el verde intenso de los altos árboles de la selva, se observa una especie de campamento, hay varias chozas de lona y ramas, no hay animales, no hay corrales, no hay flores, no hay ropa tendida al sol, ni vehículos, ni tanques para el agua.

("...En los bolsillos de la camisa llevas normalmente la etiqueta de cigarrillos y el infaltable encendedor, el viento del vuelo te dificulta  la maniobra, pero logras encenderlo cuando el piloto hace el viraje, para volver a inspeccionar, ése lugar perdido entre los mapas.")

Ah! Maravillosa e inolvidable imágen de los verdes cerros, del lejano lago artificial, del río serpenteante, del verde intenso del valle, de aquellas lejanas nubes blancas dispersas sobre el celeste del cielo, de las aves que se desplazan mansamente, en armoniosa formación que se pierde en el horizonte.

("...Te tocan el hombro, vos viajás sentado en el piso, al frente del soporte de la ametralladora Browning, vas pisando los patines de apoyo y ésa señal es que tenés que quitarle el seguro al arma. Te señalan el campamento y te palmean el hombro dos veces más, entonces hundes tus pulgares en los disparadores y te sacudes mientras el humo del cigarrillo que fumas, se mezcla  con el humo de la pólvora de los proyectiles trazadores y perforantes, con el humo de los escapes del motor y con el calor de las vainas que saltan.")

Mientras tanto, desde abajo, aquellos pobres diablos escondidos en el mato, te tiran con todo lo que tienen.
No se guardan nada.
Era una mañana esplenderosa.
Era un paisaje de matices deslumbrantes.
Una postal de conmovedora belleza.

Ibarrechea

lunes, 21 de noviembre de 2011

IBARRECHEA: POLA

El acontecimiento extraordinario que me sucedió en aquel verano de mediados de los años sesenta, por la Ciudad de Santa Fe, fué que conocí a Pola.

Sucedió entonces que al verla, sentí que cincuenta mil mosquitos paralizaron mi cuerpo.
Me quedé sin habla.
Se me caían las babas por mi boca abierta y apenas pude balbucear un imperceptible y simple, hola.
No podía moverme, cada paso que intentaba dar era como arrastrar descalzo un riel de las vias del tren.
Señoras y señores, con ustedes, el famoso pibe de gelatina.

Pero la estrella indiscutida de esta melancólica nota.
El astro rutilante que iluminó aquel verano.
La princesa que después de las doce no se convertiría en calabaza.
La dueña por derecho propio de mis afiebrados sueños por mucho tiempo.
Era prima de mis primas.

Les voy a contar un secreto estimados amigos lectores, en mi escritorio, tengo esta máquina, una lámpara para iluminarme de noche, una serie de fotografías de mujeres desabrigadas y hermosas, como las que llevan los marineros en sus camarotes, catorce libros, la foto de Gardel, dos diccionarios, dos ceniceros, útiles de oficina y una palabra de cuatro letras escrita con tinta roja, que me recuerda la contraseña para entrar al Pasen y Vean, escondida abajo del abrochador.
Adivinen cuál.

Pola merodeaba la casa de sus primas que también eran las mías, desde la mañana temprano hasta altas horas de las calurosas noches, allá, en la calle Candiotti.
Una vez, levanté la vista de mi plato de sopa para verla, sentada delante de mí, en la mesa familiar.
Ella sonreía, hablaba, hacía gestos, movía la cabeza y a esos momentos maravillosos, de los almuerzos y las cenas compartidas, yo, el pibe de gelatina, los guardaría bajo el rótulo de momentos inolvidables.

Aún retengo en mi memoria, su flequillo largo y negro que se encargaba de acomodar con un soplido.
De sus inmensos ojos negros, que aparecían pestañeando sin pedir permiso.
De sus graciosos hoyuelos, cerquita de la fábrica de sonrisas que eran sus labios.
Del movimiento de sus manos, llevándose la fruta del postre a su boca.
Y de que no había mas nadie ni nada en nuestro alrededor, mientras conversábamos, después que rompí el delgado cascarón de la timidez.

Una tardecita, caminamos desde el puente colgante a lo largo de la costanera de la laguna Setúbal, tomados de la mano, sin soltarnos, con la complicidad cargada de sonrisitas y cuchicheos del resto de nuestra barra.

Oh Dios, nunca unas vacaciones de verano se me pasaron tan rápido.

