Si te paras a ver como anochece sobre Porto Alegre, desde Guaíba, verás cómo lentamente se encienden los casi cinco millones de lámparas que parecen juguetear en la distancia.
Como burbujas alegres y rutilantes.
Hasta que una de ellas, de repente, parece escaparse entre los morros para llegar al cielo.
Y se hace grande y redonda.
Se esconde entre las nubes de agua que vienen desde el mar.
Y aparece nuevamente.
A esa burbuja la llamamos Luna llena.
Sabes una cosa?
Dentro de una hora, iluminará tu pelo, allá en Córdoba, preciosa.
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