Sorpresa.
Cuarenta y tres años después y en uno de mis tantos viajes, paré a comprar algo een el supermercado que está en el puerto de Santa Fe.
Si álguien hubiese vendido los números de una rifa cuyo primer premio era "Para mi que es ella". Le hubiese comprado todo el talonario y me llevaba el premio con la absoluta certeza de que acertaba.

Sucedió que entre las góndolas, un nene le pedía a su abuela que le compre nosequécosa.
La abuela "Para mi que es ella" entonces, se le acerca, lo levanta entre sus brazos, se corre el flequillo largo y negro con un soplido hacia arriba, se coloca los anteojos de lectura, se le forman dos enormes y graciosos hoyuelos, toma nosequécosa, se lo entrega al nieto y los dos se alejan.
Los sigo de cerca.

El nene le dice a un tipo, algo parecido a mi, que mire lo que la abuela le acaba de comprar.
Luego se toman de la mano y entre los tres, empujan el carrito de las compras, pasan por la caja, suben la mercadería al baúl de un auto y salen de la playa de estacionamiento.

"Para mi que es ella" desde el auto en movimiento, gira la cabeza y me observa a través de las ventanillas, con sus inmensos ojos negros.
Nos miramos el tiempo suficiente, hasta que el semáforo se puso verde y la vorágine del tráfico, hizo que se perdieran entre tantos autos.

Estoy seguro que si ella hubiese comprado tan sólo un número, de la rifa cuyo primer premio era "Para mi que aquel es el Pibe Ibarrechea"...
Acertaba y los dos ganábamos.

Algunos nenes llaman a las abuelas por su nombre.
Otros mocositos, no.
Que los parió.

Ibarrechea

viernes, 4 de noviembre de 2011

IBARRECHEA: BORGES Y ALVAREZ

"...Estaba una familia reunida a punto de comer, se sienta el tipo en la cabecera de la mesa, se sienta su mujer, se sienta su suegra, se sienta su hija de dieciocho años y el boby se queda esperando. El tipo levanta la copa para brindar, cuando de repente entran a la casa unos delincuentes, con los ojos saltones, rojos de furia, les caia baba de la boca a los guasos, sin decir una palabra le pegan al tipo, lo reducen a patadones y lo atan a la silla... Entonces le agarran la mujer la tiran sobre la mesa y le dan...
- no!
- si!
- y a la madre del tipo tambien ...
- no!
- si!
- y con la hija se hacen un festín!
- no!, no puede ser y el tipo qué hacía!
- El tipo estaba paralizado...
- será por los nervios, pobre hombre...
- no se, o el cagazo qué se yo Alvarez no me interrumpa..
- La cuestión es que cuando se la iban a dar al pobre Boby, éste sale corriendo entre las sillas y se escapa al patio.
- No me diga que al perro también...
- Si Alvarez, el boby se salvó de milagro, pudo escaparse, pobre animalito...
- Y que pasó con la mujeres?
- Las matan delante del tipo...
- Pobre hombre, Borges...
- Entonces los tipos se sientan a comer, comen de todo y el jefe de estos delincuentes pide un poco de ketchup para ponerle a la carne y cuando sacude el envase, le mancha la corbata al pobre infeliz...
- Y qué pasó?
- Allí se volvió loco y empezó a gritar y les decía que si se escapaba  de esas ataduras los iba a perseguir por todo el mundo y se las iba a hacer pagar...
- No me diga...
- Si, así les dijo. Después de dos años, el tipo los encuentra, acompañado del perro fiel... Los delincuentes estaban en un restaurante comiendo pastas con salsa de los cuatro quesos, al pesto, así como le gusta a usted... con un buen vino y rodeado de mujeres hermosas, entonces se les acerca, lo mira al jefe de la banda, mete la mano al bolsillo del saco...
- Saca una pistola!
- No, mientras se acerca los demás escapan y el boby los persigue a los mordiscones así ...
- Cómo hacía el boby?
- No se haga el vivo Alvarez... así,  guau, guau!
- Bueno y qué pasó, cuénteme...
- El tipo se le acerca, lo mira a la cara y le dice... Al fin te encontré hijo de p... y saca del bolsillo un envase con ketchup y le mancha la corbata al delincuente diciéndole... A vos te gusta que te manchen la corbata ?

Homenaje a Alberto Olmedo y Javier Portales
"Borges y Älvarez"
Sobre una idea del genial Hugo Sofovich
Acompañados con la música de Michael Fugain "Attention medemes e monsieur"

Ibarrechea